Читать книгу Julio Camba: Obras 1916-1923 - Julio Camba - Страница 72

La catedral y la capilla

Оглавление

Los gastos de instalación.

El otro día he acompañado a una señorita hasta la iglesia. Llegamos a Abington Street, y ella se dispuso a buscar el número.

—Es el 15 o el 25. Creo que es el 25. Aquí está.

Nos detuvimos ante una casa como las otras. En el piso bajo había una sastrería.

En el principal, un dentista americano. La iglesia estaba en el segundo, a la derecha.

—Hasta luego —me dijo mi amiga.

—Adiós.

Indudablemente, el protestantismo es una religión muy práctica. Por lo pronto, no requiere grandes gastos de instalación. Tiene muy pocos santos y muy pocos bártulos. En un país en que los alquileres son tan crecidos, esto es de una estimable comodidad. El sacerdote puede vivir en la misma iglesia, con su mujer y con sus chicos, y a la hora de recibir a los fieles le bastará ocultar la cama detrás de un biombo. Si un día se encuentra en déficit con la patrona, nada le será más fácil que organizar una mudanza a la cloche de bois, metiéndose debajo de la sotana los utensilios domésticos y los objetos del culto.

Sí. No cabe duda. El protestantismo es una religión muy práctica. Es la religión más conveniente para los hombres de negocios. El catolicismo sería imposible en un pueblo tan metódico como éste. Es una religión ardiente, exaltada, llena de milagros y muy poco práctica. Es, casi, casi, una religión anarquista, y éste es un pueblo muy conservador.

Exige grandes gastos de instalación, lleva mucho tiempo, predispone al ensueño y le aparta a uno la imaginación de los negocios. El clarobscuro de las catedrales, las altas bóvedas, los ventanales góticos, el oro, la púrpura; todo eso constituye un ambiente que al inglés no le impresiona absolutamente nada; pero que le parece absurdo. Al inglés le gustan las religiones sensatas. El inglés quiere ir a casa del cura como va a casa del médico. Si el médico le recibiese en una catedral, vestido con un traje fantástico y haciendo gestos extraños, el inglés daría media vuelta, diciendo que todo aquello era muy poco razonable. Pues la misma reflexión se le ocurre al trasponer el umbral de una iglesia católica.

«El catolicismo —decía un personaje de Enrique Heine— es una religión muy buena para un hombre de mundo, y, sobre todo, para un aficionado a las artes; pero no sirve para un hamburgués, y mucho menos para un administrador de loterías».

Tampoco sirve para un inglés. El inglés carece de tiempo y de imaginación para ser católico. Cuando un inglés está muy enamorado, se sienta al lado de su novia y la dice:

—¿Sabe usted, señorita, que hace un tiempo muy desagradable?

Y cuando se siente poseído de una gran fe religiosa, de una gran exaltación mística, se va a una casa, sube cuarenta y siete escaleras, toca un timbre, pregunta por el cura y despacha el asunto mano a mano con él, en un tono perfectamente familiar y en menos de cinco minutos.

Time is money.

Julio Camba: Obras 1916-1923

Подняться наверх