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PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES

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1 1 Pablo, Silvano y Timoteo a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el señor Jesús, el Mesías: gracia y paz a vosotros.

2 Damos gracias a Dios en todo momento por todos vosotros, recordándoos sin cesar en nuestras oraciones, 3 recordando ante nuestro Dios y padre la obra de vuestra fe, los trabajos de amor y la paciente esperanza en Jesús, el Mesías, y señor nuestro delante de Dios nuestro padre.4 Conocemos, hermanos, amados por Dios, vuestra elección, 5 porque nuestro evangelio no llegó a vosotros solo con palabras, sino también con poder, con el Espíritu santo y con gran plenitud, como sabéis que nos comportamos entre vosotros por vuestra causa.

6 Y vosotros os hicisteis imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la Palabra entre muchas tribulaciones con alegría del Espíritu santo, 7 de modo que os habéis convertido en modelo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya. 8 Pues partiendo de vosotros ha resonado la palabra del Señor no solo en Macedonia y en Acaya, sino que vuestra fe en Dios ha llegado a todas partes de manera que no tenemos necesidad de decir nada. 9 Pues ellos mismos cuentan de nosotros cuál fue nuestra entrada ante vosotros y cómo os convertisteis a Dios desde los ídolos para servir a un Dios vivo y verdadero 10 y esperar a su Hijo desde los cielos, al que él resucitó de entre los muertos, Jesús, el que nos salva de la cólera venidera.

1-10 Suele verse en estos versículos, aparte de la común acción de gracias, un resumen de la predicación general de Pablo a los gentiles, en especial sobre la conversión con el anuncio de los bienes que acarrea: la salvación por medio del Hijo de Dios, ya exaltado al cielo, pero que descenderá de nuevo a la tierra y salvará a los llamados/elegidos, declarándolos libres del juicio final.

1 Pablo: En las cartas auténticas nunca aparece Saulos (sí en Hch 7-13 unas quince veces) —es decir, Saúl, el nombre del primer rey de Israel—, sino Paulos, aunque no como un nombre romano completo, sino como apelativo global y sencillo del autor de la carta. Y de repente, en Hch 13,9, cambia sin aparente explicación de Saulo a Pablo (Entonces Saulo, que también es Pablo...), y desde ese momento desaparece el primer nombre para encontrar solo Pablo. Véase aquí. Silvano y Timoteo: la mención de los corremitentes no significa que hayan escrito también ellos la carta, sino que están de acuerdo con su contenido. iglesia: corresponde al griego ekklesía, que significa literalmente «asamblea parlamentaria de hombres libres». En el uso de Pablo es la «comunidad» de fieles al Mesías; por tanto no debe entenderse en el sentido de hoy, como edificio destinado al uso litúrgico; tampoco debe escribirse con mayúscula inicial. El conjunto de las comunidades son «las iglesias». La elección del vocablo pudo no ser fortuita por parte de Pablo, ya que etimológicamente ekklesía es el sustantivo del verbo eklégo, que significa «escoger». Una ekklesía, por tanto, podía ser la «escogida» para la salvación. Es posible también que detrás de este vocablo se halle el deseo de Pablo de emplear una palabra que presenta a la «comunidad del pueblo elegido», que es el contenido semántico del vocablo judío qahal. en Dios padre y en el señor Jesús: no sabemos con exactitud cómo entiende Pablo esta expresión en Dios: ¿según el Espíritu de Dios? ¿Unidos místicamente a Dios y a Jesús? ¿Siguiendo la voluntad de Dios que conocemos porque el espíritu del creyente, que es análogo al Espíritu divino, participa de alguna ciencia especial? ¿Por un impulso o inspiración de Dios (en este caso Dios como agente)? Véase 4,1.

3 Jesús, el Mesías: sobre el significado de Jesús véase nota a Mt 1,21. El vocablo «mesías» corresponde al hebreo mashiaj, que significa «ungido», utilizado para designar a personajes importantes que han recibido una unción de aceite sacro que les habilita para su función, en especial el sumo sacerdote, el profeta y el rey. En la Biblia hebrea aparece 39 veces, pero nunca tiene la función de redentor, salvador o rey mesiánico, significados, sin embargo, corrientes a partir del siglo I a.e.c. En el significado tardío de «mesías» se han unido las tres funciones de guerrero (rey), conocedor y proclamador de la Ley (sumo sacerdote) y transmisor de la palabra divina (profeta). La traducción del griego christós como «mesías» indica que en Pablo esta apelación no pierde nunca su significación mesiánica, escatológica. En este sentido, a los primeros «cristianos» habría que llamarlos «mesianistas». recordando... padre... Mesías: podría entenderse también como: «recordando ante nuestro Dios y padre vuestra fe y el esforzado amor y paciente esperanza en nuestro señor Jesús, el Mesías». «Nuestro señor Jesús, el Mesías» sería el objeto de la esperanza, es decir, genitivo de objeto o genitivo objetivo, que debe traducirse en español como «esperanza en». Tendríamos entonces el trío «fe, esperanza y caridad». Pero también podría ser genitivo subjetivo (el sujeto de la esperanza sería el Mesías): «Paciente esperanza propia de nuestro señor Jesús, el Mesías». Pero esta última opción parece tener aquí poco sentido. Quien espera pacientemente la venida del Mesías es el fiel creyente.

