Читать книгу 100 escritores del siglo XX. Ámbito Internacional - Domingo Ródenas de Moya - Страница 7
JOHN ASHBERY
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CARMELO MEDINA
Cierra los ojos y podrás percibir millas a la redonda.
Ahora ábrelos sobre un estrecho sendero vertical.
Podría darnos —¿qué?— ¿algunas flores tempranas?
(«What is Poetry» [‘Qué es poesía’])
La infancia de John Ashbery (Rochester, Nueva York, 1927) transcurre en la granja de su padre en Sodus, Nueva York, y con sus abuelos. Con ellos encontraba el afecto del que carecía en su domicilio paterno, particularmente en relación con su padre, a quien describe como poseedor de un carácter violento. Además, en casa de sus abuelos pudo disfrutar de una excelente biblioteca, con numerosos autores clásicos de la literatura inglesa; el abuelo era profesor universitario especialista en Física y fue el primer americano en experimentar con los rayos X. La muerte de su hermano cuando aún él era niño, hecho al que se refiere en uno de sus poemas, resultaría una experiencia traumática para él.
Durante sus estudios de bachillerato en Deerfield Academy, Massachusetts, comenzó a escribir poemas al mismo tiempo que leía a W. H. Auden, Dylan Thomas y Wallace Stevens. Continuó su formación en la Universidad de Harvard, lugar en el que conoció a los poetas Frank O’Hara y Kenneth Koch con quienes posteriormente, junto con James Schuyler, formaría parte de la conocida como escuela poética de Nueva York. En Harvard se graduó y realizó su tesis sobre W. H. Auden. Completaría sus estudios de posgrado en inglés y literatura francesa en Columbia y en la Universidad de Nueva York.
Una beca Fulbright, en 1956, le permitió marcharse a París. En Francia permanecerá durante nueve años trabajando como periodista y crítico de arte en la edición europea del New York Herald Tribune. A su vuelta a Nueva York, en 1965, continuaría colaborando con sus artículos sobre arte en conocidas revistas de su país, llegando a ser editor de ARTnews, labor que desempeñó durante años. Su interés por el arte será permanente a lo largo de su vida, algo que ya reflejó en uno de sus primeros poemas, escrito en Harvard, «El pintor» (1949), en el que se puede apreciar la influencia de Auden. El poema utiliza la forma tradicional, una sextina —forma que practicaron Dante y Petrarca y de la que hay ejemplos en sus contemporáneos, T. S. Eliot, E. Pound y Auden— y describe la labor del pintor en la creación de su obra que, una vez finalizada, acaba siendo arrojada «desde lo más alto del edificio» para ser devorada por el mar y permanecer en el tiempo «como una plegaria», algo indeterminado a lo que ya se apuntaba en su segunda estrofa y que concluye el poema.
Comenzó su actividad como profesor de literatura en 1974, en Brooklyn College, y la continuó en Bard College. Ha sido galardonado con numerosos premios, entre ellos los más importantes de su país: Pulitzer, National Book Award, National Book Critics Circle, Lenore Marshall, y el Bollingen de la Universidad de Yale; los tres primeros por su obra, Autorretrato en espejo convexo (1975), y los dos últimos por Una ola (1984). Su poesía es admirada tanto por los poetas academicistas como por los experimentales; así lo manifiesta su elección como Director de la Academia de Poetas Americanos y su nombramiento como Poeta Laureado de Nueva York, en los años 2001 y 2003. Ashbery está considerado como un clásico de la poesía contemporánea y su obra se ha traducido a los principales idiomas.
Además de sus volúmenes de poesía ha publicado un libro sobre crítica de arte, Reported Sightings (‘Informes de lo visto’, 1985), fruto de sus colaboraciones con ARTnews, Art International, Newsweek, New York Herald Tribune; una novela, Nido de bobos (1969), que escribió en colaboración con el también poeta de la escuela de Nueva York James Schuyler; tres obras de teatro, y varias recopilaciones con sus escritos en prosa.
