Читать книгу El poder sanador del caos - Lucas Casanova - Страница 23

Оглавление

MUCHA VIDA SALUDABLE Y POCA SALUD

JUNIO DE 2017


VIVO con la sensación de que siempre tengo algo. O me duele la espalda, o tengo jaquecas, migrañas o como se llame, o los oídos me pitan. Voy a mi médica de cabecera aquí en Oslo y me dice que es congestión, que es estrés, que haga fisioterapia. No sé por qué me siento tan frustrado con esto.

Me ofende un poco que piense que estoy estresado. Sé que suena ridículo. Me siento algo herido en el orgullo, siendo que enseño a la gente a relajarse, a estar en paz con lo que viven, y que el que no pueda manejarlo sea yo. La médica se me ríe en la cara y me hace la orden para el fisioterapeuta.

Un amigo me decía que si después de los treinta no te dolía nada, era porque estabas muerto. Claramente, estoy vivo porque no puedo dejar de pensar o de sentir dolor todo el tiempo. Los analgésicos funcionan durante unos minutos, y he tenido que elevar las dosis varias veces. Además, tengo un pitido en el oído izquierdo que me persigue durante varias horas al día.

No estoy acostumbrado a tener que tomar medicación, siempre me resistí mucho, y a veces me olvido. Ahora que lo digo, tengo un montón de olvidos. Quizás sea estrés, después de todo. A veces tengo que hacer mucho esfuerzo para recordar un nombre o el día en el que estamos. Le comento a mi médica que tengo la sensación de tener problemas cognitivos y me dice que deje de buscar explicaciones complejas a cosas simples, que el estrés nos carcome por dentro y que trate de no darle vueltas a la cabeza a todo esto.

Le digo que siento que estoy perdiendo estabilidad en mi brazo izquierdo y que tengo vértigo. Me sienta en la camilla y me hace la maniobra de Epley. Alega que lo que tengo son cristales sueltos en el oído, que es común a mi edad, que es “vértigo paroxístico postural benigno”. Me hace unos movimientos con la cabeza que me dejan con una náusea a punto del vómito, no consigo distinguir qué es abajo y qué es arriba. Pide que me quede en la camilla hasta que se me pase y a los cinco minutos me dice que el siguiente paciente está esperando y que necesita que me vaya.

Estos turnos de quince minutos en el sistema público, tan impersonales, ¿serán así siempre? ¿Es parte del sistema? ¿O hay un trato un poco más humano? Creo que lo que más me duele de todo esto es sentir que la incomodo con mis preguntas, que debería entenderlo y seguir adelante como si nada pasara. La verdad, esto me hace acordar a tantas veces en mi niñez donde no importaba lo que pasara, todo el mundo insistía en que tenía que poder, tenía que dejar atrás la queja y superarme. Salí bastante peor de lo que entré.

Cuando vuelvo a calzarme en la entrada del consultorio, veo que la suela de mi zapatilla izquierda está completamente gastada en el talón, casi no le queda goma. Para levantarme el ánimo, aunque suene tan poco búdico, aprovecho una oferta en zapatillas que hay en una tienda camino a casa. No me preocupa envejecer, pero sí que sea sintiéndome tan mal. Al menos tengo calzado nuevo. Mañana por la mañana tengo sesión de fisioterapia y creo que además voy a visitar a un masajista que me recomendaron, que trabaja con profesores de yoga.

Me empiezo a sentir un poco desanimado, quizá porque esperaba que promediar los cuarenta fuera a ser algo mejor que todo esto. ¿Una vida saludable no debería protegerte de estas cosas?

Anoche mis dolores de cabeza comenzaron a despertarme a la madrugada. Un dolor lacerante que parece que me atraviesa por arriba del ojo izquierdo. Siento que el párpado me late. Como puedo, llego hasta los analgésicos y empiezo a poner la botella del paracetamol al lado de la cama con el vaso de agua todas las noches antes de irme a dormir; para prevenir tener que caminar hasta la cocina en este estado en la madrugada. ¿Así a los cuarenta y seis?

En pocos días tengo que volver a Buenos Aires. Me esperan esos ocho cursos, diez clases, cincuenta sesiones individuales; creo que es la primera vez que me parece un plan del infierno. Estoy perdiendo el amor por lo que hago y eso me hace sentir realmente miserable.

El poder sanador del caos

Подняться наверх