5 nuestro evangelio: no se trata todavía de un libro (eso ocurrirá a mediados del siglo II), sino de la proclamación, la «Palabra», el mensaje. no llegó a vosotros: la mayoría de los tesalonicenses eran probablemente antiguos paganos. Hch presupone que en los inicios de su ministerio Pablo solo predicaba a los judíos y que solo el rechazo de estos lo impulsó a dirigirse a los paganos. Pero a tenor de lo que dice el Apóstol mismo en Gal 1,15-16, fue Dios quien con su llamada lo hizo directamente apóstol de los gentiles. El pasaje que describe el modo de predicar de Pablo a los paganos durante su «primer viaje» misionero es Hch 13,13-50. con poder: Pablo quiere decir probablemente que su predicación iba unida a trances extáticos y a sanaciones. Espíritu: ¿quién o qué es el Espíritu aquí mencionado? En estos momentos de la vida de Pablo, en los que no se piensa aún trinitariamente, el Espíritu es «Dios actuando como Espíritu», obrando hacia fuera: «El Señor es el Espíritu» (2 Cor 3,17). El Mesías, en tanto en cuanto participa de algún modo de la divinidad, es también Espíritu. O el Espíritu es el modo como Dios Padre obra a través del Mesías, ya que la vida del «creyente en el Mesías» está invadida, controlada, y gobernada por el Espíritu de Dios, el que resucitó a Jesús de entre los muertos (Rm 8,11). La «ley del Espíritu» es «caminar en o según el Espíritu» (Rm 7,1-6).

8 en Macedonia y en Acaya: probablemente algunos tesalonicenses habían colaborado con Pablo en la extensión de la fe cristiana fuera de la ciudad misma de Tesalónica.

9 os convertisteis a Dios desde los ídolos: este era el cambio esencial exigido de los gentiles para formar parte de la nueva familia de Dios, la mesiánica. Pero no respetar a los dioses significaba en general para los paganos poner en grave riesgo la ciudad misma debido a la ira de las divinidades que habían sido abandonadas. Ello explicará, por un lado, que los magistrados y gentes irritadas actuaran a veces duramente contra los convertidos por la predicación paulina; y, por otro, el sentimiento de alienación que debían de tener los conversos al ser vistos con desconfianza por sus antiguos amigos. Para Pablo, este hecho no tenía importancia: pronto llegaría el final (4,13-17).

10 a su Hijo (Jesús): como indica Pablo luego, este hijo es Jesús, el cual —según la carne— es un ser humano, como se indica en Gal 4,4-5; Rm 1,3-4; 5,10, subordinado a Dios (véase aquí). Debe escribirse con mayúscula porque Pablo lo piensa como el Resucitado y el Exaltado. Véase nota siguiente. nos salva de la cólera venidera: el Mesías actúa de juez en el día de la ira o juicio final. De nuevo, estos poderes son divinos.

2 1 Pues sabéis, hermanos, que nuestra entrada a vosotros no fue inútil, 2 sino que, tras haber padecido y sufrido injurias en Filipos, como sabéis, tuvimos el atrevimiento en nuestro Dios de referiros el evangelio de Dios entre frecuentes luchas. 3 Pues nuestra exhortación no procede del error, ni de la impureza y el engaño, 4 sino que, tal como fuimos considerados aptos por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos, no procurando agradar a los hombres sino a Dios que examina nuestros corazones. 5 Ni tampoco fuimos aduladores, como sabéis, ni codiciosos con cualquier pretexto —Dios es testigo— 6 ni buscamos la gloria humana, ni de vosotros ni de ningún otro; 7 pudiendo vivir a costa vuestra como apóstoles del Mesías, nos hicimos, por el contrario, sencillos entre vosotros, como una madre nutricia que cuida con mimo a sus hijos. 8 Así, llenos de deseos por vosotros, nos pareció bien haceros partícipes no solo del evangelio de Dios, sino incluso de nuestra alma, porque habíais llegado a sernos muy amados. 9 Recordad, pues, hermanos, nuestro esfuerzo y fatiga: trabajando noche y día para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os proclamamos el evangelio de Dios. 10 Sois testigos y también Dios de cuán santa, justa e impecablemente nos comportamos con vosotros, los creyentes, 11 como sabéis; al igual que un padre con sus hijos 12 exhortándoos, alentándoos y conjurándoos a cada uno de vosotros a que caminaseis de un modo digno de Dios que os llama a su reino y su gloria.

