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CONSECUENCIAS PARA LA CLÍNICA

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La clínica psicoanalítica clásica se basaba en la distribución en clases: las estructuras clínicas. Por eso ha perdido vigencia. J.-A. Miller16 lo ha subrayado, ésta tenía como eje el Nombre del Padre y respondía a la estructura de la sexuación masculina. Esto era la base de la clínica estructural, que se basaba en los modos de defensa frente al deseo. Miller nos advierte que «la clínica contemporánea a la cual nos enfrentamos ya desde hace años, bascula hacia otro lado, el lado del no-todo. Esta clínica del no-todo es aquella en la que florecen las patologías que se describen como centradas en la relación con la madre o bien centradas en el narcisismo que, cuando se disponía de la jerarquía anterior, correspondían al registro edípico, pero que ahora de algún modo se han independizado».17

También la categoría de perversión ha perdido vigencia: «Es asimilada a un estigma. No se puede borrar de la categoría de la perversión el hecho de que hace referencia a una norma, pertenece al régimen anterior en que normas e ideales prevalecían».18

Una de las consecuencias de dejar al Otro de la diferencia sexual al margen, y del declive del falo como ordenador del goce, es que el sujeto queda a menudo confrontado al imperativo superyoico materno sin mediación. El declive de la función paterna conduce a una sociedad de los goces que no pasan por el falo. Por eso nos enfrentamos a un incremento de las patologías del acto y de las relacionadas con las dependencias. Nos enfrentamos con los estragos de no poder aceptar el destete —como en las toxicomanías— o el empuje a producirlo en lo real —como en la anorexia—. La dependencia se puede deducir también del acto suicida que sigue, en cortocircuito, al asesinato de sus parejas o ex-parejas cometido por algunos hombres como testimonio dramático de la dependencia más radical.

Los síntomas característicos de nuestra época son síntomas mudos que se presentan en formaciones transclínicas, como es el caso de la anorexia y de las toxicomanías. Si el concepto de clase ya no es operativo, sólo nos queda para orientarnos en la clínica lo más elemental, la unidad elemental, el síntoma. Ya no se trata tanto de cómo gozan los hombres o las mujeres, sino del goce asexuado que se extrae del síntoma.

Síntoma asexuado donde ello goza.

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