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CONTINUIDAD Y CAMBIO: EL TIEMPO Y LA TEMPORALIDAD EN LA PERSPECTIVA DEL DESARROLLO
ОглавлениеEl proceso de desarrollo es, por lo tanto, una cuestión de relaciones complejas y variadas entre el cambio y la continuidad. Incluso cuando crecemos y cambiamos tan espectacularmente en la niñez y la adolescencia, y, a un ritmo más lento, en la edad adulta, también somos la «misma persona», vivimos en los «mismos» cuerpos, mayormente con las mismas familias, en los mismos lugares, etc. Los patrones tanto del pasado inmediato como del más lejano se adelantan y se reelaboran en nuevos patrones emergentes que abarcan las estructuras, los significados y las relaciones del pasado, tanto internas como externas.
El tiempo siempre ha estado en el centro del pensamiento analítico. El pasado, el presente y el futuro fluyen entre sí en el desarrollo de la imaginación psicoanalítica. (Véase, por ejemplo, Loewald, 1980, entre otros). En la práctica clínica, imaginamos el pasado a partir de lo que oímos, vemos y sentimos en el presente, y pensamos en el futuro que nuestros pacientes podrían haber disfrutado si simplemente hubiesen tenido oportunidades de crecimiento, etc. Desde su inicio, el análisis ha sido la más profunda de las psicologías contemporáneas en plasmar de la dimensión temporal. Pero los enfoques originales enfatizaban los tirones del pasado en el presente. Si se observa el crecimiento y el desarrollo de la infancia, se pone de relieve directamente el movimiento dinámico hacia el futuro, que es una parte clave de la mayoría de los sistemas vivos, tanto para los individuos como para la supervivencia y la evolución de las especies. (Véase el capítulo 16 para un análisis más amplio de la temporalidad en el análisis, incluidas las implicaciones clínicas).
El potente pensamiento desarrollista coloca la temporalidad en una compleja red de movimientos «hacia adelante» y «hacia atrás» mutuamente entrelazados, de modo que el tiempo mismo se desvertebra. Esto concuerda con la visión psicoanalítica original de Freud de un proceso mental primario que no sigue las convenciones ordinarias de percepción y otras cogniciones que estructuran la «realidad» cotidiana. Inicialmente, esto tomó la forma de un conflicto o trauma intrapsíquico que hizo retroceder la psique en el tiempo y la «hizo descender» en procesos tales como la regresión y la fijación. Esta historización de la psicología individual fue un añadido radical e indispensable en la cultura europea y el trabajo clínico de salud mental.
A medida que surgía la perspectiva del desarrollo, la psicopatología también se entendió en términos de impedimentos e interrupciones del movimiento de avance y adaptación del proceso de desarrollo progresivo. Las concepciones de la acción terapéutica psicoanalítica se amplían de manera similar para ir más allá de la interpretación del conflicto o la recuperación de recuerdos o fantasías reprimidas, para abarcar las posibilidades multimodales y complejas del desarrollo progresivo removilizado. El crecimiento y el desarrollo, ya sea en la infancia o en la psicoterapia, no son simples cuestiones de proporcionar apoyo o «experiencias emocionales correctivas», aunque algunos han criticado los tratamientos orientados al desarrollo de esta manera. (Véanse los capítulos 6, 7 y 8 para más información al respecto).