1-12.

13-20 Aparte de un breve recordatorio del comportamiento misionero de Pablo en Tesalónica, estos versículos son también una apología, a la defensiva, de este trabajo. A pesar de las persecuciones, Pablo y los suyos siguen anunciando incansablemente el «evangelio» del Mesías. Una de las características de esta carta es la insistencia paulina en recordar los lazos de firme amistad y amor trabados «en el Mesías» (¿en su cuerpo místico?, ¿por impulso y obra del Mesías?) entre él y sus conversos.

1 nuestra entrada: es decir, nuestra llegada a vosotros y vuestra acogida. El texto pertinente es Hch 17,1-10.

2 tras haber padecido y sufrido injurias en Filipos. Hch 16,16-40 explica lo ocurrido en Filipos. tuvimos el atrevimiento (gr., parresía): expresión típica de la democracia griega; también es posible traducir: «nos tomamos la libertad de». en nuestro Dios: probablemente con sentido de agente: «impulsado por nuestro Dios».

5 aduladores: es probablemente una alusión a otros predicadores religiosos de esa época.

7 apóstoles del Mesías: en esta carta, y en todas, entiéndase siempre que «mesías» es nuestra traducción de «cristo», el «ungido» por antonomasia. Pablo es un judío «mesiánico» que vive en las expectativas escatológicas generadas por el Mesías al final de los tiempos. Véase nota a 1,3. madre: en este versículo, y luego padre en el 11: es un tono amistosoamoroso que contrasta con las cartas a otras comunidades, especialmente Gal. sencillos entre vosotros: hay aquí una lectura variante entre los manuscritos: «sencillos», gr. népioi, literalmente «párvulos»/«delicados», gr. épioi. Escogemos la primera porque la apoyan más y mejores manuscritos.

8 alma (gr. psyché): el uso por parte de Pablo de este vocablo se halla dividido entre el pensamiento común griego —el alma como la parte regente del cuerpo y equiparable, al menos parcialmente, a mente o noûs— y el modo de pensar hebreo en donde «alma» denota a la persona entera, pero en el ámbito de lo interno o lo intangible. Este último sentido es probablemente el predominante en Pablo, aunque el lenguaje sea griego (1 Cor 15,45).

9 no ser gravosos a ninguno de vosotros: los que dirigían las comunidades incipientes de los seguidores de Jesús eran los «maestros» y los «profetas». Pero para muchos seguidores de Jesús, una señal de ser profeta falso es que pidiera dinero. Así lo expresa posteriormente la Didaché 11,12. Igualmente lo indica El Pastor, de Hermas: Mandato XI 12. La defensa del modo de actuar de Pablo encuentra su razón de ser en la idea de que la validez del evangelio depende en parte de la honestidad del proclamador: el Apóstol tenía mucho interés en que no se le confundiera con otros predicadores o filósofos itinerantes de dudosa moralidad. El aprecio positivo de Pablo servirá de defensa contra la campaña de calumnias contra él, contra su evangelio y su comportamiento.

10 los creyentes: la «nueva fe» es la manera sintética de definir a los miembros del movimiento religioso que propugna Pablo. Los creyentes suelen denominarse igualmente «los fieles»; «fe» también como «fidelidad».

12 caminaseis de un modo digno de Dios: «caminar/andar» significa «comportarse» u «observar las normas de la Ley». De ahí viene el hebreo halakhá, literalmente «andadura/camino», que de hecho se refiere a la norma legal. Es una metáfora muy típica del judaísmo, frecuente también en otras religiones (tariqa = «camino iniciático» en el islam). os llama a su reino y a su gloria: es esta una parca descripción paulina del paraíso futuro, que se complementa con 4,17, destinado a los elegidos (los que han recibido la llamada por parte de Dios, no todos). En 1 Cor 2,8 Pablo llama a Jesús el Señor de la gloria (véase nota a 1,9).

13 Y por esto también nosotros damos gracias a Dios ininterrumpidamente porque, al recibir en vuestros oídos la palabra de Dios por parte nuestra, la acogisteis no como palabra de hombres, sino cual es en verdad, palabra de Dios que permanece operante en vosotros, los creyentes. 14 Pues vosotros, hermanos, habéis sido imitadores de las iglesias de Dios que están en Judea en el Mesías Jesús, porque también vosotros habéis padecido de vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos; 15 estos son los que dieron muerte a Jesús y a los profetas y los que nos han perseguido; no agradan a Dios y son contrarios a todos los hombres, 16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que se salven, para que se colmen una y otra vez sus pecados; pero la Cólera ha llegado sobre ellos hasta el final.

