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8.2. Índice

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La obra lleva finalmente un índice de nombres propios, que hemos intentado sea lo más completo posible. En él se incluyen no sólo antropónimos, etnónimos y zoónimos (perros de Acteón, caballos de Sol, etc.), sino todos los topónimos citados en el texto (omitidos en algunas ediciones anteriores), y todo aquello que puede ser interpretado como nombre propio: fiestas, catasterismos, etc. De esta forma el lector podrá encontrar fácilmente todo aquello que busque sin pérdida de tiempo.

Por otra parte, la elaboración del índice no ha sido mecánica, sino que ha supuesto una auténtica labor de búsqueda e investigación. El trabajo minucioso y escrupuloso del mismo, enormemente laborioso en un principio, ha dado su fruto después al permitirnos descubrir no pocos errores y contradicciones de Higino. Tanto en el índice como en varias de las notas correspondientes, aclaramos gran número de nombres que el propio Higino confunde, y que a veces no han sido suficientemente clarificados en anteriores ediciones o traducciones. A veces considera como un solo hombre a dos homónimos, y así lo han entendido distintas traducciones sobre el autor. De este modo tenemos la distinción de dos Meneceos (padre e hijo de Creonte respectivamente, a los que Higino considera uno sólo); de dos Sarpedones, el héroe cretense, hijo de Júpiter y de Europa (CLV 2; CLXXVIII 1), y el licio que combatió en la Guerra de Troya, hijo de Júpiter y de Deidamía o Laodamía (CVI 2); de dos Atalantas (la hija de Yasio y la hija de Esqueneo); la distinción entre los Ciclopes, hijos de Tierra (XLIX), y aquellos que —como Polifemo— son hijos de Neptuno (CXXV 3); o bien tenemos lo contrario: el desdoblamiento en dos de un solo personaje, como es la identificación de Tersandro y Tesandro, que a partir de Virgilio aparece con esta última grafía, y que —sin embargo— se trata del mismo personaje mitológico, etc. En otras ocasiones se trata simplemente de la confusión de homónimos como Cíniras, considerando que el padre de Esmirna es rey de los asirios (LVIII), en vez del rey de Chipre.

Otras veces Higino no confunde, pero tampoco distingue nombres homónimos, como es el caso de tres Ecalias distintas, tres ciudades homónimas correspondientes a Tesalia, Eubea y Arcadia respectivamente (XIV 5, 8, 11), que aparecen en anteriores índices dentro de la misma entrada, a la que hay que añadir aún una cuarta Ecalia a la que se dirige Anfitrión para luchar contra Pterelao y los teléboas, cuando en realidad éstos habitaban las islas tafias, situadas al oeste de Grecia (fab . XXIX 1 y 3); o bien dos Apsoris, ubicadas en el mar Adriático y en la Cólquide (actual Georgia), confusión repetida en sus índices tanto por Marshall como por Boriaud. O bien Escila, que tiene tres genealogías distintas, y en el índice la incluimos bajo una misma entrada pero distinguiendo las tres.

Una lectura atenta del original nos ha permitido descubrir interesantes errores de Higino, bien de desdoblamiento, como el de Asterope (LXXXIV 1) y Sterope, que aparece a su vez en dos ocasiones con dos referencias distintas, como madre de Enómao (CLIX) y como Pléyade (CXCII 5). Aunque habitualmente ha tenido tres entradas distintas en los índices, se trata del mismo personaje: una de las Pléyades, hija de Atlante, y madre a su vez de Enómao. Otros errores son de simple confusión gráfica, en los que ha mezclado personajes homónimos; éste es el caso de Eurínome, hija de Niso (CLVII 2), que él ha escrito como Nysi filia, cuando tenía que haber escrito Nisi filia, ya que era hija, no del ayo de Líber Pater (Nysus, cuya existencia y mito son únicos en Higino), sino del rey de Mégara (Nisus), célebre por el episodio con su hija Escila (CXCVIII).

Así pues, el investigador o interesado en profundizar en Higino descubrirá en este índice que se ha desbrozado un camino arduo, habiendo añadido nosotros entre paréntesis la expresión «(según Higino)» a todas aquellas desviaciones de la tradición mitológica. Puede decirse, por ello, que el índice es no sólo un complemento a la traducción, sino una obra de referencia mitológica por sí misma.

Antes de entrar en la obra propiamente dicha, transcribimos el índice de capítulos que se ha conservado en el manuscrito F y que fue elaborado antes de que se perdieran algunas fábulas. Este índice se llevó a cabo también antes de que entre las fábulas CLXIV y CLXV se tomaran unas historias copiadas de Fulgencio, pero después de que las fábulas CCLVIII-CCLXIII se añadieran a partir de la obra de Servio.

Las descripciones geográficas suponen un conocimiento de los lugares en la Antigüedad, que el lector actual no tiene. Es evidente que todos los mitos se han llevado a cabo en unos puntos concretos de la geografía antigua. Por ello hemos ido notando todos aquellos lugares de los que habla Higino y los hemos intentado localizar tanto en la Grecia actual, sirviéndonos del Grosser historischer Weltatlas (Múnich, 1978), y muy especialmente del específico Atlas mitológico de Grecia de P. Olalla (Atenas, 2001), como en el mundo antiguo en general, para lo que ha sido fundamental el uso del Barrington Atlas of the Greek and Roman World 59 . La labor no ha sido fácil, ya que Higino compone su obra a partir de referencias muy distintas, y muchas veces ofrece descripciones inexactas o claramente erróneas. Así, por ejemplo, de Ecbatana dice en una fábula que es una ciudad (CCXXII, 5) y en otra que se trata de una región, cuando al nombrar a los fundadores de ciudades comenta que «Medo, hijo de Egeo y de Medea (fundó) Meda en Ecbatana» (CCLXXV 5).

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