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7. TRADICIÓN DEL TEXTO. EDICIONES Y TRADUCCIONES
ОглавлениеDel texto de las Fabulae o Genealogiae no nos ha llegado ningún manuscrito completo; tan sólo conservamos dos breves fragmentos, lo que constituye un caso excepcional en toda la filología latina 49 . El primero, procedente del monasterio de Freising (codex Frisingensis 237), se conserva actualmente en la Biblioteca del Estado de Múnich con el nombre de codex Monacensis 6437. Es un manuscrito que se remonta al siglo IX y está escrito en minúscula beneventana; fue publicado por Halm en 1870 y abarca unas cien líneas, correspondientes a las fábulas XXIV-XXX y XXXVII-XXXVIII.
El segundo manuscrito se conserva en la Biblioteca Vaticana, con el nombre de Palatinus Latinus 24. Se trata de un palimpsesto escrito en letra uncial, cuyo texto de Higino contiene tan sólo 34 líneas y fue escrito en el siglo V o VI . Fue publicado por B. G. Niebuhr a comienzos del siglo XIX 50 . Comprende fragmentos de las fábulas LXVII-LXXI.
El codex Frisingensis 237 antes citado llegó a manos del filólogo germano Jacob Möltzer (1503-1558), más conocido por el nombre latinizado de Iacobus Micyllus, profesor de griego en la Universidad de Heidelberg, que apenas pudo leerlo ya que estaba escrito en letra beneventana, un tipo de letra que él no dominaba, y hubo de servirse de una copia de tal códice para su editio princeps (Basilea 1535). Por otra parte, el códice había perdido ya algunas hojas, especialmente de la parte final, por lo que su primera edición salió ya a la luz con cinco lagunas, si bien conocemos los títulos de las 33 fábulas perdidas 51 . Este texto es el más antiguo que conservamos. En él Micyllus señala sistemáticamente los pasajes corruptos o inseguros (sobre todo en las listas y catálogos). En esta primera edición sugiere correcciones posibles o deseables, que han utilizado posteriormente algunos editores modernos. Fue publicado junto con una edición ilustrada del tratado De astronomia, además de los Mythologica de Fulgencio, los Phaenomena del griego Arato con la traducción latina de Germánico, y la Sphaera de Proclo. Su edición tuvo tal éxito que fue reimpresa en 1549, 1570, 1578 (París) y 1609 (Lyon). En sus reediciones de las Fabulae (sobre todo en la de 1549) introdujo frecuentes correcciones marginales en el texto.
En el año 1599 apareció en Heidelberg la edición de Hieronymus Commelinus 52 , que no pudo acabar por su repentina muerte, y fue terminada por su tío Juda Bonutius, aunque no supuso un gran avance en la fijación del texto, ya que, en palabras de Marshall «paucis tantummodo locis verba Hygini sanavit » (2002, pág. XII).
En el siglo XVII aparecieron en Amsterdam dos ediciones más con nuevas correcciones. La primera, compuesta por J. Scheffer, y seguida de una edición del tratado De astronomia, vio la luz en 1674 y es valiosa sobre todo por las anotaciones que añadió Thomas Muncker. La segunda fue publicada en 1681 por el propio Muncker, en la que se vuelven a encontrar las correcciones propuestas en la segunda parte de la edición anterior; en ella se incluían, además, otros mitógrafos, tales como Fulgencio, Lactancio Plácido y Albrico.
En el siglo XVIII apareció una sola edición (Leiden, 1742), debida a Augustinus van Staveren, edición que incluye textos de varios mitógrafos y recoge las correcciones introducidas por anteriores 53 editores.
Ya en el siglo XIX contamos con dos ediciones: la de Bernhard Bunte, publicada en Leipzig en 1856; se trata de la primera edición en la que de un modo sistemático se presta atención a las fuentes de Higino. Y la de Mauricius Schmidt, aparecida en Jena en 1872. Este autor, como ya dijimos, modificó la disposición tradicional de las fábulas para adaptarla al plan de la Biblioteca de Apolodoro.
En el siglo xx debe hacerse especial mención de la edición de H. J. Rose, publicada en 1933 en Leiden, y reimpresa en 1963 con revisión y corrección de K. J. Dover, y con nueva reimpresión en 1967 con el título de Hygini Fabulae. Recensuit , prolegomenis commentario appendice instruxit H. I. Rose, enriquecida con un amplio y documentado comentario, que nos ha sido de utilidad en algunos pasajes. Rose sigue el orden tradicional de las fábulas, y pone de relieve algunas contradicciones y supuestas desviaciones del texto.
En los últimos años del siglo xx han visto la luz tres ediciones: la de F. Serra, publicada en Pisa en 1976 54 , que recoge la disposición de la edición de M. Schmidt; la de P. K. Marshall, publicada por la editorial Teubner (Leipzig, 1993), corregida en 2002 a partir de las notas que su viuda entregó a la editorial; y la edición de J. Y. Boriaud 55 , que salió a la luz en París en 1997 con traducción al francés.
En cuanto a las traducciones, en 1960 Mary Grant publicó en inglés las Fabulae junto con el libro segundo de la Poética astronómica (Lawrence, Univ. of Kansas Press). En 1996 F. P. Waibingler 56 ha publicado una edición bilingüe latín-alemán, pero no de toda la obra, sino tan sólo de un tercio de los mitos transmitidos. La edición, por otra parte, no sigue el orden transmitido por Micyllus para adecuarse a la disposición lógica de los manuales de mitología clásica.
En el año 2000, G. Guidorizzi, un especialista en Apolodoro, a quien acababa de traducir y comentar unos años antes 57 , publicó en Milán una traducción de Higino al italiano con un amplio comentario 58 , de forma que sus notas, espléndidas en su mayoría, aportan mucha más información de la que el texto requiere, evitable muchas veces en cuanto que ni es necesaria ni explicativa del texto, habiendo convertido el libro de Higino en un manual de mitología. Su traducción, fluida pero libre, no ahonda de modo suficiente en los problemas de interpretación que plantean algunos pasajes del texto latino. Por otra parte, la ausencia de numeración interna de las fábulas entorpece la consulta de mitos concretos de la obra.
Entre las traducciones al español del texto de Higino, tan sólo conocemos la que en 1987 publicara S. Rubio Fernaz (ed. Coloquio), reeditada diez años más tarde en ed. Clásicas (Madrid, 1997). Se trata de una obra desigual, cuyo último tercio necesita una revisión a fondo, ya que los errores son frecuentes, así como los índices, que parecen haber sido elaborados con demasiada prisa.
Entregado ya el original de esta obra a la imprenta, ha aparecido la traducción de G. Morcillo Expósito (Madrid, Akal, 2008), cuyo gran valor estriba en haber reunido en un solo volumen Fábulas y Astronomía . Buena traducción, aunque la falta de notas que profundicen en la comprensión del texto impide penetrar en muchos de los pasajes oscuros de Higino.