Читать книгу Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego - Страница 32
Los principios programáticos del ELN
ОглавлениеEn marzo de 1965, la dirección del ELN encomienda a Jaime Arenas la redacción de un documento que sentara las bases políticas de la Organización, despejara las dudas que pudieran existir acerca de sus propósitos fundamentales y sirviera como propuesta y convocatoria a vincularse a la lucha revolucionaria a los sectores sociales que el ELN consideraba fundamentales para el proceso. Elaborado el documento fue adoptado como programa oficial del ELN y publicado con las firmas de Fabio Vásquez Castaño y Víctor Medina Morón.
En él, se plantea el surgimiento del ELN, como un brazo armado del pueblo, que tiene como finalidad liberarlo de la explotación, tomarse el poder y establecer un sistema social acorde con el desarrollo del país. Determina como enemigos fundamentales a la oligarquía y al imperialismo, desecha la vía pacífica para las transformaciones sociales y políticas y, propone la lucha armada como una guerra del pueblo para establecer un gobierno popular y democrático de liberación nacional.
Conforme a lo anterior, se define como una organización político-militar, cuyo objetivo estratégico es la toma del poder para el pueblo, y la creación de un frente democrático y revolucionario de obreros, campesinos, intelectuales de avanzada, estudiantes y sectores progresistas de las capas medias afectadas por el sistema.
El ELN define su programa básico en doce puntos en los que aborda el contenido político, social, cultural, económico y militar de su propuesta.
En primer lugar, se plantea la toma del poder por las clases populares como requisito básico para la formación de un gobierno democrático y popular que libere al país de los monopolios internacionales y de la oligarquía criolla, garantice la plena igualdad social del pueblo, otorgue libertades democráticas a los sectores populares, conceda a la mujer sus derechos y garantice el respeto a la dignidad humana y el libre desarrollo de los colombianos.
En segundo lugar, se plantea una revolución agraria que elimine el latifundio, el minifundio y el monocultivo; realice una distribución justa y un acompañamiento técnico a los campesinos que la trabajan; otorgue créditos e insumos de trabajo a los agricultores, impulse la mecanización de la agricultura y su tecnificación; que cree mecanismos adecuados de distribución de la producción de alimentos que elimine los intermediarios, la especulación y el acaparamiento, asegure la asistencia médica y educacional a los campesinos, así como el desarrollo del sistema de riego, de electrificación de vivienda y de vías de comunicación. Plantea la confiscación de latifundios y propiedades de grandes compañías extranjeras, y de los terratenientes y latifundistas nacionales, asegurando respetar las propiedades que benefician positivamente la economía nacional. Define fomentar la creación de cooperativas de producción, distribución y consumo, y de granjas estatales, mediante la planificación de la producción agropecuaria que diversifique los cultivos y desarrolle la ganadería.
En tercer lugar, se plantea el desarrollo económico e industrial mediante una política proteccionista de la industria nacional, el impulso de la industria semipesada y la confiscación de los intereses extranjeros y de las oligarquías nacionales. Define como política central del desarrollo económico la protección y el impulso a los pequeños industriales y comerciantes no especuladores, la diversificación de la industria y el desarrollo de una economía independiente, basada en los propios esfuerzos y recursos con que cuenta el país, que mediante la planeación científica garantice el pleno empleo de la mano de obra.
Igualmente, el ELN, se plantea, desde sus orígenes, la nacionalización del subsuelo y su adecuada explotación en beneficio de la economía nacional; la elaboración y realización de un plan de electrificación, de irrigación y de aprovechamiento de los recursos hídricos del país. A nivel de la actividad comercial abierta, establece como orientación el intercambio con todos los países del mundo, sin ninguna otra consideración que el interés colectivo y el beneficio del pueblo.
En cuarto lugar, el ELN define como uno de los fundamentos de su programa la realización de una reforma urbana y un plan de vivienda, que garantice un hogar higiénico y adecuado a los trabajadores de la ciudad y del campo, y elimine las prácticas de arrendamiento de los casatenientes. Establece la erradicación de los tugurios, en la ciudad y en el campo.
Como quinto punto, propone la creación de un sistema popular de crédito que elimine a los usureros y a los agiotistas, y fomente el desarrollo económico, industrial agropecuario y comercial de tal manera que favorezca el nivel de vida de los colombianos.
El sexto punto, toma en consideración la Organización de un plan nacional de salud pública que haga posible la asistencia médica, farmacéutica y hospitalaria a todos los sectores de la población sin gravar su economía, el desarrollo de la medicina preventiva y la lucha contra las enfermedades endémicas. Se propone la creación de puestos de salud y hospitales en ciudades y campos, así como una eficaz protección a la niñez y a los ancianos. Propone la creación de un organismo centralizado que se encargue de proyectar y realizar los programas de salud pública y, la reglamentación del seguro social para que responda adecuadamente a las necesidades de la población.
Como séptimo punto, fija la elaboración de un plan vial que sirva para articular a la economía nacional y preste un servicio eficiente a las regiones densamente pobladas, o con posibilidades de desarrollo económico. Considera necesario la apertura de vías de comunicación en las zonas agrícolas y ganaderas de gran potencial económico marginadas del desarrollo global. Propone la organización estatal del transporte, y la fijación de tarifas técnicamente estipuladas por los organismos del Estado.