14 porque también... de parte de los judíos: se duda sobre cómo entender el vocablo «judíos». ¿Se trata de una designación étnica/religiosa o geográfica? La primera se podría traducir por «judeos» o «judaítas», nacidos en «Judea» y normalmente de religión «judía»; los segundos podrían ser prosélitos, paganos convertidos a la religión judía, y por tanto «judíos» solo en cuanto a religión. Así, para mayor precisión, los que acosaban a las comunidades judeocristianas de Judea serían «judeos»/«judaítas» y a la vez «judíos» respecto a sus creencias. habéis padecido: Pablo no explica a qué tipo de sufrimientos de las iglesias de Judea se refiere ni a sus causas. Véase Hch 4,1-29 y 5,18.21, y 10-11, aquí.

15-16 Se discute si estos versículos son una glosa de un escriba posterior. Hay razones en pro y en contra (véase 1-11, aquí).

17Pero nosotros, hermanos, huérfanos de vosotros por breve tiempo, físicamente mas no con el corazón, ansiábamos intensamente y con grandes deseos ver vuestro rostro. 18 Por eso quisimos ir a vosotros —yo mismo, Pablo, lo intenté una y otra vez—, pero nos lo impidió Satanás. 19 Pues ¿cuál es nuestra esperanza, nuestra alegría, la corona de nuestro orgullo ante nuestro señor Jesús en su venida, sino vosotros? 20 Pues vosotros sois nuestra gloria y nuestra alegría.

18 Satanás: para Pablo se trata no solo del Diablo, sino de todos aquellos que inspirados por él se oponen a su tarea de convertir a los gentiles. Puede referirse también a una enfermedad que le impidió viajar. Es conocido que la unión pecado/Satanás con enfermedad es algo común en el judaísmo del siglo I, y se percibe por doquier en los evangelios.

19 en su venida: por segunda vez (1,10) Pablo vuelve a repetir su fe en una pronta venida de Jesús (la «parusía» o presencia definitiva del Mesías para el gran juicio y la instauración de su reino mesiánico, probablemente ultramundano, véase 4,14). El Apóstol da a entender que en el tribunal de ese juicio sus conversos gentiles serán para él un gran motivo de esperanza, «alegría y corona de gloria», lo que hará que el Mesías, Jesús, le otorgue una sentencia de salvación.

3 1 Por ello, no pudiendo soportar más, nos pareció bien quedarnos solos en Atenas 2 y enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el evangelio del Mesías, para confirmaros y exhortaros en pro de vuestra fe, 3 para que nadie se conmueva en esas tribulaciones. Pues sabéis bien que en esto estamos: 4 pues cuando nos encontrábamos entre vosotros, os predecíamos que íbamos a sufrir tribulaciones, y así ha ocurrido, como sabéis. 5 Por esto también yo, no pudiendo soportar más, lo envié para saber de vuestra fe no fuera que el Tentador os hubiera tentado y que nuestro trabajo hubiera resultado inútil.

6 Pero Timoteo, acabado de llegar desde vosotros a nuestra presencia, nos ha traído buenas noticias de vuestra fe y de vuestro amor; que conserváis siempre buen recuerdo de nosotros y que deseáis vernos, como nosotros a vosotros. 7 Así pues, hermanos, nos hemos sentido consolados por vosotros en medio de todas nuestras necesidades y tribulaciones a causa de vuestra fe, 8 porque ahora vivimos, ya que permanecéis firmes en el Señor. 9 Pues ¿qué acción de gracias podemos dar a Dios por vosotros, por toda la alegría que, por causa vuestra, tenemos ante nuestro Dios? 10 Noche y día le pedimos insistentemente poder ver vuestro rostro y completar las deficiencias de vuestra fe.

11 Y que Dios mismo, nuestro Padre y nuestro señor Jesús dirijan nuestro camino hacia vosotros. 12 Y en cuanto a vosotros, que el Señor os haga abundar y sobreabundar en el amor de unos para con otros y para con todos, como es nuestro amor para con vosotros, 13 para mantener firmes vuestros corazones irreprochablemente en santidad ante Dios, nuestro Padre, en la venida de nuestro señor Jesús, el Mesías, con todos sus santos.

1 quedarnos solos en Atenas: en las cartas genuinas de Pablo no hay descripción de esta estancia. Hch 17,13-18,1 completan esta información. Pero no tenemos medio alguno para contrastar el conjunto de las noticias de ese pasaje. El v. 18 de ese texto, «anunciaba a Jesús y la resurrección», es una buena síntesis parcial de la predicación de Pablo; los vv. 23-30 parecen una alusión a Rm 1,18-20, y el v. 31 coincide con 1 Tes 1,9; 1 Cor 6,2-3; 15,24-28: el Resucitado acabará finalmente con todos los enemigos de Dios, incluidos el Pecado, el Diablo y la Muerte (personificados).

