Читать книгу El triunfo del amor sobre el ego - Saeed Habibzadeh - Страница 43

Uno de nuestros mayores problemas reside en cómo nos evaluamos a nosotros mismos. La mayoría de las veces tenemos hacia nosotros mismos una relación enrarecida y cargada. No somos capaces de contemplarnos de manera objetiva y sensata y tendemos a equivocarnos. En ciertos aspectos tenemos una opinión exagerada de nosotros mismos, sin ser en realidad tan talentosos. Pero cuando efectivamente tenemos capacidades y talentos, nos subestimamos opinando de modo despectivo sobre nosotros mismos.

Esto se debe al aumento y la disminución constante del valor que damos a la propia persona. Es algo que no solamente carece de sentido, sino que destruye nuestra autoestima y nuestra confianza en nosotros mismos. Sería mejor que nos percibiéramos y valoráramos con el mayor realismo y la máxima objetividad. Pero esto únicamente es posible si nos tratamos a nosotros mismos de manera crítica y somos respetuosos con nuestro tiempo, nuestras fortalezas y nuestras capacidades.

Un aspecto importante de lo anterior es la manera como nos comportamos frente a nuestras debilidades e insuficiencias. Algunos de nosotros tienden a considerarse la perfección en persona, otros piensan que son lo peor del universo y otros malinterpretan la autodisciplina y se tratan a sí mismo cruel e insensiblemente.

Hay ciertos puntos que deberíamos considerar al respecto:

1. Existe una gran diferencia entre identificarnos con nuestras debilidades o con nuestras fortalezas. Si nos identificamos con nuestras debilidades, limitamos nuestro carácter y destruimos nuestra confianza en nosotros mismos y el autoestima. No existe ninguna persona que sea perezosa en todo aquello que hace. En general, el ser humano solamente es perezoso cuando carece de motivaciones y ambiciones. Podemos constatarlo al ver su gran diligencia y motivación en los asuntos que son muy importantes para él. Pero si se identifica con su pereza, si se describe como perezoso y así se lo dicen también sus semejantes, poco a poco se convierte en una persona perezosa que ya no es capaz de entusiasmarse por nada.

Si nos identificamos con nuestras debilidades, programamos nuestra conciencia negativamente. Así nos seremos cada vez más pequeños, mientras que nuestros problemas se engrandecerán cada vez más.

2. Afirmarse a sí mismo es algo distinto a identificarse con las propias debilidades. Muchos creen que son seguros de sí mismos si exponen y defienden obstinadamente sus debilidades. Otros actúan como si estuvieran orgullosos de sus insuficiencias, o como si estas fueran evidentes y soportarlas fuera una función de la sociedad.

3. No está bien agobiar a otros con nuestras debilidades. Pero es igualmente errado agobiarse y aterrorizarse a sí mismo con ellas. Quien se trata a sí mismo sin amor, no podrá avanzar en determinados aspectos.

La vida se convierte en algo bello, rico y feliz solo gracias al amor.

La autocrítica no significa, entonces, que permanentemente estemos descontentos y acabemos con nosotros mismos, sino que nos tratemos con amor, honestidad y disciplina y promovamos nuestra confianza en nosotros mismos.

Quien se valora correctamente a sí mismo alcanza el éxito automáticamente, pues encuentra el camino hacia donde indican sus talentos y capacidades, esto es, a su verdadera vocación y las tareas a las que consagrar su vida. Quien se trata a sí mismo de esta manera encuentra automáticamente el entorno adecuado para poder crecer y vivir feliz con naturalidad y libre de estrés.