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Balance general de los orígenes del ELN

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La lectura que hemos hecho sobre los orígenes del ELN nos coloca frente a una oferta de posibilidades analíticas que resulta importante abordar de manera puntual. Esto con el propósito esencial de comprender el comportamiento de la Organización en el tiempo y establecer los fundamentos de una cultura política, que la une a sus propósitos estratégicos y la diferencia de otras organizaciones, en la manera de implementar sus procesos tácticos y comportarse frente a la realidad del país, y frente a ellas mismas como actores sociales, políticos y armados.

Comencemos afirmando que el ELN busca sus anclajes históricos en las luchas de resistencia comunera del siglo XVIII y las guerras de independencia del siglo XIX. Se remonta en las razones reivindicativas de su lucha social y política a los procesos de los años veinte y establece sus causalidades inmediatas en los procesos de violencia de los años cincuenta y las alianzas excluyentes del Frente Nacional.

De ese fundamento histórico, toma en consideración los imaginarios reivindicativos básicos que definen su cultura política, en torno a las luchas de independencia y liberación nacional, a la defensa de la soberanía y la libre autodeterminación de los pueblos, a la lucha por el mejoramiento significativo de las condiciones laborales y de calidad de vida de los trabajadores del campo y la ciudad. Se inscriben en la lucha por la tierra y en la necesidad de una reforma agraria que democratice su propiedad y favorezca los procesos productivos agrarios de los campesinos pobres, hasta llegar a los enunciados discursivos que reivindican la transformación revolucionaria de la sociedad y el Estado y la construcción del socialismo.

La Organización establece sus antecedentes mediatos en el contexto de las luchas sociales y políticas que se desarrollan en el país desde comienzos de la tercera década del siglo veinte. Tales luchas que giran en lo esencial en torno a los procesos de desarrollo capitalista del país, a las transformaciones del sector agrario en el marco de una economía exportadora y, a la lucha que se derivan del surgimientos de nuevos sectores y clases sociales que reivindican para sí derechos fundamentales a través de distintas formas de organización y confrontación al Estado y a la clase empresarial y terrateniente.

El ELN ubica sus antecedentes inmediatos en las dinámicas de evolución de la violencia bipartidista y de la manera como la confrontación se desarrolló mediante la lucha armada, a través de las guerrillas liberales y posteriormente en las alianzas bipartidistas del Frente Nacional. En este sentido, el ELN es consecuencia del régimen de exclusión de la alianza bipartidista y se constituye como la primera generación de hijos de la Violencia, recibe la influencia de la Revolución cubana y desarrolla inicialmente un modelo de confrontación al Estado inscrito en la teoría del foco insurreccional. De esta forma, el ELN surge del fervor revolucionario de los jóvenes comunistas y liberales impactados por el proceso revolucionario cubano, en un contexto de exclusión política que los justifica.

La Organización une en sus imaginarios de origen, el pensamiento liberal y el comunista, se nutre de los jóvenes del Partido Comunista que han sido impactados por la Revolución cubana, de las juventudes del Movimiento Revolucionario Liberal, así como de miembros de experiencias políticas y armadas que no lograron trascender como el Movimiento Obrero, Estudiantil y Campesino (MOEC) de convicciones de izquierda. Se asienta en sus orígenes en territorios de influencia comunista y de la guerrilla liberal de Rafael Rangel en Santander, incorporando a la Organización viejos guerrilleros liberales y militantes del Partido Comunista Colombiano.

La Organización surge en el contexto de procesos de colonización agraria y ampliación de la frontera agrícola, su base social es predominantemente campesina, lo que hace que las reivindicaciones y la cultura campesinas pronto se instauren en sus imaginarios y en su forma de percibir la lucha revolucionaria. Los procesos sociales y políticos, las formas de ver el mundo, el tiempo y las relaciones de construcción de las organizaciones son cooptadas por las costumbres campesinas, donde las relaciones de parentesco, compadrazgo y vecindad son la base esencial del crecimiento, la unidad y la seguridad de la Organización. En esa relación surgen las diferencias entre el campo y la ciudad, entre campesinos y citadinos, entre militantes e intelectuales.

