Читать книгу En la mente de un perro - Alexandra Horowitz - Страница 17

ALGUIEN DE CASA

Оглавление

Aguarda junto a la puerta de la cocina, a pocos centímetros del suelo. De algún modo, Pump sabe exactamente qué significa «fuera de la cocina». Está ahí sentada y, cuando salgo a llevar la comida a la mesa, entra en la cocina a recuperar lo que se me haya podido caer al suelo. Junto a la mesa consigue un poco de todo y, cuanto menos, prueba todo lo que se le ofrece, hasta lo más inimaginable, aunque sólo sea para metérselo en la boca antes de dejarlo en el suelo sin miramientos. No le gustan las pasas. Ni los tomates. Acepta las uvas, siempre que pueda abrirlas en dos con los dientes para extraer su zumo, y luego pasar a masticarlas a conciencia, como si se tratara de algo duro. Todas las puntas de zanahoria son para ella. Toma los tallos de brócoli y de espárrago y los sostiene con delicadeza, mientras me mira un momento como si quisiera averiguar si caerá algo más, antes de retirarse a la alfombra a roerlos.

En los libros sobre adiestramiento de perros se suele repetir que «el perro es un animal»: es cierto, pero no es toda la verdad. El perro es un animal domesticado, palabra cuya raíz latina significa «perteneciente a la casa». Los perros son animales que pertenecen a las casas. La domesticación es una variable del proceso de evolución, cuyos factores de selección no han sido sólo las fuerzas naturales, sino también las humanas, y cuyo fin último es llevar los perros a las casas.

Para comprender qué es el perro hay que entender de dónde procede. Como miembro de la familia de los cánidos, el perro doméstico está lejanamente emparentado con el coyote y el chacal, el dingo y el cuón (o dole, perro rojo o perro jaro), el zorro y el licaón (o perro salvaje africano).4 Pero salió de una única línea antigua de cánidos, unos animales cuyo mayor parecido lo tienen con el actual lobo gris. Sin embargo, ver a Pumpernickel escupir con todo recato una pasa no me recuerda las crudas imágenes de esos lobos de Wyoming que abaten un alce y tiran de él a dentelladas.5 A primera vista, el aspecto de un animal que espera pacientemente a la puerta de la cocina, para luego examinar sin prisas la punta de una zanahoria, no parece que se relacione con el de un animal cuyo principal aliado es él mismo, y cuya colaboración con otros es siempre tensa y se alimenta de la fuerza.

El animal que hoy se queda analizando la zanahoria se alejó de los asesinos de alces siguiendo un segundo camino: el nuestro, el de las personas. Si la naturaleza «selecciona» indiferente y a ciegas los rasgos que llevan a la supervivencia de quienes los poseen, nuestros ancestros humanos también seleccionaron los rasgos —las características físicas y el comportamiento— que han conducido no sólo a la supervivencia, sino a la omnipresencia del perro actual (Canis familiaris) entre nosotros. Su aspecto, su conducta, sus preferencias, su interés por las personas y su vigilancia a la atención que les prestamos son todos rasgos resultado en gran medida de la domesticación. El perro actual es una criatura bien diseñada. Lo que pasa es que este diseño no fue del todo intencionado, ni mucho menos.

En la mente de un perro

Подняться наверх