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VER LO QUE ES

28 DE SEPTIEMBRE DE 2017, 4 P.M.

MIENTRAS ESTABA ATENDIENDO en línea a una consultante, recibí tres llamadas de un número que no tenía registrado. Como dejé que todas pasaran al contestador, pocos segundos después recibí un SMS que me pedía en inglés que por favor atendiese la siguiente llamada. Interrumpí la sesión para atender a quien resultó ser Milan, menos de ocho horas después de pasar por el túnel.

“No hay una forma buena de decir esto”, me dijo. “Recibimos tus imágenes del laboratorio, y tienes una masa en el cerebro de unos tres centímetros y medio de diámetro”, siguió diciendo, mientras yo empezaba a temblar y trataba de entender lo que estaba escuchando.

Reconozco haberle preguntado varias veces si era cáncer. Hay trozos de la conversación que no recuerdo. Me dice que cree que no, por la ubicación, que lo importante ahora era darle autorización para que dé parte al hospital. Me lo pregunta varias veces. No entiendo... ¿autorización para qué? La conversación puede haber durado cinco minutos o dos horas. Me dice que él opina que lo mejor es no esperar al lunes, que quería irse el fin de semana sabiendo que fui al hospital.

Le pregunto cómo se trata un tumor así. Después de un silencio, me dice que me darán unas pastillas y que tendré que controlarlo para ver cómo evoluciona. Le pregunto de nuevo si es cáncer, me dice que supone que puede no serlo. ¿Por qué no está seguro? Me dice que está viendo unas imágenes de mi resonancia y que sin ver el tumor… que no me preocupe, que puede que no lo sea.

Lo próximo que recuerdo es abrazarme con Andreas. Yo hubiera creído que fue frente al mismo sillón en el que me tuve que sentar, pero fue enfrente del Regjeringskvartalet,(4) el lugar donde sucedió el ataque terrorista en 2011. Él venía de trabajar, y aparentemente yo salí a buscarlo. No recuerdo siquiera haber cortado la llamada con Milan.

Andreas me pregunta detalles de lo que hablamos: el tamaño del tumor, la localización, si es cáncer. Me toma de los brazos tratando de que nuestras miradas se encuentren. No puedo llorar. Tampoco puedo hablar. Le pido por favor que llame al teléfono que me dio Milan. Ahí me doy cuenta de que tengo un post-it en la mano. Me abraza y finalmente se me caen las lágrimas, allí junto a las ruinas del atentado.

4. Es un conjunto de edificios ubicados en el centro de la capital de Noruega, Oslo, que alberga varias oficinas del gobierno. Allí estuvieron hasta el 22 de julio de 2011 las oficinas del primer ministro.