Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Job - Franz Julius Delitzsch - Страница 58
Job 5 Job 5, 1-5
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1Mira pues: ¿Habrá quien quiera responderte? ¿Y a cuál de los santos te volverás? 2Porque al necio le matan las lamentaciones, y al simple le consume la envidia. 3He visto que el necio echaba raíces, pero de repente he tenido que maldecir su morada. 4Sus hijos carecerán de socorro, y serán quebrantados en la puerta, sin nadie que les rescate.
5Su cosecha la comerán los hambrientos, sacándola de entre espinos; y los intrigantes arrebatarán su hacienda.
El pensamiento principal de este oráculo es que Dios es absolutamente justo, infinitamente exaltado sobre hombres y ángeles. Resumiendo su discurso desde esta perspectiva, Elifaz dice a Job que ningún grito pidiendo ayuda podrá valerle, a no ser que se someta al Dios justo, presentándose a sí mismo como injusto. No podrá ayudarle ninguna petición de auxilio que se eleve hasta los ángeles; solo el Dios justo podrá responder a su petición de perdón y perdonarle.
La partícula כּי de 5, 2 ratifica la negación que está implicada en 5, 1: Si Dios no te ayuda, ninguna creatura podrá hacerlo. Porque aquel que se lamenta por sí mismo y no quiere aceptar su propia suerte, hace que llegue en contra de él una más honda destrucción, porque alimenta y excita con más fuerza la ira de Dios. Ese murmullo de fondo en contra de Dios recibe aquí el nombre de lywIa/, con la lamed inicial (cf. lywIa/l,(), como signo arameo que indica el objeto, en el sentido de quod attinet ad, quoad, es decir, “por lo que respecta a” (Ewald 310, a). Elifaz justifica lo que ha dicho con un ejemplo (Job 5, 2). Él ha visto con gran prosperidad a un injusto que se jactaba de su suerte. Pero luego, de pronto, descubrió que tenía que maldecir su habitación, pues él ya no existía. No se trata de que él, Elifaz, maldijera de antemano su habitación, a pesar de que פּתאם pudiera entenderse así, pues ese sentido no lo permite el futuro siguiente, que equivale a un imperfecto (de forma que aquí פּתאם ha de traducirse por subito, después, por ello, illico; cf. Num 12, 4).
El sentido de la frase es el siguiente: Elifaz vio a uno que se jactaba en medio de su prosperidad, siendo malvado. Pero pasó después y vio muy pronto que la habitación o casa de aquel malvado había sido objeto de maldición (tenía que ser maldecida). No es que Elifaz maldijera la casa, para así destruirla, sino que fue la misma maldad del hombre la causa de su maldición. Por eso, la maldición posterior de Elifaz no es causa de la destrucción del malvado sino, al contrario, ella es un reconocimiento de la maldición de Dios, que responde a la maldad de los hombres que se rebelan en contra de él y no se arrepienten.
Esta maldición de Dios se manifiesta también en los hijos y propiedades del hombre malvado (Job 5, 4.). שׁער es la puerta de la ciudad, lugar donde se establece la justicia. La frase “oprimir en la puerta” (¡allí serán quebrantados!) es como la que aparece Prov 22, 22, en forma hitpael, que responde a la regla que hallamos en Gesenius 54, 2, b.
El relativo אשׁר, Job 5, 5, es aquí una conjunción como indica Gesenius 155, 1, c. En la expresión con אל־מצּנּים, la partícula אל es equivalente a עד, adeo e spinis (de entre los espinos): los hambrientos caerán con tanta avidez sobre aquello que ha cosechado el padre de estos nuevos huérfanos, que buscaran incluso algo de comida entre los espinos del vallado de su campo infértil.
צנּים tiene aquí el mismo sentido que en Prov 22, 5. La doble preposición אל־מן (cf. ~yNIïCimi-la,() es muy común, pero aquí con otro significado (de los…). עמּים tiene apariencia de plural, pero es singular, según el ejemplo de la forma de צדּיק, del verbo צמם, nectere, y significa arrebatar, como en Job 18, 9, con “trampa”. Aquí no tenemos, sin embargo, una trampa judicial (Bötticher), aunque sí algo que, por su forma, está cerca de eso.
El texto nos pone ante la acción de unos intrigantes. El targum traduce esa palabra por “ladrones” (LXX: λησταί). La mayoría de los críticos modernos (como Rosenmüller) traducen: los sedientos (los necesitados)…, como hacían las versiones antiguas, excepto el targum; pero esa traducción es imposible a no ser que cambiáramos de forma las palabras. El sentido es que las personas intrigantes malgastan, destruyen (cf. שׁאף, Am 2, 7) su riqueza, cayendo así bajo causa de juicio. En esa línea, Elifaz cuenta la forma en que esto se aplica a la persona y causa de Job y de sus hijos.