En cuanto a su obra poética, labor por la que es más conocido, estamos ante un autor prolífico, que no deja de publicar nuevos volúmenes; el más reciente, Notes from the Air: Selected Later Poems (‘Notas desde el aire: poemas tardíos seleccionados, 2007), ha sido seleccionado en 2008 para el Premio Internacional Griffin Poetry. Su primer volumen de poesía publicado es Some Trees (‘Algunos árboles’, 1956); fue elegido por W. H. Auden para el Premio de Jóvenes Poetas de la Universidad de Yale, que publicó con una introducción del propio Auden. En este volumen podemos apreciar la influencia de W. Stevens, Auden y los poetas vanguardistas franceses Raymond Roussel y Max Jacob. Uno de sus poemas más célebre, «Manual de instrucciones», aparece en este volumen; en él, a lo largo de sus setenta y cinco versos, va describiendo un supuesto viaje a la ciudad de Guadalajara, México, «¡ciudad de flores de color rosa!». Escrito en una época de su vida en la que Ashbery trabajaba en las oficinas de una editorial, refleja su deseo de viajar a otros países. He aquí su comienzo:
Estoy sentado mirando por la ventana del edificio
me gustaría no tener que escribir el manual de instrucciones sobre los usos de un nuevo metal
miro a la calle y veo a la gente, caminando con paz interior,
y los envidio —¡están tan lejos de mí!
ninguno tiene que preocuparse de tener este manual a tiempo.
Su siguiente volumen lo realizó en Francia, El juramento de la pista de frontón (1962). En él radicaliza su estilo poético, juega con un lenguaje fragmentado, con imágenes desconcertantes que surgen como impulsos de su imaginación, y todo ello con una exuberante mezcla de ideas inacabadas, una especie de collage no al uso que desconcertó a sus más distinguidos mentores en América, como Harold Bloom. De este volumen puede destacarse el largo y difícil poema «Europa», o «Nuestra juventud», en el que escribe: «Los árabes nos atraparon. Conocimos / los caballos muertos. Descubrimos el café, / cómo debe tomarse caliente, descalzo / en Canadá. Y la música inmortal de Chopin». Ashbery utiliza en este volumen y en sus poemas de esa época un procedimiento afín con la escritura automática, término mencionado o sugerido por él y que más tarde él mismo rechazaría como inapropiado.
De vuelta en su país publicó Rivers and Mountains (‘Ríos y montañas’, 1966), y El doble sueño de la primavera (1970). El título del segundo es un homenaje al pintor Giorgio de Chirico, a quien él admiraba, y corresponde a uno de sus cuadros. En ambos se aprecia una vuelta a elementos líricos discursivos más familiares para el lector en general. Como el poema «Rivers and mountains», que da título al volumen, a lo largo de sus ochenta y cinco versos, en los que apenas hay signos de puntuación, se ofrece de forma fragmentaria el entorno natural, montañas, valles, ríos, árboles, viñedos, que se entremezclan con alusiones a sus moradores, animales, hombres y pájaros, a las ciudades y la actividad de sus habitantes, que completan ese paisaje, y todo ello insertado dentro de un siniestro plan o propósito imaginario que sirve de contexto al fluir de sus versos:
Los pájaros sobrevolaban
siéntate —no había otra cosa que hacer.
No confundas su silencio con orgullo o fortaleza
o la cascada con un puerto
lleno de barcos que está ahí
operando para millares de personas
Ashbery vuelve al experimentalismo más puro con Tres poemas (1972), poema en el que predomina la prosa, intercalada de elementos líricos, y que se considera uno de sus volúmenes más difíciles. Como indica el título, lo componen tres largos poemas: «Nuevo espíritu», «Sistema» y «Recital»; en los dos primeros se sucede una lucha entre opuestos, como lo viejo y lo nuevo, presente y futuro, amor físico y espiritual, que encuentran su resolución final en el tercero de los poemas. En «Sistema», su autor introduce la dimensión histórica personal, coincidente con el momento de realización del poema, realizando una referencia a la guerra del Vietnam y a la necesidad cultural y religiosa que propone de rebelarse contra la misma en pro de una filosofía de vida y amor.
