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6. Los celos, un sentimiento tóxico

Revisar sus bolsillos, mirar su teléfono y su mail, preguntar constantemente a dónde fue y con quién estuvo, son sensaciones molestas e inquietantes, una necesidad imperiosa de saber y controlar que trae como consecuencia crisis en las parejas.

Sentirnos celosos es una experiencia que se basa en la sospecha (seguida de intranquilidad y reclamos) de que la persona amada cambie su cariño o amor y los traslade a otra persona. El celoso quiere exclusividad; ser poseedor único del amor.

Una pareja embargada por los celos pierde la paridad, la equidad que debe existir para aceptar la autonomía, la historia previa de cada uno y los deseos de proyección hacia el futuro.

Los celos son normales, pero en exceso demuestran una gran inseguridad y definitivamente afectan a la relación de la pareja.

El problema no reside en el hecho de sentir celos, sino en su intensidad, en su frecuencia, en la manera de manifestarlos y en cómo estos influyen en nuestra conducta.

¿Cómo te das cuenta de que los celos se convierten en un problema? Si tu pareja hace lo siguiente o tú lo haces con tu pareja:

 Coarta tu libertad de usar cierto tipo de ropa.

 Te busca insistentemente cuando desapareces y cuando estás presente no te hace caso.

 Prefiere que en las reuniones te quedes callada y no hables con desconocidos.

 No quiere que veas o salgas con amigos del sexo opuesto.

 Te hace un dramón si llegas tarde a casa.

 Te llama constantemente al celular o te manda demasiados correos electrónicos.

 Te desalienta cuando quieres hacer alguna actividad y siente su estabilidad emocional en riesgo.

 Te ha hecho perder posibilidades de trabajo, viajes, diversión o negocios con el argumento de que «alguien quiere algo contigo».

 Te hace sentir que sin él tu vida no tiene sentido.

 Devalúa constantemente tu persona y tus acciones.

 Te vigila velada o abiertamente ante la posibilidad de que tengas una posible relación paralela.

¿Eres una mujer celosa? ¿Se puede lograr ser menos celosa? Algunos consejos para lograrlo:

 Piensa que todos los vínculos son diferentes.

 Acércate al otro sin supuestos previos.

 Dale a tu pareja lo mejor de ti.

 Descarta pensamientos que te generen celos.

 Aprende a confiar y a valorarte más a ti misma.

 Quítate de la cabeza la idea de que el otro te pertenece.

 Una relación de pareja debe ser una relación de crecimiento constante, no de sufrimiento eterno.

 Aprende a convivir con tu pareja, no a rendir un informe de actividades para el otro.

 Evita caer en el chantaje emocional.

 Considera a tu pareja como un ser humano y no como una de tus propiedades.

 Si se convierte en una conducta incontrolable llamada «celotipia», acude con un profesional para solicitar ayuda y corregirla.


Mujer, ¡apuéstale a la familia!

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