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LOS GENES Y LA MICROBIOTA

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En la década de 1980, cuando los científicos inventaron una nueva generación de máquinas que podían seleccionar todos los genes individuales en un amasijo de microbios, el juego cambió. De repente, ya no se necesitaban placas de Petri. Se podía detectar el ADN directamente. Fue un cambio de paradigma. Con los modernos secuenciadores de genes, se han descubierto cientos de miles de genes nuevos, muchos de los cuales representan especies totalmente nuevas de bacterias, hongos y virus…, y muchas de ellas se han descubierto sobre terreno supuestamente estéril.

En 2004, Nobuyuki Sudo y sus colegas publicaron un estudio fundamental con ratones LG y gnotobióticos que entusiasmó a la comunidad investigadora del tubo digestivo-cerebro.5 Compararon el cerebro de ratones LG con los de ratones normales y demostraron que el de ratones LG es diferente, lo cual resulta en una respuesta exagerada al estrés. También demostraron que se podía restaurar una reacción normal al estrés si se reconstituía una microbiota sana…, pero solo si la reconstitución se realizaba antes de que el ratón tuviera tres semanas de edad. Existía un umbral a partir del cual aparentemente no había vuelta atrás.

Descubrieron que la microbiota desempeña un papel importante en la formación de circuitos de estrés. Asimismo, el estudio demostró que el cerebro de ratones GL tenía una reducción en una molécula que estimula la producción de células cerebrales, lo que puede conducir a defectos cognitivos. En otras palabras, las bacterias parecen desempeñar un papel en el desarrollo del cerebro.

La idea de que la microbiota podría tener un impacto tan importante en el cerebro, y que los ratones LG podrían ser tan efectivos en esta línea de investigación, supuso un punto de inflexión. Nos inspiró para emprender nuestra propia investigación empleando ratones LG. Entre otras cosas, nuestros estudios demostraron que los niveles de serotonina (una sustancia química del cerebro que hace «sentirse bien») en ratones LG eran elevados en una medida similar a la que se encuentra en algunos medicamentos tradicionales antiansiedad.6 La idea de manipular la microbiota para controlar la ansiedad se convirtió en una posibilidad seductora.

Los ratones LG no son más naturales que el chico burbuja. Pueden hallarse bien en su mundo estéril, pero es un mundo irreal. Los animales naturales han estado preparados por millones de años de coevolución para llegar a una especie de tregua con sus microbios internos. Pero lo cierto es que, por buena que sea la microbiota para luchar contra los patógenos, tales capacidades tienen un precio. Para todos los animales, las bacterias comensales representan un intercambio: nos protegen, pero también pueden establecer un nivel de inflamación bajo que conduce a una ansiedad cada vez mayor. Quizá no haya manera de escapar de esta inquietud básica que simplemente refleja una vida compartida con los microbios.

La revolución psicobiótica

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