Sin duda, el reconocimiento público de Ashbery como uno de los grandes poetas americanos contemporáneos, lo alcanzó en 1975, a raíz de la publicación de Autorretrato en espejo convexo. El título del volumen es un homenaje al cuadro del pintor manierista del Renacimiento Francesco Parmigianino (1524). Menos experimental que los anteriores, contiene temas como el paso del tiempo y, algo que tiene en común con los otros poetas de la escuela de Nueva York, la relación entre el arte y la vida. El mensaje que quiere transmitir es el de la importancia del conocimiento completo de uno mismo, incluso si a este no podemos llegar sin la ayuda externa, de la gente que nos rodea, que a veces distorsiona, como hizo Parmigianino, nuestra propia imagen. Este conocimiento puede venirnos del quehacer diario y del entorno físico, como expresa en «Mientras venías de Tierra Santa», un poema de cuarenta y siete versos de diversa factura, divididos en tres estrofas sin signos de puntuación, que van fluyendo a impulsos, sin sincronizar, ofreciendo en los intervalos de sus versos una sucesión de hechos aparentemente anodinos enmarcados en el tiempo. Comienza el poema con una referencia «al oeste del estado de Nueva York», lugar del que él es originario y que se convierte en la «tierra santa» del mismo. He aquí sus últimos cinco versos:
ni aquí ni ayer en el pasado
solo en el intervalo de hoy rellenándose él mismo
mientras el vacío se distribuye
con la idea de que el tiempo existe
cuando ese tiempo es ya pasado
A pesar de su reconocimiento público, Ashbery ha sido y es considerado por muchos como un poeta difícil y controvertido, algo de lo que él mismo es consciente. Así lo refleja en un artículo que escribió sobre su compatriota Elizabeth Bishop (1911-1979), cuya poesía admiraba, publicado en su Selected Prose (‘Prosa escogida’). En el mismo comenta sobre sí que había sido descrito como «un disparatado surrealista local cuya poesía desafía incluso las reglas y lógica del surrealismo». Sin embargo, incluso en sus poemas más experimentales, intenta «mantener significación junto al ritmo del azar», aunque a veces lo hace ofreciendo varios contextos y saltando de una reflexión a otra. Ocasionalmente en sus poemas aparecen frases que él toma de las más diversas fuentes escritas, como revistas y periódicos, o de sus lecturas en general. Va insertándolas dentro de sus poemas sin ofrecer explicación alguna por su parte, o que estas tengan una aparente conexión lógica para el lector; se trataría de algo que brota esporádicamente, fruto de su propia atracción por la inspiración repentina que surge de sus lecturas.
De su amistad con los otros poetas de la escuela de Nueva York destaca su gusto por temas relacionados con el arte, el color, y la utilización de los poemas como una forma de comunicación entre ellos. Gracias a la correspondencia entre los componentes de este grupo, que solían intercambiar sus poemas por medio de cartas, se han podido recuperar y publicar poemas que se habrían perdido. Este es el caso de O’Hara, que murió trágicamente en un accidente, en 1966, que trabajaba en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA, y que, junto a Ashbery, fue editor asociado de la revista ARTnews. En algunos casos este intercambio se trataba de secuencias de poemas entre los cuatro componentes de la escuela de Nueva York que eran realizados en colaboración.
También ha sido relacionado Ashbery con L=A=N=G=U=A=G=E, aunque en este caso, más por ser un referente o una ascendencia en su forma de hacer poesía para los poetas que aparecían en sus páginas, que por considerársele uno de los poetas asociados a este movimiento, en particular por sus poemas más experimentales, El juramento de la pista de frontón y Tres poemas. En realidad, L=A=N=G=U=A=G=E es el título de una revista que dejó de publicarse en 1984, después de cuatro años, y que junto con otras dos, This y Roof, publicaban poemas y ensayos sobre poesía. Los poetas agrupados bajo esta denominación, muy prolíficos en el campo de la teoría y la práctica poética, surgen a final de los años setenta y los ochenta en San Francisco y Nueva York, y se preocupan por el método de hacer poesía, su teoría, concediendo especial importancia a la indeterminación del significado y la importancia del medio, la lengua escrita.
La temática de los poemas de Ashbery abarca las más diversas cuestiones, coincidiendo con diversas etapas de su vida, tal y como queda recogido en sus volúmenes. Predominan, junto a los relacionados con el mundo del arte y la vida, temas como la inseguridad de la existencia, las dudas que provocan la convivencia íntima, y el transcurso del tiempo, que le lleva a plantearse la estabilidad del propio yo. Ofrece meditaciones sobre una realidad siempre cambiante, que él presenta como si se tratase de sueños, utilizando asociaciones personales y respuestas sensoriales, para lo que no hay que pretender encontrar un argumento coherente.
