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El bien y el mal
ОглавлениеSi consideramos los conocimientos ganados hasta este punto, comprenderemos que el bien existe realmente, mientras que el mal existe aparentemente. El mal es y seguirá siendo efímero y está condenado a fracasar por sí mismo. La razón de ello es el hecho de que el mal consiste en una fuerza (auto-)destructiva y no en una fuerza creadora. La famosa batalla entre el bien y el mal surgió porque el mal se dirige a la oposición y la enemistad. El mayor distintivo del mal siempre ha sido la fuerza destructiva que quiere lograr sus metas a través de la intervención y el ataque. La batalla siempre se ha originado en el mal.
De ello se desprende una pregunta interesante: ¿por qué el mal es autodestructivo? Porque nació al separarse y apartarse del bien (Dios) y, por este motivo, anhela alcanzar el bien. Por consiguiente, trata de destruirse a sí mismo para encontrar la salvación y volver a unirse con el bien. Pero la unión y la salvación no se logran a través de la violencia y el (auto-)castigo. Esta es la razón por la cual muchas personas en la época medieval pensaban que con flagelarse podrían salvar su alma del mal. La Iglesia llamó "purificación" a este acto. Pero ¿cómo se puede salvar un alma a través de la violencia, si dicha alma carga con el peso de la violencia o el desamor? Pretendían purificar el alma con un castigo corporal. Esa fue una manipulación de la Iglesia para doblegar e intimidar a la gente. Millones de personas fueron víctimas de tales manipulaciones y actos violentos del autodesignado Cristianismo y de la Iglesia.
La mayoría de las personas que actúan mal se castigan a ellos mismos, porque inconscientemente piensan que no merecen una vida en armonía y felicidad. Para decirlo de otra manera, actúan con maldad por causa de un rechazo de sí mismos. Esta es también la razón por la cual no podemos eliminar el mal por medio de amenazas, castigos y condenas, sino con amor y esclarecimiento. Cuanto mayor sea el mal hecho por una persona, tanto más amor y esclarecimiento necesita. La razón más importante de innumerables actos criminales es la desesperanza. Muchas personas, especialmente los jóvenes, recurren a la delincuencia porque inconscientemente han perdido la esperanza de que de ellos resulte algo bueno. Al haber traspasado la frontera invisible de la esperanza, se sienten desesperados y creen que no hay otro camino para ellos. Un ejemplo clásico de ello es el fenómeno de la violación. La mayoría de las violaciones son cometidas por hombres que han perdido la esperanza de encontrar a una mujer que corresponda a su amor. Creen inconscientemente que no merecen ser amados por una mujer. Y cuando se agrega el elemento de la energía criminal y la disposición a la violencia, se minimiza la barrera psicóloga que les impediría cometer una violación. Muchos hombres utilizan la violencia sexual contra las mujeres porque se quieren vengar de ellas. Se sienten despreciados, utilizados y rechazados por ellas, no amados ni estimados. Estos hombres no han aprendido a corregirse a sí mismos, no aprendieron a articularse y por ello son agresivos. Tratan de aliviar sus agresiones por medio de actos violentos. Esta violencia puede dirigirse contra diversos sujetos: mujeres, ricos, policías, políticos o hinchas del club de fútbol contrario.
¡Todo autor de un delito es una víctima y una marioneta del mal que necesita amor y ayuda!
Porque si tratamos a las llamadas personas malas con odio y violencia y las condenamos, aumentamos la potencia del mal y le echamos leña al fuego. Si tratamos a las personas malas como ellas nos tratan, ¿cuál es la diferencia entre ellas y nosotros?
¡Quien esté libre de pecados que arroje la primera piedra!
Los criminales, delincuentes, estafadores y ladrones son personas que han dejado de creer que se les brinde bondad voluntariamente. Creen que no merecen recibir bondad como un regalo y por ello se lo consiguen con violencia y con trucos.
Las personas que actúan con maldad no necesitan una condena o un castigo, porque eso es lo que se están haciendo ellos mismos. Necesitan amor y, sobre todo, paz en su corazón, porque cuanto más paz conlleve una persona en su corazón, tanto más generosa y bondadosa será.
No existen las personas malas, solo las personas extraviadas que actúan mal y necesitan ayuda.
¡Vivimos por el bien, pero el mal vive a través de nosotros!
¡La falta de amor es la única fuente del mal!