Al referirse a la educación, en su punto octavo, propone una reforma que elimine el analfabetismo, promueva la construcción de instituciones escolares rurales y urbanas, y la formación de maestros competentes. Concibe la educación obligatoria y gratuita; plantea una reforma a los programas de estudio para adecuarlos a las necesidades del país, y en consonancia con la ciencia moderna; la vinculación con la realidad nacional e internacional y la elaboración del nivel técnico de los trabajadores; proyecta la nacionalización de la enseñanza a todos los niveles, buscando que esta cumpla una función social y esté a tono con los avances científicos, tenga el pueblo acceso a ella, se elimine el oscurantismo y el dogmatismo de las cátedras, y pueda desempeñar el papel de vanguardia intelectual y cultural de los trabajadores.
Plantea la creación de una academia nacional de ciencias, que sirva al desarrollo de la investigación científica la cual debe ser impulsada en los centros de enseñanza superiores. Asimismo, considera necesario la creación de residencias y comedores estudiantiles y el otorgamiento de numerosas becas, al igual que la ampliación de las redes de bibliotecas públicas y la dotación de los establecimientos educativos de los materiales académicos, y docentes necesarios para que su labor sea eficiente y de calidad. Concibe entre las preocupaciones de la educación el fomento y estímulo del deporte y la cultura física.
Por último, señala que el Estado se preocupará por la defensa, difusión y desarrollo de la cultura nacional, del arte popular y folclórico y la protección de escritores y artistas nacionales. En este mismo sentido señala la obligatoriedad de divulgar con amplitud todas las manifestaciones artísticas que revistan formas populares y democráticas de otros pueblos.
El programa también asume posición frente a la cultura y manifestaciones de existencia social, política y económica de las minorías nacionales. En esta medida un nuevo punto plantea la incorporación a la economía y a la cultura de la población indígena, respetando sus costumbres, tierras, lenguas y tradiciones y desarrollando su vida cultural. Es decir, el otorgamiento de la totalidad de sus derechos de colombianos a la población indígena.
El programa, en el décimo punto, define la relación Estado-Iglesia, garantiza la libertad de pensamiento y cultos, convoca a la necesaria separación del poder político del poder religioso. En el mismo sentido, de la libertad de cultos, propugna por la eliminación de todo tipo de discriminación por raza, género, creencia religiosa y origen social.
En relación con el manejo de la política exterior, el ELN defiende la independencia absoluta de los Estados, la libre autodeterminación de los pueblos y la no intervención de un Estado en los asuntos internos de otro. En esta medida se opone a toda forma de opresión, de dominación imperialista, colonialista o neocolonialista; se propone la defensa de la paz mundial y la solidaridad con los pueblos que luchan por su liberación e independencia nacional. Para el ELN, la soberanía se constituye en fundamento de su lucha de liberación y en ese sentido se plantea la necesaria anulación de todo compromiso, misión o ayuda que la condicione y deteriore. Para la Organización el establecimiento de relaciones diplomáticas, culturales y comerciales con todos los países del mundo debe darse sobre la base del principio de mutuo respeto.
Por último el ELN se plantea la formación de un Ejército popular permanente, técnicamente dotado y disciplinado, que garantice las conquistas populares, defienda la soberanía nacional y sea el más firme apoyo del pueblo para defender su proyecto de sociedad y Estado revolucionario (ELN, 1972, Principios programáticos del ELN, Compendio)71.
Nótese que el programa concebido tiene en lo fundamental un carácter democrático-popular y que en él no aparece un énfasis de tipo socialista. Se trata básicamente de una aproximación a condiciones específicas del desarrollo del país en niveles de dependencia que lleva a pensar en la construcción de una vía de transición para un momento en que se caracteriza la sociedad colombiana a través de variables tales como la miseria, el hambre, el analfabetismo, el desempleo, la falta de vivienda y “todo lo que sea el fruto de la injusticia social de un sistema caduco y oprobioso: el capitalismo imperialista”.
Es un discurso que intuye situaciones problemáticas de orden sociológico y político, y formula salidas globales en términos fundamentalmente ideológicos. De ahí que lo esencial es que reafirma el carácter antiimperialista y antioligárquico del ELN, hace énfasis en la lucha armada como “vía para la toma del poder”, se propone la construcción de un frente democrático revolucionario policlasista con el fin de establecer un gobierno popular y democrático de liberación nacional que impulse un programa administrativo que cobija aspectos centrales del desarrollo económico, social, político, cultural y militar, enunciados en unos puntos sobre la base de generalidades. Aun cuando representa un avance en relación con el Manifiesto de Simacota, en lo fundamental se reafirma en lo ya dicho.
Muchas de las propuestas del programa se fueron materializando en la práctica como consecuencia de las lógicas del mismo desarrollo capitalista. Desde luego, no con el mismo enfoque y desde la misma concepción política que lo proponía el ELN, pero, sí como resultado del inevitable proceso de desarrollo y crecimiento del país en los años posteriores y de los conflictos sociales que fueron madurando y desarrollándose en su interior (Entrevista a Nicolás Rodríguez, 1992-3). Estos enunciados programáticos alimentaron la lucha del ELN hasta la realización de la primera Asamblea Nacional de la Organización promediando la década de los ochenta.