Читать книгу 100 escritores del siglo XX. Ámbito Internacional - Domingo Ródenas de Moya - Страница 22
TRUMAN CAPOTE
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CRISTINA GARRIGÓS
Después de todo, el arte no es agua destilada: las percepciones personales, los prejuicios, el sentido de selección de cada uno contaminan la pureza de la verdad absoluta.
(Los perros ladran, 1973)
Prolífico, mordaz, genial y carismático, Truman Capote (Nueva Orleans, 1924-Los Ángeles, 1984) puede considerarse uno de los escritores y periodistas norteamericanos cuya personalidad ha dejado casi tanta huella en la historia de la literatura como los protagonistas de sus novelas. Truman Streckfus Persons nació en Nueva Orleáns el 30 de septiembre de 1924. Hijo de Archelaus Persons, comerciante, y de una joven reina de la belleza sureña, Lillie Mae Faulk, sus padres se separaron cuando Truman tenía solo cuatro años. Como consecuencia de este divorcio, le enviaron a Monroeville (Alabama) donde se crio con sus tías y conoció a la que sería su vecina y amiga de por vida, Harper Lee, autora de Matar a un ruiseñor, que, en esta novela, se inspiró en él para el personaje de Dill y que describe de la siguiente forma: «Dill resultaba una curiosidad. Llevaba pantalones cortos de lino azul que se abotonaban a la camisa, tenía el pelo blanco como la nieve y pegado a la cabeza como plumones de pato; yo era más alta que él, a pesar de ser él un año mayor. Cuando nos contaba el cuento de siempre, sus ojos azules se iluminaban y se oscurecían, su risa era franca y feliz; solía tirarse de un mechón de pelo que le caía en el centro de su frente». La infancia de Capote fue decisiva en su formación como escritor. Como él mismo confesó, la sensación de abandono materno nunca dejó de perseguirle e influyó en la formación de su carácter introvertido e inseguro, que buscó refugio en los libros. Fue Capote, sin duda, un niño precoz que a los cinco años, antes de entrar en primer curso del colegio, ya había aprendido a leer y a escribir solo, a pesar de que en casa de los Faulk poco había que leer, aparte de la Biblia. Sus conocidos relatan que a esa temprana edad siempre iba acompañado de un pequeño diccionario, un bloc de notas y un lápiz, y que siempre tuvo claro lo que quería ser de mayor: escritor. En 1935, con nueve años, dejó el Sur para mudarse a Nueva York con su madre y el segundo marido de esta, un hombre de negocios cubano que le dio sus apellidos, García Capote. Tras estudiar en la Trinity School y St. John’s Academy en Nueva York, y posteriormente en Greenwich High School, Connecticut, adonde se mudaron sus padres en 1939 y donde publicó sus primeros textos en el periódico del colegio (como «Lucy», la historia de la criada negra que le acompañó desde Alabama a Nueva York), dejó los estudios a los diecisiete años para aceptar un trabajo en The New Yorker, donde llamaba la atención por su vestuario, entre excéntrico y dandi.
A partir de 1943, Capote publica varios relatos en revistas como The Atlantic Monthly o Harper’s Bazaar, que se recogerían posteriormente en su libro Un árbol de noche (1949), que incluye ocho cuentos, entre los que destaca el que da título a la colección. También en 1943 escribe su primera novela, titulada Crucero de verano, una obra que el autor, insatisfecho con el resultado final, tiró a la basura. Sin embargo, quiso la suerte que el manuscrito fuera rescatado por la siguiente inquilina del apartamento, quien lo guardó hasta su muerte, tras la cual, su sobrino lo encontró y lo subastó en Sotheby en 2004, y así la novela fue publicada póstumamente en 2005. Esta novela presenta a Grady, para algunos la antecesora de Holly Golightly, una entusiasta de la vida social y de las fiestas, que se rebela ante el porvenir convencional que le tienen reservado sus acaudalados padres. Su relación con un apuesto aparcacoches pondrá todo su futuro en juego. El hecho de que esta novela no se conociera hasta fecha muy reciente ha llevado a la crítica a considerar Otras voces, otros ámbitos (1948) durante muchos años como la primera novela de Capote. El propio autor admitió que esta novela era semiautobiográfica y que la había escrito, de alguna manera inconsciente, en un intento de exorcizar su pasado. La foto de la portada que muestra a un joven autor en actitud desafiante y seductora suscitó no poca polémica, pues se consideraba inapropiada y demasiado erótica. De hecho, la novela trata el tema de la sexualidad en la figura del protagonista, un chico de trece años, Joel, que está descubriendo su homosexualidad. La acción transcurre en Alabama, en una mansión decadente que aporta el componente gótico a la novela, y existen numerosas afinidades con la infancia del autor. Por ejemplo, en ella aparece un personaje, Idabel, que rinde tributo a su amiga Harper Lee, tal y como ella hiciera en Matar a un ruiseñor.
