Читать книгу Los mitos griegos - Robert Graves - Страница 10
Оглавление4. Dos mitos filosóficos de la creación
a. Algunos dicen que al principio sólo había Oscuridad, y que de ella surgió el Caos. De la unión entre la Oscuridad y el Caos nacieron la Noche, el Día, el Érebo y el Aire.
De la unión entre la Noche y el Érebo nacieron el Hado, la Vejez, la Muerte, el Asesinato, la Continencia, el Sueño, los Sueños, la Discordia, la Miseria, la Vejación, Némesis, la Alegría, la Amistad, la Piedad, las Tres Parcas y las Tres Hespérides.
De la unión entre el Aire y el Día nacieron la Madre Tierra, el Sol y el Mar.
De la unión entre el Aire y la Madre Tierra nacieron el Terror, la Astucia, la Ira, la Rivalidad, las Mentiras, los Juramentos, la Venganza, la Intemperancia, la Disputa, el Pacto, el Olvido, el Temor, el Orgullo, la Batalla; y también Océano, Metis y los otros Titanes, Tártaro y las Tres Erinias o Furias.
De la unión de la Tierra y Tártaro nacieron los Gigantes.
b. De la unión del Mar y sus Ríos nacieron las Nereidas. Pero aún no había hombres mortales, hasta que, con el consentimiento de la diosa Atenea, Prometeo, hijo de Jápeto, los formó a semejanza de los dioses. Los creó en Fócide, utilizando arcilla y agua de Panopeo, y después Atenea les dio vida con su aliento.1
c. Otros dicen que el Dios de Todas las Cosas —quienquiera que fuese, ya que algunos lo llaman Naturaleza—, apareciendo súbitamente en el Caos, separó la tierra de los cielos, el agua de la tierra y el aire superior del inferior. Después de separar los elementos, los puso en su debido orden, tal como se encuentran ahora. Dividió la tierra en zonas, algunas tórridas, otras muy frías, otras de clima moderado; la modeló en llanuras y montañas, y la cubrió de hierbas y árboles. Por encima de ella situó el firmamento rotante, salpicándolo de estrellas, y asignó posiciones a los cuatro vientos. Asimismo pobló las aguas con peces, la tierra con animales, y el cielo con el sol, la luna y los cinco planetas. Finalmente creó al hombre (quien, a diferencia de los demás animales, eleva su rostro al cielo y observa el sol, la luna y las estrellas), a menos que sea cierto que Prometeo, hijo de Jápeto, formó el cuerpo del hombre con agua y arcilla, y que el alma le fue otorgada por ciertos elementos divinos errantes que habían sobrevivido desde la Primera Creación.2
1. En la Teogonia de Hesíodo —en la que se basa el primero de estos mitos filosóficos— la lista de abstracciones se confunde debido a las Nereidas, los Titanes y los Gigantes, a los que el autor se siente obligado a incluir. Tanto las Tres Parcas como las Tres Hespérides son la Triple Diosa-Luna en su aspecto mortífero.
2. El segundo mito, encontrado solamente en Ovidio, fue tomado por los griegos del poema épico babilonio Gilgamesh, cuya introducción cuenta la peculiar forma en que la diosa Aruru creó al primer hombre, Eabini, a partir de un pedazo de arcilla. Pero, aunque Zeus había sido el Señor Universal durante muchos siglos, los mitógrafos se sintieron obligados a admitir que el Creador de todas las cosas podía haber sido una Creadora. Los judíos, como herederos del mito «pelasgo» o cananeo de la creación, habrían sentido la misma incomodidad: en el relato del Génesis, un espíritu femenino del Señor incuba en la superficie de las aguas, a pesar de no poner el huevo del mundo. Y a Eva, «Madre de todo ser viviente», se le ordena aplastar la cabeza de la Serpiente, aunque ésta no está destinada a descender al Abismo hasta el fin del mundo.
i. Igualmente, en la versión talmúdica de la creación, el arcángel Miguel —equivalente de Prometeo— modela a Adán con polvo por orden, no de la «Madre de todo ser viviente», sino de Jehová, quien después insufla vida a Adán con su aliento y le entrega a Eva. Y ella, como hiciera Pandora, trae la desgracia a la humanidad (véase 39./).
4. Los filósofos griegos diferenciaban al hombre creado por Prometeo de la imperfecta creación terrestre, parte de la cual fue destruida por Zeus y el resto arrastrado por el Diluvio Deucaloniano (véase 38.c). Igual distinción se encuentra en el Génesis vi.2-4 entre los «hijos de Dios» y las «hijas de los hombres», con las que se casaron.
5. Las tablillas de Gilgamesh son tardías y confusas. En ellas se atribuye toda la creación a la «Brillante Madre de la Nada» —Aruru es sólo uno de los muchos títulos de esta diosa—, y el tema principal es la rebelión de los dioses del nuevo orden patriarcal contra el orden matriarcal, descrito como de caos total. Marduk, el dios local de la ciudad de Babilonia, derrota finalmente a la diosa en la persona de Tiamat, la Serpiente-Mar. Después se proclama sin ninguna vergüenza que fue él, y nadie más que él, quien creó las hierbas, las tierras, los ríos, los animales, las aves y los seres humanos. Este Marduk fue un diosecillo advenedizo, cuya pretensión de haber derrotado a Tiamat y haber creado el mundo ya había sido hecha anteriormente por el dios Bel, una forma masculina de Belili, la Diosa-madre sumeria. La transición del matriarcado al patriarcado parece haberse realizado en Mesopotamia, al igual que en otros lugares, mediante la rebelión del consorte de la reina, en quien ella había delegado el poder ejecutivo y al que había permitido tomar su nombre, sus ropas y sus instrumentos sagrados (véase 136.4).