Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 51
6, 10-11
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10 En la casa de Israel he visto algo horrible. Allí se prostituyó Efraín; se contaminó Israel. 11 También para ti, oh Judá, está preparada una cosecha, cuando yo restaure de la cautividad a mi pueblo.
6, 10. Israel ha añadido así abominación tras abominación. La casa de Israel es el reino de las diez tribus. שׁערוּריה, un crimen horrible, con el significado de abominaciones y crímenes de todo tipo. En el segundo hemistiquio, tWnæz>, zenūth, que es la prostitución espiritual y literal aparece como principal de los pecados. Efraín no es aquí el nombre de una tribu, como supone Simson, sino que significa todas las tribus de Israel.
6, 11. Al fin se cita a Judá, para que no se piense que ella es mejor o menos culpable. Ella aparece más bien como nombre absoluto (hd"§Why>-~G:), que será precisado por el siguiente לך. El sujeto de shâth (tv'î) no puede ser ni Israel ni Yahvé. Hitzig propone que se trata de Israel: “Israel ha preparado una cosecha para ti”; pero esa lectura no ofrece un sentido aceptable, en armonía con el contexto. Y la segunda lectura (la referida a Yahvé) ha de excluirse, porque el mismo Yahvé es el que aparece como el que habla.
Shâth se utiliza aquí en sentido pasivo, como en Job 38, ss. (cf. Gesenius, 137, 3). קציר, cosecha, es un término figurativo para el juicio, lo mismo que en Joel 3, 13; Jer 51, 33. Como Judá ha pecado lo mismo que Israel, ella no puede escapar del castigo (cf. Os 5, 5.14). שׁוּב שׁבוּת no significa nunca traer de nuevo a los cautivos, sino que en todos los casos significa invertir la cautividad, y esto en el sentido figurativo de una restitutio in integrum, de una restitución universal (cf. Coment. a Dt 30, 3).
yMi([;, ‘ammī, mi pueblo, es decir, el pueblo de Yahvé, que no es solo el Israel de las diez tribus, sino el pueblo de la alianza en su totalidad (con Judá). De un modo consecuente, yMi([; tWbïv., shebhūth ‘ammī, es la miseria en la que Israel (las doce tribus) ha caído, por haberse separado de Dios, por los pecados del pueblo, no simplemente por el exilio asirio o babilonio. Pues bien, Dios solo puede invertir esta situación por medio del juicio a través del cual los impíos son destruidos y los penitentes convertidos.
De un modo consecuente, el pensamiento de fondo del pasaje es este: “Cuando Dios se decida a castigar, él desarraigará la impiedad, y hará que su pueblo recupere su auténtico destino, de forma que Judá será también visitado por el juicio”.
En esta línea debemos rechazar la explicación de Rosenmüller, Maurer y Umbreit: “Cuando Israel haya recibido su castigo, recibiendo de nuevo la gracia de Dios por la restauración, el castigo merecido vendrá también sobre Judá”. Se debe rechazar también la opinión de Schmieder quien interpreta la cosecha como cosecha de alegría. Ambas opiniones se fundan en una mala interpretación de shūbh shebhūth, como si significara el retorno de los cautivos, y en el primer caso nos hallamos ante una limitación arbitraria de ‘ammī a las diez tribus.
Este verso no dice nada sobre el tiempo y manera en que Dios “volverá” (invertirá) la cautividad del pueblo, y castigará a Judá. Esto deberá ser determinado por otros pasajes, que anuncian la vuelta del exilio de ambos grupos, Israel y Judá, y de una eventual restauración de aquellos que se conviertan al Señor su Dios. El retorno completo de la cautividad del pueblo de la alianza no tendrá lugar hasta que Israel como nación se convierta a Cristo, su salvador.