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2. Título, fecha y dedicatoria

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De rerum natura (‘Sobre la naturaleza’) es sin duda un calco del título griego Perì phýseōs. Ya ahí se le planteó a Lucrecio un problema de adaptación por culpa de la exigüidad del vocabulario filosófico latino, que él llama «pobreza de la lengua» (I 832). Y no hay equivalencia exacta: mientras el término griego phýsis habla de ‘producción’ o ‘brote’, el latino suena más de la cuenta a ‘nacimiento’ 23 .

Sólo podemos dar una fecha aproximada de la publicación del poema. La única noticia datable que contiene es muy imprecisa: dice el poeta que tanto a él como a su lector y destinatario Memio les es difícil trabajar y concentrarse en tiempos de zozobra para la patria (I 41). Se detecta en la expresión una indudable ansiedad que puede corresponder a muchos momentos de la agitada vida de Roma 24 . Pero tenemos de otra parte una referencia contenida en una carta de Cicerón a su hermano Quinto (II 9, 3) fechada en febrero del 54. La nota es preciosa y no podemos pasar sin ocuparnos de sus detalles. Cicerón habla del poema lucreciano dando a entender que tanto él como Quinto lo han leído: «Los poemas de Lucrecio, tal como escribes, así son: con muchos deslumbres de talento y sin embargo de mucho artificio. Pero ya veremos cuando vengas …» 25 . La mayoría de los estudiosos se inclina a pensar que cuando la carta se expide no sólo la ejecución de la obra había concluido, sino que además el poeta había muerto 26 .

El poema, ya lo hemos señalado, tiene un destinatario al que se interpela en varios pasajes como Memio o Memíada, esto es, alguien perteneciente a la familia nobilísima de los Memmii que, según la Eneida 27 , remontaba su origen al héroe troyano Menesteo. El aludido suele identificarse con Gayo Memio, un inquieto y ambicioso aristócrata casado con Fausta, hija del dictador Sila. Su biografía está más llena de noticias que la de Lucrecio. Memio había combatido a las órdenes de Pompeyo en Hispania (77 a. C.). Como tribuno en el año 66, logró el aplazamiento del desfile triunfal de L. Luculo y, como pretor en el 58, se enfrentó a propuestas legales de César y tuvo mando sobre tropas 28 . Ejerció como gobernador de Bitinia en Asia Menor el año 57. En su viaje a la provincia llevó con él a los poetas Helvio Cinna y Catulo 29 (que, con camaradería tabernaria, lo moteja de cicatero con los amigos y perdulario) 30 . Es casi seguro que los patrocinaba 31 . Por culpa de ciertas ilegalidades confesadas no logró el consulado del año 54 para el que gozaba del apoyo de Julio César. Dos años más tarde, acusado de ambitu (irregularidades electorales), marcha desterrado a Atenas. Allí lo vemos metido en un asunto que lo pone en relación, aunque sea de modo externo y material, con la secta de los epicúreos. En efecto, Cicerón le aconseja por carta 32 , obrando según dice a instancias de su amigo el epicúreo Ático 33 , renunciar al derecho, validado por el Areópago, de construir sobre el solar y las ruinas de la casa y el jardín de Epicuro situados en los suburbios de Atenas. Aparte de este lance, poco parece que debió de interesarse el ambicioso Memio en una doctrina como la epicúrea, que predicaba la renuncia de las glorias políticas y militares 34 . Pero, eso sí, tuvo barruntos de orador y poeta, y fue sin duda hombre de buen gusto y aficionado a las letras. Ovidio 35 nos informa de que escribió poesía amatoria con desparpajo. Memio, pues, habría estado más interesado en la literatura como ornato que en la filosofía como forma de vida. Su muerte ocurre probablemente antes del 46. Lucrecio no alaba ni directa ni indirectamente (como imponen los usos) a su dedicatario. Acaso Memio no merecía alabanzas y Lucrecio lo escogió como interlocutor precisamente por eso, por sustentar como ninguno una mentalidad que obstaculiza y desafía al maestro y consejero 36 . Y como paradigma de una clase dirigente tan descarriada como refractaria a cualquier remedio moral, Memio metía de rondón el poema en su desapacible contexto histórico 37 . Es un cuadro social de guerras civiles, aspiraciones encontradas, acumulación de riquezas, luchas de clase, corrupción sin freno 38 . Las ideas de decadencia lleva en último término a la sensación de acabamiento y derrumbe del mundo 39 . El poema es espejo de la penuria moral de su época, a la que diagnostica, juzga y a su modo propone remedio. Es como si en un trasfondo de violencia y locura valiera la excepción que puso Epicuro a su consejo de abstenerse de intervenir en los negocios públicos 40 .

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