4 íbamos a sufrir tribulaciones: Pablo tampoco especifica aquí qué tipo de penalidades afectan a esos nuevos gentiles que viven ya «en el Mesías». Probablemente se refiere, en primer lugar, a persecuciones por parte de los paganos de la ciudad (2,14). Y puesto que más tarde dirá (4,13) que algunos miembros de la comunidad han muerto inopinadamente, podría ser posible que el Apóstol se refiera a algún juicio con pena de muerte para algunos de la comunidad por parte de los magistrados de la ciudad, por ejemplo, por negarse a participar en el culto al emperador. Ahora bien, ¿se refiere a muerte por causas naturales antes de la venida del Mesías? Es más probable esto último, pues no hay referencias históricas a tales juicios o persecuciones. Pablo puede aludir también a las usuales contrariedades que comporta una conversión: cambio drástico de modo de vida y de situación social (véase 2,14).

8 vivimos ya: el sentido condicional es solo aparente (literalmente, «vivimos [presente por futuro: viviremos], si es que permanecéis firmes en el Señor, ya que lo estáis de hecho»).

11-13 Es una primera «bendición», un deseo de que Dios colme de bienes a los recipiendarios de la carta. La segunda se halla en 5,23.28. venida... santos: de nuevo la insistencia en la esperanza, sin duda recibida por Pablo de las comunidades en las que se instruyó en la fe, de un final inmediato. Los santos pueden ser los que ya están el paraíso con Dios, como los patriarcas, o bien los ángeles que acompañarán al Mesías en su descenso.

4 1 Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que —según recibisteis de nosotros, a saber, cómo conviene que os comportéis y agradéis a Dios— viváis de ese modo a fin de que abundéis aún más. 2 Conocéis, pues, los preceptos que os dimos por medio del Señor Jesús.

3 Pues esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de la fornicación, 4 que cada uno de vosotros sepa poseer su recipiente con santidad y honor, 5 y no dominado por la pasión, como los gentiles que no conocen a Dios; 6 que nadie ofenda ni engañe a su hermano en este asunto, pues el Señor se vengará de todos estos, como os dijimos y atestiguamos ya, 7 pues no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad. 8 Así pues, el que esto desprecia no desprecia a un hombre sino a Dios, que os otorga su Espíritu santo.

9 En cuanto al amor mutuo, no necesitáis que os escriba, puesto que vosotros habéis sido instruidos por Dios para el amor mutuo, 10 y lo hacéis con todos los hermanos en Macedonia entera. Pero os exhortamos, hermanos, a que continuéis haciéndolo más 11 y a que ambicionéis vivir en tranquilidad, ocupándoos de vuestros asuntos y trabajando con vuestras manos, como os lo tenemos ordenado, 12 a fin de que caminéis honestamente ante los de fuera, y no necesitéis de nadie.

1-12 El pasaje refleja ciertos rasgos de la ética paulina que, según la carta misma, han de servir para corregir algunas deficiencias doctrinales de los tesalonicenses (3,10): la preocupación paulina de que los tesalonicenses vivan con gran pureza sexual, agradable a Dios; un comportamiento social dentro del grupo mesiánico sin ofensa, es decir, con amor mutuo; vida civil tranquila y buen comportamiento cívico; trabajo continuo a pesar de la espera de una parusía inminente (admonición contraria a la idea de «vender todos los bienes» como consejo de Jesús en Lc 12,33; 14,33, y la actuación de la comunidad jerosolimitana: Hch 2,45).

3-8 El conjunto de estos versículos puede entenderse bien como un ataque de Pablo a la inmoralidad sexual, a la prostitución específicamente, y con más fuerza aún al adulterio que, al parecer, podía darse entre los tesalonicenses (¿restos de su vida pasada como paganos?). La «santificación» (vv. 3.7) se refiere al conjunto de la vida; pero el judaísmo hacía un gran hincapié en la sexualidad recta, ya que la fornicación es el vicio por antonomasia que lleva a la idolatría.

4 sepa poseer su recipiente (gr. skéuos) con santidad y honor: es decir, «poseer a su esposa», metáfora sexual bien clara y de sentido puramente masculino conforme a la época. Podría traducirse quizás también por «utilizar el propio cuerpo». Si se traduce skéuos por «objeto», «cosa», podría ser una alusión al pene, que debe utilizarse también conforme a la voluntad divina y en el matrimonio (1 Cor 7). Pero esta opinión es poco probable porque encaja menos con el contexto, que parece referirse al adulterio.

6 se vengará de todos estos: naturalmente en el próximo juicio final.

7 otorga su Espíritu santo: Pablo tiene la certeza de que quien se convierte al Mesías recibe el Espíritu, desde el momento mismo en el que en su interior acepta la proclamación acerca de la figura y la misión de Jesús. El Apóstol lo repite en multitud de ocasiones (Gal 3,2-5; 4,6; 1 Cor 3,16; 6,17-19; 2 Cor 1,21-22; Rm 5,5; 8,9-10.14-16). Que la recepción de este Espíritu ocurre a veces antes del bautismo lo confirma también Hch, sea o no cierto que Pedro fuera el primero de entre los jefes de la iglesia de Jerusalén que recibió a un gentil (10,44-45; 11,15-17; 15,7-8).

