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5. Vivir juntos: ¿es la solución?

Es una realidad en nuestro país y alrededor del mundo que parejas jóvenes toman la decisión de vivir juntos, ya sea antes de casarse o sin la intención de hacerlo.

En México, en las últimas décadas se ha triplicado el número de parejas que deciden vivir en unión libre. Hay quienes sostienen que la convivencia diaria hace que la pareja se conozca mejor, que hay que probar un tiempo para saber si son compatibles, que los papeles no son necesarios.

¿Crees que esto es recomendable?

Existen numerosos estudios serios de universidades y centros de investigación que hablan de lo contrario. Muestran indicios confiables de que las parejas que deciden convivir en unión libre como anticipación o en reemplazo del matrimonio tienen una mayor probabilidad de separación que las parejas que decidieron casarse formalmente.

Veamos el porqué de esta afirmación.

La unión libre propicia la idea de tener libertad, sin compromisos, ataduras o responsabilidades. El matrimonio compromete, al menos moralmente con un papel firmado y una expectativa social, respecto al mantenimiento de la relación, a la intención de formar una familia y de consolidar un patrimonio dentro de un proyecto de vida juntos.

La unión libre es el camino más fácil, casi siempre para el hombre, de proponer una relación en la que se disfruta de las comodidades de un matrimonio pero sin asumir sus responsabilidades.

Es el resultado de no estar seguros, al menos uno de los dos, de que la otra persona es con quien quiere compartir el resto de la vida. Bajo esta inseguridad la relación puede romperse en cualquier momento: si el otro no va a dar todo de sí mismo, ¿por qué lo hago yo?

Muchas veces las mujeres que aceptan la convivencia en unión libre lo hacen por el temor de que su relación se acabe si no aceptan esta opción cómoda y egoísta. Estoy convencida de que en una unión libre quien se ve más afectada es la mujer.

Si la pareja realmente se ama, la unión libre no debería ser la forma de organizar su convivencia, que termina siendo más parecida a la de dos estudiantes que a la de un matrimonio.

Ante la afirmación de «El amor es lo importante, no los papeles», Tomás Melendo responde:

El amor es lo importante, no hay que tenerle miedo a esta idea. No puede haber amor cabal sin mutua entrega, sin casarse. No es serio ni honrado probar a las personas como si se tratara de caballos o coches. A las personas se las respeta, se las venera, se las ama.

Se ha comprobado que los divorcios son mucho más frecuentes entre quienes han convivido antes de contraer matrimonio. Entre los jóvenes, cuando empiezan a mantener relaciones sexuales, las actitudes cambian notablemente, empeoran: se tornan más posesivos, celosos e irritables.


Mujer, ¡apuéstale a la familia!

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