Читать книгу La certificación forestal: un instrumento económico de mercado al servicio de la gestión forestal sostenible - Fernando García-Moreno Rodríguez - Страница 10
I.1.1. El bosque: una historia caracterizada por su indisoluble unión y relación con los seres humanos
ОглавлениеSiendo más preciso en relación con lo avanzado a modo de preámbulo al comienzo del apartado dentro del cual se circunscribe el presente subapartado, debo señalar que se considera que la historia de los bosques y la humanidad se encuentra indisolublemente unida desde hace al menos unos 800.000 años, y de manera más evidente e incontestable a partir del Neolítico, periodo en el que se tiene constancia de que los humanos empezaron no sólo a aprovecharse de los múltiples productos y ventajas que les procuraban los bosques, sino, también, lo que es sumamente más relevante, a influir en los mismos2.
Debe tenerse presente, por tanto, que la relación de los hombres con los bosques desde tan remota época no era unidireccional, como inicialmente pudiera pensarse, es decir, una relación en la que únicamente el hombre se aprovechaba de los múltiples beneficios que le reportaban los bosques, sino bidireccional, en el sentido de que además de tal relación los hombres también interactuaban con aquellos y ello hasta el punto de que muy probablemente algunos bosques no existirían si los humanos no hubieran modelado el paisaje natural durante siglos, como por ejemplo y sin ir más lejos ocurre dentro del territorio nacional con la dehesa andaluza o extremeña, caracterizadas por ser formaciones forestales de baja densidad donde se dan la mano y se conjuga a la perfección la cubierta forestal, con el aprovechamiento agrícola y ganadero o la caza.
Con todo, no puede ocultarse que pese a esa mutua relación beneficiosa que siempre ha existido y sigue habiendo entre los hombres y los bosques, se ha llevado a cabo en muchas ocasiones una explotación insensata de estos últimos, depauperando los mismos hasta echarlos totalmente a perder, con el consiguiente perjuicio que ello supone para el paisaje, las poblaciones rurales más estrechamente vinculadas con aquellos y por supuesto para el medio ambiente. El motivo de tan funesto proceso que ha terminado, como es sabido, con la deforestación de múltiples bosques se ha debido, básica y fundamentalmente, a la sobreexplotación de los mismos como consecuencia, en gran medida, sino en toda, de la codicia humana, conjugada con la impaciencia de esperar a los tiempos que la naturaleza marca. Tal motivo que es el denominador común en prácticamente la totalidad de países del mundo, se ha visto agravado en algunos lugares y momentos históricos concretos por otras causas igualmente dañinas para aquellos, como por ejemplo, en Europa, por las múltiples y continuas guerras que durante siglos la asolaron propiciando un consumo exacerbado de madera con fines militares, o en otras ocasiones, y en ese caso en los cinco continentes, como consecuencia de grandes plagas o enfermedades forestales sufridas.