12 honestamente: tiene un sentido pregnante: no solo la recta sexualidad, sino el honesto comportamiento cívico. Es posible, como suele señalarse, que detrás de los vv. 11-12 haya una crítica del apego excesivo al sistema usual romano-imperial del «patrono» y el «cliente». Este último, en parte como parásito, recibe bienes del primero. Si así fuera, Pablo recomendaría la autonomía e independencia del trabajo propio, que además dignifica.

13 Hermanos, no queremos que ignoréis lo que afecta a los que se han dormido, para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza. 14 Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, del mismo modo Dios llevará también consigo por medio de Jesús a los ya dormidos. 15 Os decimos esto fundados en una palabra del Señor: nosotros, los que vivimos, los que quedamos hasta la venida del Señor, no nos adelantaremos a los ya dormidos. 16 Porque el Señor mismo, a una orden, a la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en el Mesías resucitarán en primer lugar. 17 Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor. 18 Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.

13-15 dormidos: es una metonimia, es decir, designar algo con una palabra relacionada; naturalmente se refiere al «sueño de la muerte», también en los vv. 14-15. Se sobreentiende que han ocurrido algunas muertes inesperadas en la comunidad de Tesalónica. Y se pregunta: ¿qué ocurrirá con los ya dormidos en una próxima y definitiva venida de Jesús como juez? ¿Han ido al sheol/Hades, y esperarán allí hasta que llegue el Juicio? Pablo afirma que no será así, y describe cómo tendrá lugar esa venida. El Apóstol afirma: primero resucitarán los muertos fallecidos como justos; luego los que aún queden con vida, Pablo entre ellos, irán al encuentro de Jesús, que viene por los aires, junto con los ya difuntos, resucitados, también con sus cuerpos, pero transformados, espiritualizados (1 Cor 15,30-54).

14 Dios llevará también consigo por medio de Jesús a los ya dormidos: se refiere sin duda al acto mismo de la parusía, que hace resucitar a los ya fallecidos. Véase 1 Cor 15,24-28, donde Pablo hace referencia a una doble fase del reino de Dios.

15 fundados en una palabra del Señor: no sabemos a qué dicho concreto de Jesús se refiere Pablo, quizás en este caso, como en 5,2, a Mt 16,28 o 24,44. Pablo conoce ciertamente la tradición de las palabras «del Señor», pero apenas las cita directamente; solo dos veces, en 1 Cor 7,10-11 = Mt 5,32 + 19,4-6, y 1 Cor 9,14 = Lc 10,7. los que quedamos... no nos adelantaremos: es evidente que Pablo está convencido —al igual que otros pensadores apocalípticos judíos— de que él mismo será uno de los que presenciarán con vida el final: la llegada de Jesús, el Mesías. venida: el texto griego dice parusía, que significa en realidad «presencia». En esta carta aparece este vocablo cuatro veces (2,19; 3,13; 4,15; 5,23), siempre referida a la (segunda) venida del «Señor» o «del Mesías», Jesús.

16 a una orden: no queda claro si, según Pablo, la orden es de Dios o de Jesús. Probablemente lo primero. murieron en el Mesías: esta expresión parece indicar «en el ámbito del Mesías», es decir, entre el grupo de los creyentes en él como mesías. No se excluyen otros significados más complejos como pertenecer al cuerpo místico del Mesías.

17 estaremos siempre con el Señor: de nuevo, como en 2,12, la descripción de la felicidad ultraterrena no puede ser más parca y más inmaterial: «estar en el ámbito de y con la divinidad». El paraíso al que Pablo parece aludir podría ser parecido a un estar junto a los dioses en los Campos Elíseos, a saber, junto a Dios Padre, su Hijo, otros «santos» y los espíritus angélicos. Véase 1 Cor 15; Flp 1,23: «estar con el Mesías», y 2 Cor 5,1-8.

18 Consolaos... palabras: la concepción del reino de Dios en Pablo ha de contemplarse en contraste con esa misma noción en Jesús de Nazaret, o el Nazoreo (las dos expresiones aparecen en el Nuevo Testamento, pero la segunda es mucho más frecuente). Mientras que la proclamación del Reino ocupa una posición central en el mensaje de Jesús, no puede decirse lo mismo en Pablo. En sus cartas, el sintagma «reino de Dios» solo aparece en 8 ocasiones: 1 Tes 2,12; Gal 5,21; 1 Cor 4,20; 6,9.10; 15,24.50; Rm 4,17. Llama la atención que en Pablo esté ausente la noción común judía de que el reino de Dios tendrá lugar en la tierra de Israel, así como el aspecto material de ese reino. Y lo segundo es que Pablo distingue entre «reino del Mesías» y «reino de Dios» (véase aquí). Sin duda, esta nueva concepción del Reino de debe en Pablo a la influencia de la mentalidad del platonismo vulgar: lo carnal, material es indigno de lo espiritual («La carne y la sangre no heredarán el reino de Dios»: 1 Cor 15,50).