La fama de Capote precedió esta primera novela, pues cuando se publicó Otras voces, otros ámbitos, su autor ya había aparecido como la estrella de un reportaje que sacó la revista Life sobre los nuevos valores de la literatura norteamericana, a pesar de haber publicado tan solo algunos relatos. La aparición de esta novela le confirmó como uno de los autores más interesantes de la década, el enfant terrible de las letras norteamericanas, puesto que disputaba a Gore Vidal, y figura imprescindible en cualquier fiesta de la alta sociedad.
Su siguiente obra, la novela breve El arpa de hierba (1951), le granjeó buenas críticas que le confirmaron como un valor seguro en el mercado literario. El arpa de hierba relata la historia de un adolescente huérfano que tras la muerte de sus padres, se va a vivir con sus tías y la criada de estas a un pueblo de Alabama. Por diversas circunstancias, el chico, una tía y la criada se mudan a una casa en un árbol en la que aparecen los demás personajes. Las reseñas de la novela alabaron su sensibilidad y su sentido del humor sureño que convierten en metáfora (como la del arpa) los conflictos raciales, de clase y las relaciones amorosas. Sin embargo, Capote, que escribió esta novela desde Italia, había tenido muchos problemas con los últimos capítulos, ya que a los editores de Random les parecía que el final estropeaba el lirismo de la novela y rompía la magia al hacer bajar a los personajes del árbol y volver a la realidad. En esta novela, como en toda su obra en general, hay muchos elementos autobiográficos ficcionalizados, sobre todo, aquellos episodios relacionados con la infancia del autor en Alabama. Esta obra fue adaptada al teatro, pero a pesar de contar con los mejores profesionales, no tuvo el éxito esperado.
A El arpa de hierba le siguieron algunas incursiones en el cine: escribió, junto a John Huston, el guion de La burla del diablo (1953), basado en la novela de James Helvick, para una película protagonizada por Humphrey Bogart, Jennifer Jones y Gina Lollobrigida; se aventuró con el género musical al producir en Broadway The House of Flowers (‘Casa de flores’, 1956) y escribió numerosos artículos periodísticos, mientras estaba de viaje por la Unión Soviética con el musical Porgy and Bess, que recogió en The Muses are Heard (‘Se oyen las musas’, 1956). Sin embargo, nunca abandonó la producción narrativa y continuó escribiendo relatos como «Un recuerdo navideño», publicado en la revista Mademoiselle (1956), reconocido por el propio autor como una de sus historias favoritas que, de nuevo, trata el tema de la sensibilidad juvenil y las emociones de la adolescencia e introduce personajes inspirados en la vida personal del autor.
A pesar de ser ya un escritor de reconocido prestigio, el cine le dio a Capote la popularidad definitiva a través de la adaptación de Desayuno en Tiffany’s, que se estrenó en España con el título de Desayuno con diamantes (1958), que fue llevada a la pantalla por Blake Edwards con la interpretación protagonista de Audrey Hepburn y George Peppard. Al parecer, Capote quería que Holly Golightly fuera interpretada por Marilyn Monroe, una de sus actrices y personas favoritas, como señala en su ensayo dedicado a la actriz, «Una adorable criatura», en el que describe su fascinación por la frágil actriz, con la que en cierta manera se identificaba, ya que ambos compartían una infancia desgraciada, además de su afición por el alcohol y las drogas. Sin embargo, la productora impuso a Hepburn y en la imaginación de miles de espectadores es ella la que representa a la joven chica de compañía que no encuentra su lugar. El guionista de la película, George Axelrod, mantuvo gran parte de los diálogos de la novela, pero introdujo algunos cambios, a petición de la productora, Paramount, que enfurecieron a Capote, que nunca entendió por qué cambiaron el final de su obra y, con ello, el alcance que él quería darle a la novela. En este sentido, la crítica más reciente, sobre todo desde la perspectiva de los estudios de género, señala la homosexualidad como tema recurrente en la novela, que fue eliminado de la película por razones de censura. Tras su publicación, la mayoría de los críticos, sin embargo, coincidieron en encontrar la novela divertida pero poco realista, romántica y en cierto sentido angustiosa, al mostrar el drama de la soledad en la gran ciudad y la dualidad del alma humana representada por la agitada vida social de Holly y su desamparo. Según Capote, Holly era un compendio de las mujeres frívolas que había conocido, pero no han sido pocos los críticos que han visto en el personaje de Holly Golightly un reflejo del propio autor.
