Читать книгу El poder sanador del caos - Lucas Casanova - Страница 27
ОглавлениеROLINGA (3)
21 DE SEPTIEMBRE DE 2017
AL VOLVER A OSLO DESDE LONDRES, Andreas me pide que por favor fuera de nuevo al médico porque mi ronquera se había vuelto insoportable. A decir verdad, para mí también, porque de a ratos tenía episodios de apnea: mi respiración se cortaba mientras dormía y me despertaba semi ahogado y con palpitaciones.
Cuando llego a la oficina de mi médica de cabecera, la enfermera que hacía las veces de secretaria, me dice que la doctora estaba de licencia por maternidad y que el nuevo reemplazo había empezado a atender ese mismo día. Me da un turno para dos semanas más tarde, le contesto que no me siento como para esperar tanto tiempo, que estaba durmiendo muy mal.
Mira el reloj y a los pacientes en la sala de espera y me pide que vuelva veinte minutos después, que iba a hablar con el médico.
Cuando lo conozco a Milan, un serbio de más o menos mi edad, con el guardapolvo abierto y una remera de Metallica asomando por debajo, me quedo un poco sorprendido. Hablamos de los Rolling Stones y de Argentina, de lo mucho que le gustaba ver a la banda en River Plate por el clima que genera en el público.
Su inglés era de pocas palabras, pero muy alegre. Me tuvo que repetir todo dos veces, pero terminamos entendiéndonos.
Le digo que algunos síntomas habían remitido con las sesiones de fisioterapia, y que, no obstante, los dolores de cabeza seguían; también le cuento que mi médica decía que mi vértigo era por la tensión cervical. Y le comento, por encima, mis crisis de ansiedad. Todo el relato me sale atropellado y con saltos hacia delante y hacia atrás.
Me pregunta de qué trabajo. Le cuento que soy terapeuta especializado en trauma, que trabajo con población migrante que llega a Noruega desde zonas de guerra o perseguidos políticamente; y que enseño yoga y meditación. Levanta una ceja y me pregunta si pensé en aplicar conmigo mismo lo que enseñaba a la gente.
Me hace reír un rato mientras lee mi historia clínica; su gesto se vuelve concentrado frente a la pantalla. Quiere que me haga una resonancia magnética para descartar problemas en el cuello, y me dice que, mientras tanto, haga una consulta con un otorrinolaringólogo. Me receta unos analgésicos bastante más fuertes y me dice que no me haga el new age, que los tome, que yo ya sabía lo que el dolor crónico le hace a la mente.
Milan me dice que la resonancia podía tardar cuatro semanas, pero que, si me parecía bien, podía llamar por mi cuenta para pedir que la aceleren por mis síntomas e incomodidad. No se me ocurre contarle el episodio de Londres, porque asumí que sucedió por algo que comí que me hizo mal; y también, probablemente, por haber tomado un analgésico demasiado cerca del anterior. La experiencia con mi médica de cabecera me hacía desconfiar de compartir algunas de mis vivencias.
Saliendo de la consulta, me dice que va a llamar al laboratorio para ver si puede ayudar a que me den un turno más rápido. Me pareció un gesto mucho más compasivo y servicial que los de mi médica habitual. Esto, en lugar de preocuparme, me hizo sentir aliviado.
3 En Argentina se llaman así a los fans de los Rolling Stones y a los grupos que inspiraron, dando lugar a una verdadera tribu urbana. La misma banda llegó a decir que no conocían un público más devoto y salvaje que el argentino.