5 1 En lo que se refiere al tiempo y al momento, hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba. 2 Vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. 3 Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán. 4 Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad para que ese día os sorprenda como ladrón, 5 pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8 Nosotros, por el contrario, que somos del día, seamos sobrios, revistiéndonos de la coraza de la fe y del amor, con el yelmo de la esperanza de salvación. 9 Porque no nos dispuso Dios para la ira, sino para obtener la salvación por medio de nuestro señor Jesús, el Mesías, 10 que murió por nosotros para que, ya estemos despiertos o dormidos, vivamos con él. 11 Por esto, animaos mutuamente y edificaos los unos a los otros, como estáis haciendo.

1-11 Se discute si los once primeros versículos de la sección 5,1-12 son una glosa de un escriba tardío. Las razones son: al igual que en 2 Tes, el glosador, una vez que sabía que Pablo había muerto, habría pretendido que «él mismo» corrigiera el error de pensar que estaría aún con vida en la «venida del Señor». Si el texto es glosa, se descubriría en este pasaje el talante y los intereses de las comunidades de un tiempo posterior al paulino: la especulación para explicar el retraso de la parusía, presente en otros escritos posteriores, como en 2 Tes y 2 Pe 3,5-13. En concreto 1 Tes 5,4-8 serían parte de una exhortación típica —contraste luz/tinieblas— posterior a Pablo: podría ser entonces una tradición bautismal bien conformada. Esta hipótesis es plausible, pero no se puede emitir un veredicto seguro.

1-8 Pablo no ofrece una fecha precisa, pero sí sabe que la venida de Jesús es segura y será veloz. Esta idea se corresponde con la tradición sobre Jesús que en esos momentos se estaba recogiendo (véase de nuevo Mt 24,43). El contraste «hijos de la luz/hijos de las tinieblas» es conocido por la apocalíptica judía (1 Henoc 108,11; 108,14) y de la teología de los esenios, en concreto de Qumrán. El pasaje típico es 1QS col. III, líns. 13-29.

1 tiempo y momento: en Pablo el «tiempo» es físico, y el «momento» (gr. kairós) es «la ocasión propicia».

6 no durmamos... seamos sobrios: anteriormente, 4,13-18, se ha señalado que Pablo utiliza el vocablo «dormir» (gr. koimásthai) para referirse metonímicamente a los que han fallecido. Ahora, de un modo muy sutil emplea otro verbo griego que designa el dormir físico (no referido a la muerte: katheúdein). Este último verbo va emparejado con «velar» y «ser sobrios», lo que parece indicar que Pablo sugiere con todo propósito a los seguidores del Mesías que no vivan y duerman en una vida de indolencia. Por ello su sueño definitivo, la muerte, está lleno de esperanza al contrario de «los que no tienen esperanza»: 4,13.

8 coraza de la fe... salvación: fe, amor y esperanza son términos característicos del núcleo de la teología de Pablo: véase la posible tríada en 1,3. El pasaje presente recuerda mucho —y puede tenerlo como trasfondo— a las referencias a la guerra entre los «hijos de la luz» y de «las tinieblas» en 1QM 1 (Regla de la guerra, col. I,1-5). Las metáforas militares son del gusto de Pablo (1 Cor 14,8; 2 Cor 2,14; 10,4, etc.), aunque la imagen de la vida como milicia del Mesías es más bien de sus discípulos (véase Ef 6,13-17). Según Is 59,17, Yahvé mismo, cuando lucha para debelar la injusticia, «se pone la justicia como coraza y el casco de salvación en su cabeza». Las imágenes de las armas y de la luz aparecen de nuevo en Rm 13,12.

9 nos dispuso Dios para la ira: «disponer para» (gr. étheto) supone, al parecer, que Pablo tiene una mentalidad predeterminista respecto a la salvación /condenación. Véase aquí. salvación... Mesías: según Pablo, ¿quiénes se van a salvar? La respuesta teórica es: todos, o mejor, potencialmente todos: 1 Cor 15,22; 2 Cor 5,19; Rm 5,18; 11,15. Pero en la práctica serán muy pocos: los que hayan hecho el acto de fe (Pablo ignora a los niños). Parece que Pablo tiene una teología al respecto en nada diferente del autor del Libro IV de Esdras (compuesto en torno al 100 e.c.): son muchos los hombres sobre la tierra, pero muy pocos los verdaderamente observantes de la Ley, por lo que se salvarán esos pocos. El mundo ha sido creado para Israel (IV Esdras 6,55), pero incluso así, solo se salvará una mínima porción de él (IV Esdras 6,56; 7,17). Pablo mismo confiesa esta posibilidad en 1 Cor 9,22 («salvar a algunos»).