Tras el éxito social y literario que supuso para Capote la publicación de Desayuno en Tiffany’s y su posterior adaptación cinematográfica, el escritor norteamericano impulsó con su siguiente obra lo que sería considerado como un nuevo género literario: la novela de no ficción o nuevo periodismo. Para ello, tomó un caso real, el asesinato de una familia de clase media, los Clutter, en el pequeño pueblo de Holcomb, en Kansas, para escribir una narración ficticia de cómo se desarrollaron los acontecimientos que llevaron a los asesinos a cometer sus crímenes. Capote tardó seis años en escribir A sangre fría (1965), y la novela pronto se convirtió en otro éxito de ventas y de crítica para el autor norteamericano. Muchos consideran que es esta su mejor obra y así se enseña en las universidades como representante de un nuevo género literario, el nuevo periodismo, que más tarde practicarían autores como Hunter S. Thompson, Tom Wolfe o Norman Mailer. La principal característica que diferencia esta novela de otras tradicionales, es, sobre todo, el estar basada en un caso y unos personajes reales. Sin embargo, para dar sensación de alejamiento, el narrador no es un narrador en primera persona, sino un narrador omnisciente en tercera persona que aporta así el toque de deus ex machina, que puede adentrarse en los pensamientos de los personajes. Para Capote, solo un escritor de ficción, con el control de las técnicas narrativas, podía elevar el periodismo a la categoría de arte. Según Gerald Clarke: «El periodismo siempre se mueve en un plano horizontal, contando una historia, mientras que la literatura, la buena literatura, se mueve en vertical, llevándote cada vez más dentro de los personajes y los acontecimientos». Capote se adentró en la historia de los asesinatos de Holcomb y para ello, junto a Harper Lee, se desplazó a Holcomb, entrevistó a los habitantes del lugar y a los investigadores que llevaban el caso; acudió a la cárcel y mantuvo diversas entrevistas con los asesinos, especialmente con Perry King, con el que llegó a entablar una relación de amistad y confianza, que incluso algunos han visto como algo más, y que se ve claramente reflejada en las películas que se han estrenado recientemente, Capote (2005) e Historia de un crimen (2006), que narran el proceso por el cual se escribió la novela.
Tras el éxito de A sangre fría, que estuvo durante treinta y siete semanas en la lista de libros más vendidos de The New York Times, Capote escribió otras dos obras importantes, Música para camaleones, una colección de entrevistas, y Plegarias atendidas (1987), escrita según el modelo de En busca del tiempo perdido de Proust, que no llegó a terminar y que se publicó tras su muerte. Esta obra, que él consideraba su obra maestra, representa una sátira de muchos de sus amigos de la alta sociedad. Y así, después de una vida de éxito social y literario, el final de la vida de Capote se convierte en una progresiva caída en desgracia. Tras la publicación de «La Côte Basque,» en la que el escritor hace una sátira de todos aquellos personajes de la alta sociedad que le habían acogido e invitado durante años a sus fiestas y mansiones, se produce un rechazo total que lleva al autor a una situación de abandono y soledad que agudiza sus problemas con el alcohol y las drogas y los conflictos en sus relaciones amorosas. Capote muere prácticamente solo en Los Ángeles en 1984 a consecuencia de una sobredosis de barbitúricos y a punto de cumplir los sesenta años. La vida de Capote fue, sin duda, una vida de excesos, y es posible que su fama y su agitada vida social eclipsaran en ocasiones su dimensión literaria. Sin embargo, como le ocurriera a Oscar Wilde, su obra ha perdurado, y no cabe la menor duda de que novelas como Desayuno en Tiffany’s o A sangre fría son parte fundamental de la historia de la literatura y de la cultura estadounidense.
Bibliografía
William L. Nance, The Worlds of Truman Capote, Nueva York, Stein and Day, 1970; Lawrence Grobel (1985), Conversaciones íntimas con Truman Capote, Barcelona, Anagrama, 1986; Gerald Clarke (1988), Truman Capote: la biografía definitiva, Barcelona, Ediciones B, 2006; Helen S. Garson, Truman Capote: A Study of the Short Fiction, Boston, Ungar, 1992; Georges Plimpton, Truman Capote: In Which Various Friends, Enemies, Acquaintances and Detractors Recall His Turbulent Career, Nueva York, Doubleday, 1998; Joseph Waldmeir John Waldmeir (eds.), The Critical Response to Truman Capote, Westport, Greenwood Press, 1999; Elena Ortells Montón, Ficción y no ficción: la unidad literaria en la obra de Truman Capote, Valencia, Universitat de València, Servei de Publicacions, 1999.