Desde sus orígenes, el ELN surge con una dirigencia de origen urbano e intelectual y una base guerrillera campesina, que rápidamente va imponer sus lógicas de comportamiento cultural y someterá a ella a sus dirigentes. La Organización está compuesta, en sus orígenes, esencialmente de base social campesina, y sus reivindicaciones políticas fundamentales están unidas a la lucha por la tierra en su primera generación de reivindicaciones programáticas72.

El ELN surge en torno a un mito fundacional que se construye desde referentes de sentido distinto, según la percepción que la Organización tiene de las razones de sus orígenes. El ELN construye su propio mito, como parte del compromiso de la juventud con las transformaciones revolucionarias de la sociedad; no es la respuesta a una declaración de guerra institucional, como en el caso de las FARC, sino que es la Organización la que desde una concepción de guerra insurreccional le declara la guerra al Estado a través de una acción militar: la toma de Simacota. Así, Marquetalia y Simacota constituyen los mitos fundacionales de las dos organizaciones.

En torno a este mito, la Organización levanta sus propios héroes (Bolívar, José Antonio Galán, por ejemplo), definen los personajes que constituyen sus referentes de autoridad (Fabio Vásquez Castaño, Camilo Torres Restrepo) y va estableciendo sus listas de mártires (Jorge Gordillo, Parmenio). En relación con ellos y con su ejemplo van construyendo los símbolos, significados y sentidos que definen su cultura política, sus formas de comportarse y de actuar, de constituirse en sujetos y actores sociales y políticos, elementos que les dan identidad y los van diferenciando uno del otro.

El ELN desde el comienzo, en desarrollo de la concepción del foco insurreccional, unió de manera indisoluble lo político y lo militar, y no creó ningún organismo que mediara las relaciones políticas con la población, teniendo en consideración la premisa, que terminó convertida en principio, de que el ELN se constituía como una organización político-militar y como guerrilla debía generar y canalizar la conciencia de la población con su accionar, sin el requerimiento de ningún partido político73. El ELN mantuvo la concepción foquista de la inutilidad de la organización partidista, pese a que en el discurso reconoce que este tiene que jugar un papel determinante una vez se haya producido el triunfo revolucionario, con el paso de los años y sus giros políticos y estratégicos, el concepto de Organización Política de Masas (OPM) adquirirá una mayor importancia en la Organización y será el centro de sus preocupaciones organizativas en el campo de la acción política.

El ELN estructuró un programa de lucha que funciona como un plan de reivindicaciones básicas, más que como una propuesta de transformación revolucionaria de la sociedad y el Estado. Ese programa era y sigue siendo, en general, de naturaleza democrática y susceptible de desarrollarse en el marco de un gobierno de principios liberales. En lo esencial el programa se plantea, en sus orígenes, la lucha por una reforma agraria democrática y por la satisfacción de los derechos fundamentales de la población en materia de educación, salud, trabajo, vivienda, seguridad, ciudadanía, democracia; muchas de esas reivindicaciones se fueron materializando en la medida en que el país se fue desarrollando.

No obstante lo anterior, es importante señalar que esos programas corresponden a las condiciones particulares de la lucha revolucionaria, en el contexto de una sociedad que está dejando de ser rural para ser urbana, de ser agraria para ser industrial, y que tales programas se irán transformando en la medida que lo hacen los conflictos a través de los cuales se desarrolla el país.

El discurso antiimperialista de la Organización, se reduce a un anticapitalismo formal y a la reivindicación de los principios liberales de la soberanía nacional y la libre autodeterminación de los pueblos. Está inscrito en el discurso que mueve el espíritu revolucionario de la época: las luchas anticoloniales y de liberación nacional (contra el imperialismo) y social (contra las clases dominantes, todavía caracterizadas como oligarquía liberal conservadora); la Organización se irá colocando en el horizonte de realizaciones revolucionarias la construcción del socialismo.

La Organización surge en el contexto de la Guerra Fría y en el marco del impulso de la doctrina de la seguridad nacional (DNS), y recibe el impacto de los planes y estrategias contrainsurgentes, tanto el Plan Laso (Lazo)74 como la Alianza para el Progreso.

En general, el periodo de 1959 a 1966 es una fase de configuración de la Organización, de definición de sus razones de lucha, estructuración de programas y de aprendizajes organizativos y militares. Es una etapa de supervivencia y proyección política en la que se irán definiendo el carácter y temperamento de esta Organización, desde sus propias experiencias de vida.

Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018)

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