Читать книгу La certificación forestal: un instrumento económico de mercado al servicio de la gestión forestal sostenible - Fernando García-Moreno Rodríguez - Страница 11
I.1.2. Visión panorámica de los bosques en el mundo: Clases, características y ubicación
ОглавлениеEn el presente y únicamente con la finalidad de destacar la situación actual de los bosques en el mundo, debo señalar que a pesar de los grandes e injustificados abusos y excesos cometidos por el hombre durante siglos con los mismos, ni más ni menos que el 30% de la superficie de la Tierra se encuentra cubierta por bosques, lo que, aproximadamente, viene a representar unos 4.000 millones de hectáreas, implicando tal dato, si se tiene en cuenta que la población mundial estimada en 2020 es de 7.625 millones de habitantes, que corresponde a cada persona algo más de 0,52 hectáreas de bosque, si bien las mismas no se encuentran uniformemente repartidas, ya que algunos países no tienen nada o prácticamente nada de bosque, mientras que otros, como es el caso de la Federación Rusa, Canadá, China, Estados Unidos y Brasil suman entre todos ellos bastante más de la mitad de la superficie de bosques de todo el planeta, lo que por otro lado tiene cierta lógica, pues son, con diferencia, los cinco países más grandes del mundo. Lo más reseñable, con todo, y de ahí traer a colación tales datos, es el relevante papel que de cara a su preservación y a ser posible, acrecentamiento, puede llevarse a cabo.
Por lo que a los bosques en sí se refiere, cabe señalar que los mismos, desde una perspectiva ecológica, no son uniformes, en el sentido de constituir un mismo tipo o clase, sino que muy por el contrario existe una gran variedad atendiendo a la diversidad de climas, localizaciones y ecosistemas, entre otros factores a los que se puede hacer alusión3. Tal variedad, repercute, como no puede ser de otro modo, en la propia estructura y conformación de los árboles que integran dichos bosques, propiciando que el crecimiento, accesibilidad o tipo de madera resultante de los mismos sea en unos casos más codiciada que en otros atendiendo a su dureza, vistosidad o características de todo tipo y clase, y en virtud de ello, consecuentemente, que tiendan a explotarse más unos que otros. A todo ello hay que añadir que no solo es objeto de deseo la madera, pues ésta no deja de ser un producto más de los muchos que provienen de los bosques, ya que además de ésta el resto de productos forestales procedentes de aquellos también son muy distintos de unos a otros bosques, siendo unos mucho más demandados que otros.
Así y abundando un poco más en lo referido en el párrafo precedente, debo precisar que los bosques del mundo, atendiendo a sus características biológicas, son susceptibles de poderse dividir en tres grandes clases o tipos, a saber: Bosques Tropicales, Bosques Templados y Bosques Boreales. Por lo que a la primera gran clase o tipo de bosques se refiere, es decir, por lo que tiene que ver con los bosques tropicales, cabe decir que éstos son aquellos bosques situados en la denominada zona intertropical, que es la franja de la tierra que se encuentra comprendida entre el trópico de Cáncer y el trópico de Capricornio4, por lo que en virtud de tal ubicación geográfica presentan un clima tropical, caracterizado por ser cálido, de humedad variable, pero en ningún caso árido. Atendiendo a su pluviosidad los bosques tropicales se dividen a su vez en las siguientes tres clases: 1.- Bosques tropicales húmedos. 2.- Bosques tropicales secos. 3.- Bosques monzónicos, que tienen características propias que no se corresponden exactamente con las que definen a una y otra clase de bosques tropicales anteriormente referidas.
Pues bien, este gran grupo de bosques que constituyen los bosques tropicales en sus diversas variantes, son, de entre todos los tipos y clases de bosques existentes, los que sin lugar a dudas de ningún género constituyen el ecosistema más diverso tanto en flora como en fauna del planeta, caracterizándose, además de por su inmensa riqueza zoológica y botánica a la que anteriormente me he referido, por sus extraordinarios e inigualables paisajes, caracterizados, dentro del exotismo que les es propio, por su entorno siempre verde, exuberante, cambiante y sobre todo lleno de vida. Por si ello fuera poco, este tipo de bosques suelen contar con importantes yacimientos, bien de minerales preciosos, bien de minerales estratégicos para la industria y el comercio, o bien, finalmente, con yacimientos de hidrocarburos, lo que les hace aún mucho más deseables.
