Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Job - Franz Julius Delitzsch - Страница 40
Job 2, 6-8
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6Dijo Yahvé a Satanás: Él está en tus manos; pero conserva su vida. 7Salió entonces Satanás de la presencia de Yahvé e hirió a Job con una llaga maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 8Y Job, sentado en medio de ceniza, tomaba un trozo de ladrillo y se rascaba con él.
2, 6. Dios entrega a Job en manos de Satán, pero sin permitirle que le mate. Job no debe perder su vida. Dios concede a Satán el permiso de poner a Job en extremo peligro, pero no más, a fin de que pueda verse de esa forma si, ante el rostro de la muerte, Job negará al Dios que ha decretado sobre él una aflicción tan fuerte. נפשׁ no significa aquí vida sin más, חיּים, sino que es como el alma o intimidad que produce la vida/espíritu del hombre. De todas formas, debemos traducir esa palabra por “vida”, porque ya, en este tiempo, no utilizamos “alma” en el sentido de ψυχή, anima.
2, 7-8. La descripción de esta enfermedad de Job recuerda la de Dt 28, 34 y 28, 27, y según los síntomas que se mencionan más adelante, a lo largo del libro, es un tipo de elefantiasis, porque las piernas se vuelven como bultos desgajados (patas de elefante). En árabe jḏâm, ‛gudhâm; en latín lepra nodosa, la más terrible de las formas de lepra, que a veces ataca incluso a las personas de rango más alto. Así Artapan (C. Müller, Fragm. iii. 222) dice que un rey egipcio fue el primer hombre que murió de elefantiasis. Balduino, rey cruzado de Jerusalén, fue afligido por esta enfermedad de una forma muy dolorosa10.
La enfermedad comienza con el crecimiento de tumores inflamados de manera que al fin parecen un cáncer que se extiende por todo el cuerpo, y el cuerpo queda de tal forma afectado que las piernas pueden parecer separadas del mismo tronco. Rascarse con un ladrillo o trozo de cerámica puede suavizar el ardor de la piel, y sirve para quitar el pus.
El hecho de sentarse sobre cenizas es un signo de la profunda tristeza (cf. Jon 3, 6) que se ha apoderado de Job por las grandes pérdidas que ha sufrido, especialmente la de sus hijos. Los LXX añaden que se sentó sobre un basurero fuera de la ciudad. Este tema del basurero está tomado de Sal 113, 7, y el hecho de estar fuera de la ciudad puede deducirse de la misma de ley o forma de actual con los leprosos, מצרע. A las cuatro pérdidas citadas en los versos anteriores se añade esta quinta entendida como tentación suprema, en forma de enfermedad incurable, a los ojos de los hombres, una enfermedad que se apodera de Job, que parece natural, pero que ha sido producida por Satán, aunque permitida e incluso decretada por Dios.
Pues bien, a partir de aquí, de un modo sorprendente, Satán ya no aparece más a lo largo de todo el libro. El mal no tiene solamente una existencia personal en el mundo invisible, sino que tiene sus agentes e instrumentos en este mundo, y por ellos se manifiesta de ahora en adelante, en la misma vida de Job en la tierra.