Читать книгу Salud y asistencia sanitaria en España en tiempos de pandemia covid-19 - Juan Carlos Alvarez Cortes - Страница 55
4. ENFOQUE BIOPSICOSOCIAL Y COORDINACIÓN SOCIOSANITARIA: INCORPORAR LA PERSPECTIVA SOCIAL DENTRO DEL ÁMBITO SANITARIO
ОглавлениеUn reto fundamental también para la protección de la salud de la población en la actualidad es la adecuada incorporación de la perspectiva social dentro del ámbito sanitario, así como el desarrollo de la coordinación sociosanitaria.
Resulta cada vez más necesaria la interconexión entre los cuidados de salud y los servicios sociales para atender a toda la población, pero de manera particular a las personas de edad o personas con discapacidad y enfermedades crónicas asociadas78. Son cada vez más numerosos los estudios sobre la salud conectada y los servicios de cuidados integrados que subrayan el potencial de una integración más estrecha de los cuidados de salud y de los servicios sociales. Dicha integración debe ser liderada desde el sector público (si bien también se propone la colaboración en su caso de los sectores privados, en el ámbito de la llamada “silver economie”) en el despliegue de estos nuevos sistemas de salud y de cuidados. Ello implica, entre otras cosas, delimitar quiénes son los profesionales sanitarios en el sistema de salud79; examinar los problemas de coordinación entre los servicios sociales y los cuidados de salud; determinar los servicios y prestaciones identitarios del trabajo social sanitario (intervención proactiva mediante técnicas de diagnóstico precoz –screening–; diagnóstico de las dificultades que obstaculizan la cobertura eficiente de las necesidades terapéuticas y asistenciales de la persona cuando deje el establecimiento sanitario; gestión psicosocial para evitar los reingresos hospitalarios injustificados o la hiperfrecuentación en los servicios; etc.); potenciar la cooperación y coordinación con el Sistema de Servicios Sociales y otros sistemas asistenciales; delimitar la atención sociosanitaria en las carteras de servicios común y complementaria el papel del trabajador social sanitario); potenciar la cooperación y coordinación con el sistema de servicios sociales y otros sistemas asistenciales; garantizar la continuidad de cuidados y sostenibilidad de los recursos públicos; así como elaborar, desarrollar, implantar y evaluar los procesos asistenciales.
Otros aspectos necesarios para atender de forma adecuada y eficiente a esta necesidad, que tienen una especial incidencia en las personas con discapacidad, se refieren al desarrollo de estrategias para el fortalecimiento de la atención comunitaria y atención primaria en relación con la prevención y atención social, y la remodelación de la hospitalización y la institucionalización a largo plazo del cuidado. Además, es necesario establecer y potenciar los equipos multidisciplinares para la atención sanitaria integral y atender a los desafíos sociales, políticos y jurídicos que plantea la coordinación sociosanitaria. El desarrollo de esta dimensión social en al ámbito sanitario se proyecta también sobre el deber de formación e información de los facultativos, así como, muy especialmente, sobre el derecho de información de los pacientes, más allá del consentimiento informado oral u escrito. El trabajador social sanitario puede aportar una mayor garantía del derecho a la información completo, integrado y previo de los pacientes en los diferentes procesos de atención a la salud y la enfermedad.
El trabajo social sanitario es la especialidad del trabajo social que se desarrolla y se ejerce dentro del sistema sanitario: en la atención primaria, la atención sociosanitaria o la atención especializada. Y uno de los retos de los sistemas públicos de protección de la salud es el de integrar realmente la perspectiva social en todas las actividades, ámbitos asistenciales y profesionales de los servicios sanitarios, para hacer posible la calidad y la eficiencia en la atención sociosanitaria. La atención sociosanitaria está incluida en España en el Catálogo de prestaciones que establece la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud80 y aparece recogida en el Tercer Programa de acción de la Unión en el ámbito de la salud (2014–2020). El trabajo social sanitario es una profesión sanitaria y su ejercicio engloba servicios y prestaciones y, por otra parte, procedimientos y técnicas que se aplican para facilitar los primeros. Su configuración data de principios del siglo XX, especialmente en los Estados Unidos (Dr. William Osler, Dr. Charles P. Emerson, Dr. Richard C. Cabot, Mary E. Richmond, Garnet Isabel Pelton, etc.) y desde entonces se ha ido desarrollando en los países más avanzados81.
Como señala Colom Masfret82, los trabajadores sociales sanitarios llevan a cabo una intervención proactiva en el sistema sanitario que se apoya en técnicas de diagnóstico precoz (screening), adelantándose a las dificultades que surgirán por la presencia de la enfermedad. Mediante el diagnóstico social sanitario se definen las dificultades que obstaculizarán la cobertura eficiente de las necesidades terapéuticas y asistenciales de la persona cuando deje el establecimiento sanitario y la manera como se van a solventar (garantizando que no quede afectado, por ejemplo, el plan de cuidados domiciliario). Pero también la intervención de crisis en los cuidados de enfermos agudos ante determinadas enfermedades; el fomento y el apoyo a los grupos de ayuda formados por personas con diagnósticos médicos específicos (diabetes, insuficiencia renal, AVC u otros); el apoyo y la educación en conductas sanas para mantener la salud ganada con el tratamiento médico; la planificación del alta sanitaria y de programas preventivos. De esta forma, la gestión psicosocial, de forma paralela al desarrollo y evolución del tratamiento médico, “supone una optimización tangible de los recursos sanitarios y evita, por ejemplo, los reingresos hospitalarios injustificados o la hiperfrecuentación en los servicios”83.
Esta integración entre la atención social y la atención sanitaria se encuentra entre los objetivos planteados por la Unión Europea en relación con los sistemas de salud y las principales innovaciones que al respecto se están realizando en los países más avanzados. De forma expresiva, en la Comunicación de la Comisión relativa a la consecución de la transformación digital de la sanidad y los servicios asistenciales en el Mercado Único Digital, la capacitación de los ciudadanos y la creación de una sociedad más saludable (2018) se dice que el término “sistemas de salud y asistencia sanitaria” abarca un concepto más amplio que los “sistemas de salud” o “sistemas sanitarios”, ya que engloba especialmente la salud pública y la asistencia social. También entre las recomendaciones señaladas por el Libro Blanco del IMSERSO sobre “Envejecimiento Activo” (2011) está la de promover la coordinación sociosanitaria como un objetivo permanente y una prioridad política y asistencial para afrontar el hecho del envejecimiento de la población, que debe estar presidida en todas sus actuaciones por el principio de equidad. Esta coordinación forma parte de las “acciones intersectoriales” propugnadas por la OMS para “conseguir resultados de salud de una forma más efectiva, eficiente y sostenible de lo que sería posible con la sola acción del sector salud”84.
La Ley 16/2003, de 28 de mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, en su artículo 7.1, establece que el catálogo de prestaciones del Sistema Nacional de Salud tiene por objeto garantizar las condiciones básicas y comunes para una atención integral, continuada y en el nivel adecuado de atención. Uno de los elementos que sirve a este objetivo y que debe estar dentro de la Cartera de servicios es la “prestación de atención sociosanitaria”, que se define en su art. 14.1 como “el conjunto de cuidados a aquellos enfermos, generalmente crónicos, que por sus especiales características pueden beneficiarse de la actuación simultánea y sinérgica de los servicios sanitarios y sociales para aumentar su autonomía, paliar sus limitaciones o sufrimientos y facilitar su reinserción social”.