Volviendo al tema más propiamente forestal que es el que ahora realmente interesa, resulta oportuno destacar igualmente en relación con dichos bosques tropicales que la enorme belleza, tamaño y muchas veces desmedido grosor de sus árboles no sólo queda ahí, sino que además y por si ello fuera poco, la madera de estos últimos resulta ser de una inusitada calidad, belleza y resistencia, lo que origina, lógicamente, que sea muy codiciada y demandada a nivel mundial, principalmente por los países del primer mundo, máxime cuando en virtud de tales características se atribuye a estas maderas el calificativo de lujosas, lo que tradicionalmente ha propiciado que tales bosques sean objeto preferente de explotación, en muchas ocasiones, por desgracia, incontrolada y voraz.
Tal hecho, ya de por sí suficientemente grave, aún lo es más, si se repara en que la inmensa mayoría de los bosques tropicales se ubican en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, lo que termina propiciando, como consecuencia de no contar los mismos con una sociedad y clase política lo suficientemente concienciada o sensibilizada con la protección de los bosques, carecer, consiguientemente, de una adecuada legislación que evite e impida tales abusos y sobre todo, no disponer de medios suficientes para poder garantizar la adecuada protección y salvaguarda de sus bosques, la total y práctica extinción de muchos de ellos debido a la deforestación más absoluta y pavorosa que padecen, fruto, en toda medida, de la codicia, avidez e incontinencia humana.
Nótese, que es precisamente la situación anteriormente descrita de los bosques tropicales y que no he hecho sino apuntar, pero que realmente llegó a ser, fundamentalmente desde mediados del siglo pasado, sumamente trágica y preocupante atendiendo a la voracidad y dimensiones que sucesivamente iba adquiriendo la deforestación de dicha clase de bosques, la que en gran medida propició, o cuanto menos, constituyó el hecho desencadenante de que diversos grupos y organizaciones de muy variado tipo y clase, sensibilizadas con la protección del medio ambiente y particularmente dentro de éste, con los bosques, impulsasen la Certificación Forestal, pues ésta, tal y como explicaré en el Capítulo II de la presente obra, surgió de manera primigenia con una evidente vocación protectora de los bosques tropicales frente a las agresiones y desmanes continuos de que eran objeto los mismos5.
La segunda gran clase o tipo de bosques que pueden distinguirse a nivel mundial son los denominados bosques templados. Los mismos se caracterizan por ser bosques situados en ambos hemisferios del planeta, concretamente, pese a ser poco precisa su localización, entre los climas tropicales y los climas polares6, motivo por el cual en virtud de tal ubicación geográfica presentan un clima templado o mesotérmico, caracterizado por encontrarse a medio camino entre el clima cálido y el clima frío, por lo que resulta sumamente complejo determinar con exactitud el mismo como consecuencia de las oscilaciones y variaciones existentes dentro de dicho rango. Los bosques templados atendiendo al tipo de vegetación preponderante en ellos se dividen a su vez en las siguientes tres clases: 1.- Bosques templados de frondosas o de hoja ancha, que a su vez se subdivide en los siguientes tipos: A) Bosque templado caducifolio (clima continental húmedo). B) Bosque mediterráneo (clima mediterráneo). C) Bosque templado húmero (clima oceánico). D) Bosque montano (clima de montaña). 2.- Bosques templados de coníferas. 3.- Bosques mixtos, que alterna frondosas caducifolias con coníferas perennifolias.
