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3. El cerebro enamorado

¿Estás o has estado enamorado alguna vez? ¿Sabes lo que le ocurre al cerebro de hombres y mujeres cuando se encuentran en esta situación?

El amor romántico es un fenómeno universal, de siglos atrás, el sentimiento humano sobre el que más se ha pensado y escrito. Por ningún otro se ha sufrido ni disfrutado con tanta intensidad.

Sin embargo, hace apenas treinta años la neurociencia del amor descubrió algo muy importante: enamoramiento y amor no son lo mismo.

El amor es duradero, maduro, acepta errores. El enamoramiento es transitorio y no es que no acepte equivocaciones, simplemente no las ve.

Cuando nos enamoramos, no vemos al otro en su totalidad: la persona observada funciona como una pantalla donde proyectamos aspectos idealizados de nosotros mismos.

Nos dice Louann Brizendine, neuropsiquiatra y autora de los libros El cerebro femenino y El cerebro masculino:

Enamorarse es una la de las conductas o estados cerebrales más irracionales que cabe imaginar tanto en hombres como en mujeres. El cerebro se vuelve «ilógico» en el umbral de un nuevo romance, ciego a las deficiencias del amante.

Es un estado involuntario. Estar apasionadamente enamorado, o el llamado amor enajenado, forma un estado cerebral estudiado y documentado en la actualidad.

Veamos qué pasa con nuestro cerebro cuando nos enamoramos, qué les sucede a nuestros hijos adolescentes cuando conocen a ese alguien que los vuelve locos.

Esa suerte de amor convive en los circuitos cerebrales con estados de obsesión, manías, embriaguez, sed y hambre. No es una emoción, pero intensifica o disminuye otras emociones.

Esta actividad cerebral febril funciona sobre hormonas y sustancias neuroquímicas como la dopamina, el estrógeno, la oxitocina y la testosterona.

Aparecen dos reacciones: una estimulante, que concentra nuestra atención y nuestros sentimientos en esa persona produciendo una sensación de intenso placer y a la vez de relajación; y otra inhibitoria, descartando todas las características negativas, impidiendo apreciar los errores e incapacitando al observador para emitir juicios sobre la persona de la que está flechado.

El enamoramiento produce un estado de excitación cerebral tan intenso que impide desarrollar cualquier otra actividad, por eso se ha de terminar. No se podría vivir en un estado de enamoramiento constante, el cuerpo no lo soportaría y nuestra responsabilidad social tampoco. Por eso necesitamos el amor.

¿Cuánto dura el «cerebro enamorado»? Los estudios sobre el amor apasionado muestran que dura de seis a ocho meses y, en algunos casos, hasta dos años.


Mujer, ¡apuéstale a la familia!

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