Читать книгу El despertar de un asesino - Jorge Eguiazu - Страница 33

Оглавление

24

A la mañana siguiente, se sentía bastante mejor de salud. Los remedios que estaba tomando empezaban a surtir efecto. De igual modo, todavía no se sentía capaz de levantarse, y menos aún de salir afuera e ir caminando a la casa de Pedrito y ver qué pasaba.

A medida que trascurría la mañana, su preocupación iba en aumento. Había enviado casi treinta mensajes a Pedrito y llamado unas cuantas veces también. Todo sin respuestas. No entendía nada de nada y su estado psicológico estaba cada vez más inestable. No sabía qué hacer.

El despertar de un asesino

Подняться наверх