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2. Lo que comunicamos sin hablar

Los gestos, las posturas, las miradas, los tonos de voz y otros signos y señales no verbales constituyen un lenguaje complementario al de las palabras. Tan importante es aquello que decimos con palabras como aquello que mostramos sin hablar.

Las investigaciones han demostrado que la comunicación no verbal tiene más influencia que las palabras en las reacciones que provocamos. Sin embargo, le prestamos poca o ninguna atención, ya que muchas de estas señales son inconscientes.

Algunos de los gestos que se manifiestan en nuestro rostro:

 Elevar una ceja: señal de incredulidad, sospecha o desafío. Llevarla hacia arriba es un acto inconsciente de que lo que escuchas no te convence.

 Gesto de hartazgo: cuando los ojos giran hacia arriba dejando ver el blanco inferior.

 El gesto de frotarse los ojos es una señal de agotamiento debido al cansancio físico o mental.

 Sonrisa: expresa un auténtico estado de gozo o alegría, acompañado por la formación de arrugas alrededor de los ojos.

 Tristeza: las cejas se levantan en sus extremos y el labio inferior sube un poco.

 Cuando hay temor: las cejas se elevan rectas y tensas, los ojos se abren y surge una sonrisa antinatural que encubre el temor.

 Asco: se frunce la nariz, la contracción de los músculos arrastra las cejas hacia abajo y contrae los párpados.

 Al aparecer el enojo o la ira, las cejas se bajan en forma tensa, la mirada se focaliza y los ojos brillan con intensidad.

 Al experimentar sorpresa o emoción se elevan las cejas, los ojos se abren y los párpados están relajados.

Las posturas también dicen mucho: tocar a las personas, generalmente en el antebrazo, denota un clima de cordialidad y entendimiento.

La forma en que estamos sentados: inclinados hacia delante o recostados; con los brazos cruzados o libres, con las piernas derechas o sueltas.

Al estar de pie: con una postura recta y de frente, o de lado y sin mirar a la persona; con las manos en los bolsillos o sueltas; asintiendo o ignorando al otro.

El contacto visual es sumamente importante: mirar a los ojos en el momento del saludo o durante una conversación señala apertura, interés y buena disposición. Alguien que no te mira a los ojos cuando le estás hablando denota una falta de interés total.

Las cualidades de la voz tienen una enorme influencia en nuestras reacciones emocionales y valoraciones. Voces ásperas, demasiado agudas o chillonas, y un volumen innecesariamente elevado pueden irritar. Un ritmo rápido muestra excitación; uno lento, tristeza o apatía.

En las conversaciones entre la pareja las posturas y ademanes son muy importantes: la forma en que estamos sentados, los gestos de afirmación al escuchar, el movimiento de las manos, la mirada a los ojos, el movimiento de la cabeza. Todo cuenta para lograr que el diálogo sea empático y productivo.


Mujer, ¡apuéstale a la familia!

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