Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 54
7, 8-10
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8 Efraín se ha mezclado con los demás pueblos; Efraín es como torta no volteada. 9 Gente extraña ha devorado su fuerza, y él no lo sabe. Ya se ha cubierto de canas, y él no lo sabe. 10 La soberbia de Israel testificará en su contra. Con todo, ellos no se vuelven ni buscan a Yahvé, su Dios.
7, 8. En la estrofa que empieza aquí (Os 7, 8-16) la profecía pasa de la corrupción interna del reino de las diez tribus a su malvada política externa, y a la actitud injuriosa que ha tomado en contra de las naciones paganas, poniendo de relieve las desastrosas consecuencias de esa forma de actuar.
יתבּולל, de בּלל, mezclar, no es un futuro en el sentido de “será dispersado entre los gentiles”, porque, según el contexto, la consecuencia de la maldad anterior no es el castigo de la dispersión de Israel entre las naciones, sino el estado en que se encontraba Israel en ese momento. El Señor había separado a Israel de entre las naciones, a fin de que fuera una nación santa para él (Lev 20, 24.26). Como había dicho Balaam, Israel debía ser un pueblo que habitara aparte, por su especial dedicación a Dios (Num 23, 9).
Pero en oposición a este objetivo de su divina llamada, las diez tribus se habían mezclado con las naciones, es decir, con los paganos, habían aprendido sus formas de actuar y habían servido a sus ídolos (cf. Sal 106, 35-36). La mezcla con las naciones desembocó en la adopción de costumbres paganas, no en la penetración de los gentiles en los bienes de Israel (Hitzig), ni simplemente en un tipo de alianzas que los israelitas hacían con las naciones paganas, porque esas cosas externas eran simplemente la consecuencia de una apostasía interior de Israel respecto a su Dios, que expresaba la mezcla interna que Israel había realizado ya con el paganismo del entorno. De esa forma, Israel se había convertido ya en una “torta no volteada”, que se estaba quemando por la parte del fuego. עגּה, una torta que se cuece sobre cenizas ardientes o sobre piedras al fuego, que, si no se vuelve, se quema por un lado y no se cuece por el otro.
7, 9 explica el sentido de la figura anterior. Así como el fuego hace que se queme una torta cocida sobre cenizas, a no ser que se le dé la vuelta, de igual manera, los poderes extranjeros tienen tal influjo sobre Israel, sea a través de guerras, sea a través de su paganismo, que el pueblo de Israel corre el riesgo de quedar totalmente destruido. “Se ha cubierto de canas…; es decir, el cuerpo político, representado por el rey, ha venido a estar recubierto de signos de una gran vejez, de tal forma que está maduro para la destrucción.
El objeto de לא ידע puede suplirse con facilidad a través de las frases anteriores, es decir, indicando que los extranjeros devoran su fuerza, que el pueblo se está volviendo anciano (está perdiendo fuerza). La traducción de las frases finales (y él no lo sabe) está determinada por והוּא, él, de tipo enfático: Él no conoce, no percibe la caída o desaparición de su fuerza.
7, 10. La primera frase es una repetición de 5, 5. El testimonio que el “orgullo de Israel” (es decir, Yahvé, en el que debía fundarse el pueblo de Israel) eleva ante la faz de Israel consiste en el debilitamiento y la destrucción del reino, tal como se describe en 7, 9. Pues bien, a pesar de todo esto, los israelitas no se vuelven al Señor, que es el único que podría salvarles, sino que siguen buscando la ayuda de los enemigos naturales (egipcios, asirios…).