Читать книгу Tratado de Derecho pop - Bruno Aguilera Barchet - Страница 55
EL SENADO COMO NUEVA ASAMBLEA LEGISLATIVA
ОглавлениеEl senado era, junto a las asambleas populares, la otra institución de participación colectiva del sistema republicano romano. Era una asamblea más restringida que los comicios populares ya que estaba exclusivamente integrado por las figuras más relevantes de Roma. No era pues representativa como los comicios o asambleas populares, pero su influencia política era considerable dado que en ella se integraban los personajes más importantes de la «civitas», lo que hoy Owen Jones define como el «establishment».
Imagen 1. Vista del Foro romano. El edificio de la derecha es la «Curia Iulia», sede del Senado en la Roma imperial (Fotografía de Verónica Velasco Barthel).
Actualmente, el senado sigue existiendo en buena parte de nuestras democracias occidentales. En algún caso tiene sentido, como ocurre en los Estados Unidos, donde hay dos cámaras, una que representa a los electores, la Casa de representantes (House of representatives) y el Senado que representa a los Estados. Así, Estados y electores comparten el Poder legislativo. Sin embargo, en la mayor parte de los casos el senado solo tiene justificación como una forma de debilitar el Poder legislativo, como contrapeso a la cámara elegida directamente. Esta tendencia la inició Napoleón para reforzar el poder del Gobierno, aplicando el principio de divide y vencerás, pues al Poder ejecutivo le es más fácil lidiar con varias cámaras que con una. El senado napoleónico de hecho se convirtió en una cámara de notables al servicio del emperador de los franceses.
Hoy el senado, en Estados democráticos como España o Francia, es una asamblea secundaria pues no tiene más poder que el de mitigar desde el Gobierno el impacto de las decisiones del Congreso de los Diputados o de la Asamblea nacional. Es una herencia del pasado que tiene difícil justificación, salvo la de reforzar el poder del Gobierno frente al Legislativo. Es un poco lo que ocurrió en Roma.
En el caso romano, el senado tuvo menos poder que las asambleas populares hasta que Augusto decidió incorporar a su equipo dirigente a unos senadores que resultaban mucho más operativos a la hora de gobernar.