Читать книгу Julio Camba: Obras 1916-1923 - Julio Camba - Страница 53

Unas mujeres femeninas…

Оглавление

Historia de Charley Wilson.

El Daily Chronicle recuerda hoy un suceso que, en su tiempo, ha producido gran sensación en Inglaterra: una mujer que se hizo pasar por hombre durante muchos años. La historia se ha transformado en novela, bajo la pluma de Charles Reade, quien acaba de lanzar la a la publicidad con el título de Charley Wilson.

Charley Wilson, cuyo verdadero nombre era Catalina Coombe, adoptó el traje masculino y se dedicó a pintar puertas. En Belford conoció a una inglesa sentimental, miss Nelly Smith, aprendiza en una fábrica de sombreros de paja. Nelly se enamoró perdidamente de Catalina, a quien llamaba my dear Charley. Le escribía cartas y le hacía versos. El Daily Chronicle publica los siguientes:

Mi seno respira con delicia,

las rosas embalsaman el aire,

el pichón murmura dulcemente

y la vida es bella para mí.

Así es como sienten el amor las mujeres inglesas. Como una cosa dulce y agradable que huele a rosas. Entre nosotros huele de una manera más eficaz. El amor inglés es algo así como un vaso de agua con azúcar, mientras que el español es como un vino de Jerez y el francés como un ajenjo.

Por eso la embriaguez amorosa de una inglesa es tan inocente. En sus sueños ve pichones. Una inglesa puede enamorarse muy bien de un muchacho, que resulta que es una muchacha. Va vestida de muchacho, y esa diferencia la satisface por completo. La historia de Charley y de Nelly tiene su psicología. No se trata de una de esas pasiones inconfesables que, en Francia, en España y en todo el mundo, han trascendido de vez en cuando a los periódicos y hasta han llegado a tener una literatura propia. El Charley Wilson, de Charles Reade, no se parece en nada a Mademoiselle de Maupin. La ingenua Nelly Smith se enamoró de Catalina Coombe de una manera perfectamente ideal. Por las noches cogía las manos de su novio, y por el día hacía sombreros de paja, sin perder a ninguna hora su pureza de espíritu.

Estuvo enamorada varios años, se fugó de la casa paterna por seguir a su amado, y nunca llegó a descubrir la superchería.

En cuanto a Catalina o a Charley, yo creo que su figura no es nada extraña en Inglaterra. Aquí son muy pocas las mujeres verdaderamente femeninas. Más o menos, casi todas las muchachas inglesas se visten de muchachos: tacones bajos, cuellos postizos, corbatas. Sus pasos son largos y rectos. Le dan a uno la mano, y se la destrozan de un modo totalmente varonil. Siguen la política internacional. Fuman. Nadan. Pagan su gasto en todas partes. Beben whyskys and soda

Como muchachas, no son lo más a propósito para inspirar pasiones; pero como muchachos deben resultar irresistibles. Por eso yo me explico la pasión de esa pobre miss Nelly hacia Catalina Coombe. Charles Reade, el novelista de sus aventuras, dice en el Daily Chronicle: «Yo no tengo corazón para burlarme a expensas de esta inocente girl». Yo tampoco. Y creo que Dios, que hace siempre un sitio en el cielo para los que han amado bien, y que manda al infierno a los protagonistas de amores impuros, enviará a miss Nelly al limbo de los niños, con una recomendación especial para que la traten lo mejor posible.

Julio Camba: Obras 1916-1923

Подняться наверх