Читать книгу A esa fea no se le abre la puerta - Rubén Vélez - Страница 27

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Póngame usted la música de las esferas celestiales

Según el señor Ospina, y no sólo él (cuarenta y nueve propietarios más), el paraíso queda en una pequeña franja costera del departamento de Sucre llamada Playa Bálsamo. Me gustaría tener la labia de un promotor turístico para describirlo como manda la época. Empecemos por su elemento fundamental, por el mar. Cálido y amable. El mar ideal para ahogar las malas energías que hemos acumulado a lo largo del año (estamos en la última semana del mes de diciembre). Sigamos con la playa. Por ella se puede andar descalzo. Ya se pueden ustedes imaginar la felicidad de los pies de uno de los reyes nacionales del hormigón. A la naturaleza que hay entre la unidad cerrada que consta de cincuenta casas y el mar se le debe dedicar, de una manera jubilosa, varios adjetivos. Frondosa, balsámica, intacta. A ver si también lo hago bien como promotor inmobiliario. Cincuenta casas que no maltratan su entorno. Cambie usted la palabra casa por la palabra cabaña, que la segunda le sienta mejor a la conciencia ecológica. Todas, con vista al mar. Ninguna, sin ojos electrónicos. En cada una de ellas hay cuatro habitaciones completas, lo que implica que para cagar u orinar no hay que atravesar un largo corredor o salir a la intemperie. Uno se levanta de la cama, avanza dos o tres pasos y asunto resuelto. Cuatro baños en cada casa, cuatro zonas de alivio. El inventor del inodoro moderno se merece un monumento. En vez de un caballo, el bendito asiento, donde los poderosos tienen que admitir que su naturaleza no es divina. El inodoro es el trono que nos baja los humos. Hagamos cuentas. Entre el mar y los árboles hay doscientos refugios que le convienen tanto a la fisiología como a la filosofía. El cuarto de baño es uno de los sitios ideales para concebir y ordenar pensamientos. Aquí, los seguidores de Borges deben indignarse. Ningún lugar como la biblioteca. Crecemos entre los libros. Leer, leer, leer. La bibliolatría, otra religión que debemos cuestionar. Como quien dice, otra guerra perdida de antemano. No podría decirse que los cincuenta propietarios del paraíso son leídos, pero no se puede negar que están muy bien informados. Para qué más datos, para qué más cifras. No son leídos y no están bien informados los habitantes del submundo de al lado (submundo, porque carece de algunos elementos modernos, como el acueducto y el alcantarillado. Se recomienda andar calzado por sus trochas). Acerca de esos tres mil quinientos vecinos, el señor Ospina, y no sólo él, dice que son demasiado ruidosos. Es lo único que dice de ellos. Oiga usted esa música, si es que semejante bulla puede llamarse música. El año pasado eran menos ruidosos, y como la policía sirve para tres cosas, esas que sabemos, ya se podrá usted imaginar el estrépito que nos espera. Playa Bálsamo, en el departamento de Sucre. Con guardia a todas horas y sin la plaga de los vendedores ambulantes.

A esa fea no se le abre la puerta

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