Читать книгу El triunfo del amor sobre el ego - Saeed Habibzadeh - Страница 24

Ese es otro malentendido que nos desorienta día a día.

En ambos casos desperdiciamos nuestra vida real, ya que soñamos con una vida bella o intentamos realizar nuestros sueños. La razón de ello consiste en que nuestros sueños, la mayoría de las veces, nacen de nuestra razón. Como ella está a merced de la manipulación de los medios y las opiniones colectivas, son sueños comunes. Esto significa que nuestros sueños rara vez nacen de nuestro corazón, sino que son impuestos por las costumbres de la sociedad. Esa es la razón por la cual queremos cosas que en realidad no necesitamos. Incluso nuestra infelicidad es mayor cuando realizamos nuestros (falsos) sueños. Mientras no los hayamos cumplido, albergamos la esperanza de que al hacerlo lograremos ser felices. Pero cuando de hecho se realizan, reconocemos que en realidad hemos entregado nuestra vida a anuncios publicitarios vacíos. Creímos en sueños comprables y en una felicidad comprable.

Quien no quiere desperdiciar su vida, no debería vivir en mundos de fantasía ni permitir que sueños y deseos dirigidos por otros formen parte de su vida. Una persona inteligente no adopta los sueños de las telenovelas, películas de cine o revistas, sino de su propio corazón. Realiza su propio ser, en vez de desperdiciar su vida con fantasías.

¡Ningún sueño es más bello que la vida real!

¡Quien cree en sí mismo y en Dios, no necesita sueños para ser feliz!