10 murió por nosotros: «morir por otro» significa morir en favor de otro y en sustitución del otro, para que no muera quien debería morir por injusto, o por lo que fuere. Esta fórmula, típicamente griega, no se encuentra en la Biblia, pero sí en Pablo, donde es frecuente. Se suele aducir como ejemplo único, 2 Mac 6,28; 7,9.37-38. Pero es erróneo: el texto no dice que el anciano Eleazar y los siete hermanos aceptaran una muerte para que otros judíos no murieran, sino «en defensa de las leyes patrias». Lo que Pablo afirma se denomina técnicamente «muerte vicaria». Esta noción de «dar la vida por otro que no muere» es absolutamente normal en el mundo grecorromano. Véase aquí.

12 Os rogamos, hermanos, que tengáis en consideración a los que se fatigan entre vosotros, os presiden en el Señor y os amonestan; 13 Mostradles el mayor amor a causa de su labor. Vivid en paz unos con otros. 14 Os exhortamos, asimismo, hermanos, a que amonestéis a los desordenados, consoléis a los pusilánimes, sostengáis a los débiles y seáis magnánimos con todos. 15 Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal, antes bien procurad siempre el bien mutuo y el de todos. 16 Estad siempre alegres. 17 Orad sin intermisión. 18 En todo dad gracias, pues esta es la voluntad de Dios, en el Mesías, Jesús, para vosotros. 19 No extingáis el Espíritu; 20 no despreciéis las profecías; 21 examinadlo todo y retened lo bueno. 22 Absteneos de todo género de mal.

23 Que él, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que conserve íntegramente, sin mancha, vuestros espíritus, almas y cuerpos hasta la venida de nuestro señor Jesús, el Mesías. 24 Fiel es el que os llama y que lo realizará. 25 Hermanos, orad también por nosotros. 26 Saludad a todos los hermanos con el ósculo santo. 27 Os conjuro por el Señor que sea leída esta carta a todos los hermanos. 28 La gracia de nuestro señor Jesús, el Mesías, sea con vosotros.

12-28 La conclusión de la carta expresa de nuevo algunas partes de la ética paulina, las exigencias de la vida en comunidad. Siguiendo una tradición muy típica del judaísmo, para Pablo el que se salva es el grupo, Israel, y dentro de él el individuo. Igualmente en 1 Cor 10,10 y Rm 11,14. Por ello fomenta todo lo que sea bueno para el grupo. Es posible que los vv. 16-22 reflejen el ambiente de una celebración comunitaria.

20 Según Pablo, los fenómenos extático-proféticos, abundantes en sus comunidades a la espera del fin del mundo, no deben ser despreciados, aunque en apariencia fueran irracionales; (1 Cor 14,23: «Si todos hablan en lenguas... ¿no dirán que estáis locos?»).

23-24 Es posible de nuevo que Pablo evoque una exhortación típica del bautismo cristiano de los adultos.

23 espíritus, almas y cuerpos: esta concepción antropológica tripartita procede del platonismo vulgarizado que distingue en el hombre cuerpo y alma inferior y superior. La parte superior es la mente (noûs) o «espíritu», pneûma. Pablo tiene una concepción del ser humano a caballo entre su profundo judaísmo y su nacimiento como judío en la diáspora. Pero no es claro y consistente: a veces distingue tres partes en el hombre como en este pasaje, pero en otras piensa con categorías hebreas donde el ser humano forma una unidad sustancial: es un «almi-cuerpo», «espíritu-cuerpo»: el observador exterior que ve o toca el cuerpo, toca al ser humano entero, no una parte de él. El que pensare en el «alma» como si solo fuera una parte del ser humano, se equivocaría: percibir los sentimientos anímicos del otro, su alma, es también percibir al ser entero y cómo esta afecta a su «cuerpo», que es la parte externa de su yo indivisible. Véase aquí.

26 ósculo santo: el beso era usual en las asambleas litúrgicas de todo tipo de iniciados en el mundo antiguo (aquí el adjetivo santo podría referirse a 3,12, en el sentido de «cristianos», o «mesianistas»), pero cualquier tipo de alusión sexual, como se ha pretendido, debe ser absolutamente descartada. Incluso en los evangelios gnósticos, posteriores a Pablo en cien años, pero que se inspiran a veces en su antropología, el beso nada tiene que ver con el sexo. Así en Evangelio de Felipe 63,30; Primer Apocalipsis de Jacobo 31,3-7; Segundo Apocalipsis de Jacobo 56,12-20.

Los libros del Nuevo Testamento

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