Su estilo es inimitable, irónico, poseedor de un lirismo seductor que en muchos casos resulta opaco, al faltar una secuencia temática o sintáctica lógica, algo que, sin embargo, ha provocado la atracción de muchos imitadores. Desafiando con sus poemas la lógica convencional, provoca que el lector no preparado, que sigue las teorías convencionales de poesía, lo encuentre difícil de entender. Se ha destacado de él la habilidad para mantener su homosexualidad al margen de su actividad poética, o el saber referirla con naturalidad y sin ruido, algo que ya hicieron Auden y Elisabeth Bishop, poetas a los que admiraba, especialmente durante los años en los que imperaba el conservadurismo del senador McCarthy, que en lo político dominaba su paranoia anticomunista y que también alcanzaba las más diversas esferas del comportamiento social.
La lista de poetas con los que se le ha asociado es bastante extensa; a varios de ellos ya se les ha mencionado. Solo habría que añadir los nombres de Gertrude Stein y John Cage. Importa sobre Gertrude Stein señalar la ascendencia que tuvo en él su concepto de literatura cubista, de acuerdo con el cual, fruto del análisis multidimensional del contenido de un texto dado, el significado adquiere una dimensión más enriquecedora. Al hablar de lo evocativo de sus imágenes y la musicalidad de sus poemas hay que indicar que Ashbery incorpora en sus poemas elementos musicales que surgen como un fiel reflejo de hechos cotidianos y de la gente ordinaria. Coincidiendo así, como apuntan la crítica, con el compositor John Cage, asociado con los poetas Black Mountains, también de Nueva York, a quien le gustaba indagar en el aparente caos significativo de algunos poemas de Ashbery, como también lo ha hecho, según propia afirmación, con la última obra de James Joyce, Finnegans Wake; Cage ha utilizado a ambos autores como fuente de inspiración en sus composiciones musicales.
Para terminar, debo referirme a uno de sus últimos volúmenes, Por dónde vagaré (2005), que contiene una recopilación de sus poemas, muchos ya publicados en diversas revistas especializadas. Su variada temática está dominada por un toque personal casi íntimo, que consigue que todo el volumen pueda considerarse un mosaico de vivencias cotidianas, cercanas al lector actual, en las que puede reconocerse con frecuencia. Los elementos que podrían considerarse menos cotidianos o exóticos, como las referencias a otras culturas, modos de vida y países que aparecen en este volumen, añaden un componente que no resulta del todo extraño al lector actual que se siente inmerso en el contexto de la aldea global, y que lo hacen más atractivo. Son como un homenaje a ese mestizaje predominante en Nueva York y en tantas grandes ciudades occidentales, a la vez que nos recuerda uno de los temas predominantes en su poesía: la atracción por los viajes. La amplitud y variedad de su producción poética, la evolución de su estilo, unido a lo variopinto de su temática y las interpretaciones que han provocado, así como la intensidad de sus vivencias, la riqueza de los momentos vividos fruto de su larga e intensa existencia, que Ashbery refleja en el conjunto de su poesía, queda en parte reflejado en el poema publicado en este volumen, «En aquellos días», cuyos primeros y últimos versos se ofrecen a continuación como colofón:
Música, comida, sexo y sus acompañantes
tropos como un muro de luz en la puerta
una vez salpicada de carcajadas
...
Tengo que irme, incluso si es solo el sarcasmo
del habla lo que se pierde, mientras su bendito
sentido se desangra,
abierto a todo tipo de interpretaciones.
Bibliografía
David Shapiro, Ashbery: An Introduction to His Poetry, Nueva York, Columbia University Press, 1979; Geoff Ward (ed.), Statues of Liberty: The New York School of Poetry, 2.ª ed., Nueva York, Palgrave Macmillan, 1993; John Shoptaw, On the Outside Looking Out: John Ashbery’s Poetry, Cambridge, Harvard University Press, 1994; Mutlu Konuk Blasing, Politics and Form in Postmodern Poetry: O’Hara, Bishop, Ashbery, and Merrill, Nueva York, Cambridge University Press, 1995; Susan M. Schultz (ed.), The Tribe of John: Ashbery and Contemporary Poetry, Tuscaloosa, University of Alabama Press, 1995; David Lehman, The Last Avant-Garde: The Making of the New York School of Poets, Nueva York, Doubleday, 1998; David Herd, John Ashbery and American Poetry: Fit to Cope with Our Occasions, Manchester, Manchester University Press, 2000; Andrew DuBois, Ashbery’s Forms of Attention, Tuscaloosa, University of Alabama Press, 2006.