Esta diversidad de bosques a que me referido con anterioridad y que en sus distintas variantes y formas se integran dentro de los denominados bosques templados, se caracterizan por ser bosques de estructura exuberante y compleja, pero en ningún caso por ser tan biodiversos en flora y fauna como los bosques tropicales, ni tampoco, como es propio de estos últimos, por contar con yacimientos valiosos de todo tipo y clase dentro de ellos. En cualquier caso, los bosques templados, pese a resultar sin lugar a duda menos atractivos en su contenido que los bosques tropicales, padecen al igual que estos últimos una gran presión por parte del hombre, en este caso como consecuencia de la gran densidad de población que multisecularmente en rededor de los mismos existe, habida cuenta de darse aquellos en climas benignos (templados) que igualmente resultan atractivos para el ser humano. Precisamente por ello, sus ecosistemas suelen estar notablemente influenciados por la mano del hombre, si bien en muchos casos se demuestra que el mantenimiento de los mismos puede ser compatible con las actividades humanas. Con todo, debido a los grandes asentamientos humanos que por lo general les circundan o se encuentran próximos a ellos, resulta inevitable que más pronto que tarde resulten tales bosques sustancialmente alterados, bien como consecuencia de talas efectuadas en ellos, bien por la introducción de especies foráneas, o bien como consecuencia de medidas bienintencionadas para facilitar su disfrute o protección.
Ha sido precisamente el hecho de ir cayendo en la cuenta, poco a poco, tanto organizaciones como instituciones y particulares comprometidos con la protección del medio ambiente y especialmente dentro de éste, con los bosques, que no solamente los bosques tropicales sufrían una gran presión por parte del ser humano, que por lo general desembocaba en su devastación más absoluta, sino también, junto a éstos, los bosques templados, si bien en menor medida que aquellos, dado que la presión que los mismos sufrían por parte del hombre se concretaba por lo general no tanto en su extinción como en su degradación, lo que propició en un segundo momento, como igualmente explicaré en el Capítulo II de la presente obra, la extensión o ampliación del objeto de la Certificación Forestal también a este tipo de bosques, es decir, a los bosques templados, con la finalidad de evitar, al igual que en un principio se pretendía únicamente con los bosques tropicales, que los mismos pudieran seguir deteriorándose y malográndose hasta finalmente desaparecer7, pues lo que aquella busca, en definitiva, es lograr el justo y debido equilibrio entre la explotación y uso de los bosques con la garantía de su pervivencia.
La última gran clase o tipo de bosques que cabe distinguir a nivel planetario son los bosques boreales, también denominados como taiga. Son aquellos bosques que, limitados al sur por la estepa y al norte por la tundra, se encuentran situados en la parte más septentrional del hemisferio norte8 y por tanto muy próximos al ártico o polo norte, por lo que en virtud de su ubicación geográfica presentan un clima subpolar o subártico, caracterizado por ser sumamente frío durante gran parte del año. Este tipo de bosques se caracterizan por sus imponentes formaciones boscosas de coníferas, siendo sin lugar a duda una de las mayores masas forestales existentes a nivel mundial. Es precisamente su alejada ubicación geográfica, así como el clima extremo propio de tales latitudes donde se asientan los mismos lo que en gran medida ha propiciado que sean una de las grandes clases o tipos de bosques menos alterados y explotados por el ser humano.
Si bien es cierto todo lo apuntado en el párrafo precedente y especialmente que las características propias de los bosques boreales parecen disponer, de entrada, a estos últimos más lejos del alcance de los hombres que las restantes clases o tipos de bosques y en virtud de ello, ser menos susceptibles de explotación, no es menos cierto y de ahí que deba traerlo a colación en estos momentos, que, de unos cuantos años a esta parte, se aprecia como a medida que la evolución de la técnica lo va permitiendo, cada vez es mayor y más evidente la intervención e injerencia que padecen tal tipo de bosques, hasta el punto de poder afirmar, contra todo pronóstico, que los bosques boreales son hoy en día una de las clases o tipos de bosques que más explotación sufren9.
Tal hecho anteriormente referido ha sido el que finalmente ha desencadenado que al igual que en su momento aconteció con los bosques templados, la Certificación Forestal extienda su ámbito de actuación a los bosques boreales, en el afán de procurar la debida compatibilidad entre el mantenimiento de los mismos, incluso mejora, y su aprovechamiento bajo criterios de racionalidad y responsabilidad10. En virtud de ello y como consecuencia de la sucesiva ampliación del ámbito objetivo de la Certificación Forestal que he venido mostrando a la par que exponía las diversas clases o tipos de bosques, cabe concluir que ésta, en cuanto que instrumento de protección medioambiental que es, se aplica a toda clase y tipo de bosques, sin exclusión alguna11.