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LA DOSIS ADECUADA

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En 1993, el Comité Científico de Alimentación Humana de las Comunidades Europeas posibilitó la creación de unas recomendaciones propias: Reference Nutrient Intakes for the European Community, esto es, las CDR, que se basan en tres principios fundamentales:

• La deficiencia de una vitamina o un mineral es diferente a una insuficiencia. La primera corresponde al nivel requerido para prevenir una enfermedad carencial, mientras que la segunda representa el nivel necesario para el funcionamiento óptimo.

• La medicina ortomolecular considera que cada individuo es único y tiene necesidades bioquímicas particulares. Así, la lista de los nutrientes esenciales necesarios para cada uno de nosotros es la misma, pero de una persona a otra las concentraciones requeridas son tan diferentes como las huellas dactilares.

• Es obvio que todos vivimos en diferentes condiciones medioambientales y estamos sometidos a distintos factores estresantes, por lo que esto determinará, a su vez, diferentes necesidades nutricionales. Diversos estudios demuestran que nuestra capacidad para detoxificar una gran variedad de toxinas ambientales depende, en gran parte, de ciertos nutrientes clave. Las personas expuestas a elevados niveles de contaminación pueden necesitar mayores demandas de nutrientes específicos.

Numerosos estudios científicos indican que el nivel óptimo para muchos nutrientes –sobre todo para los llamados nutrientes antioxidantes, como son las vitaminas C y E, betacaroteno y selenio– parece ser mucho más elevado que las actuales CDR. Las CDR se centran exclusivamente en la prevención de deficiencias nutricionales en grupos de población; no definen la ingesta óptima para un individuo en una circunstancia concreta de su vida (enfermedad, ejercicio físico intenso, crecimiento, interacción con medicamentos, estrés, etc.).

En este sentido, cabe decir que la CDR para la vitamina E es de 10 mg, mientras que, según diversas investigaciones científicas, la dosis que ofrece protección cardiovascular debería alcanzar al menos 67 mg (100 UI) al día. En el caso de los minerales, aunque existen más de 60 diferentes en el organismo humano, tan sólo se consideran 22 esenciales para la salud y únicamente se han establecido CDR (en Estados Unidos) para 15 de ellos. Por lo tanto, consumir las dosis CDR no significa encontrarse óptimamente nutrido, y probablemente no se alcance la cantidad necesaria para una protección duradera.

Otra circunstancia que no tienen en cuenta las CDR es que los factores medioambientales y el estilo de vida pueden destruir ciertos nutrientes. Por ejemplo, a pesar de que se considera que un fumador requiere al menos dos veces más cantidad de vitamina C que un no fumador, no se dice nada del resto de nutrientes.

Por otro lado, se sabe que el consumo de alcohol, los aditivos alimentarios, los metales pesados (plomo, mercurio, aluminio, etc.), el monóxido de carbono y otros productos químicos relacionados con la sociedad actual interfieren en la función de los nutrientes.

Es incuestionable que la deficiencia de cualquiera de los nutrientes esenciales por debajo de las CDR se traducirá, después de un cierto tiempo, en enfermedad. Aunque pueda parecer sorprendente, estudios recientes han demostrado que gran parte de la población española está incluso por debajo de estos niveles mínimos en muchos nutrientes (los más comunes son: zinc, selenio y vitaminas A, D, B, C y E), y se encuentran literalmente en la frontera de la enfermedad, en especial en los llamados grupos de riesgo, como mujeres en edad fértil, embarazadas y posmenopáusicas, niños (en épocas de crecimiento), fumadores, bebedores y ancianos (con problemas sanitarios y sociales añadidos).

Es obvio que se deben plantear cambios en la dieta para corregir dichas deficiencias. Pero lo que caracteriza el concepto de medicina ortomolecular no es un planteamiento de mínimos, sino de niveles óptimos. Para alcanzar la salud óptima se requieren cantidades superiores, por lo que, además de una dieta mejorada, resultarán indicados, en determinadas situaciones, los suplementos nutricionales.

Las dosis óptimas de nutrientes son, junto a la erradicación de la dieta incorrecta, el eje central de la terapia ortomolecular. No todos los nutrientes se prescriben en dosis elevadas. Cuando la nutrición es óptima, sólo es necesario completarla con unos pocos y, debido a que la nutrición ortomolecular considera que cada individuo es único y tiene necesidades bioquímicas particulares, de una persona a otra las concentraciones requeridas serán también diferentes.

Por todas las razones expuestas, miles de profesionales de la salud de todo el mundo (bioquímicos, médicos, biólogos, etc.) creemos que la necesidad individual óptima (NIO) debería sustituir a la imprecisa DDR (o CDR).

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