Читать книгу Mujer, ¡apuéstale a la familia! - Lucía Legorreta - Страница 26

Оглавление

4. Terapia para las relaciones enfermas

Un matrimonio, como cualquier cuerpo sano, puede sufrir enfermedades. Así como para el cuerpo, para una unión conyugal o de pareja enferma también existen terapias y médicos que en este caso son los terapeutas, psicólogos, consultores familiares o sacerdotes que pueden ayudar a devolver la salud al matrimonio en crisis.

¡No hay que tenerle miedo a las terapias! Cuando nos duele alguna parte del cuerpo no dudamos en acudir con un especialista, pero cuando se trata de nuestro matrimonio lo ponemos en duda.

En los últimos años el número de separaciones y crisis dentro del matrimonio ha aumentado desmesuradamente, por lo que muchas parejas tratan de buscar soluciones a sus problemas de comportamiento por medio de ayuda profesional.

En la vida matrimonial, conviene aplicar dos consejos fundamentales de toda la medicina: la prevención y la curación.

A veces la prevención consistirá en no tocar un tema espinoso; en otras ocasiones habrá que encontrar el momento adecuado para tender un puente.

Pero habrá otros momentos en los que será necesaria la intervención curativa. En algunas ocasiones bastará con una medicina sencilla: un poco de silencio, ceder, pasar una notita escrita para pedir perdón, poner sobre la mesa algún tema difícil y doloroso para aclarar lo sucedido, aunque eso cueste tragar mucha saliva.

Otras veces, sin embargo, se exigirá una operación más profunda: habrá que recurrir al cirujano. Cortar, limpiar, añadir nueva sangre por medio de transfusiones, incluso realizar un trasplante de corazón para que el viejo, ya incapaz de amar por causa del aburrimiento o por rencores alimentados todos los días, reciba nuevos bríos.

Pueden darse situaciones en las que se piense, como última solución, la separación. Pero, si seguimos con la analogía de la salud, veremos que esta medida es algo así como la aceptación de la muerte: abandonamos el difícil camino de la medicina para dejar que la enfermedad destruya lo poco sano que queda en pie.

Soy consciente de que existen situaciones extremas que justifican una separación en el matrimonio, pero también he observado que son muchos más los casos que pueden salvarse con una adecuada intervención.

El doctor Andolfi, especialista en el tema, afirma que hay tres tipos de pacientes: el marido, la mujer y la relación, por eso la terapia puede enfocarse dinámicamente en uno o en otro.

La meta de la terapia es que la pareja acepte las ideas falsas que tenía al casarse, que comprenda mejor al compañero, que enfrente sus necesidades y mejore la comunicación entre sí.

La mayoría de las personas que inician una terapia lo hace para cambiar a su pareja y esto no funciona. La única forma de cambiar al otro es cambiando uno mismo, porque al hacerlo, el otro debe cambiar necesariamente de conducta o actitud.

Suele suceder que la mujer acude más fácilmente a terapia, mientras que el hombre no lo considera necesario. La terapia, para que funcione, debe ser de ambos.


Mujer, ¡apuéstale a la familia!

Подняться наверх