Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 23

2, 4-6 (=2, 6-8)

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4 No tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. 5 Pues su madre se prostituyó, la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. 6 Por tanto, cerraré con espinos su camino, la cercaré con seto y no hallará sus caminos.

2, 4. “Y no tendré misericordia…”. Este verso retoma el motivo de Os 2, 3, pero constituye una sentencia independiente. ~ynIßWnz> ynEïb. (benē zenūnīm, hijos de prostitución) vuelve al motivo de ~ynIëWnz> ydEäl.y:w> ((yaldē zenūnīm de 1, 2). Hijos significa aquí miembros de la nación y son llamados “hijos de prostitución” no solamente por su origen, sino también porque han heredado la naturaleza y conducta de su madre.

El hecho de que se mencione a los hijos de un modo especial después (y al lado) de la madre, cuando en realidad madre e hijos son los mismos, sirve para insistir en la amenaza, y para poner a los israelitas en guardia contra un tipo de seguridad carnal, en la que los individuos imaginan que, no compartiendo el pecado y culpa de la nación en su totalidad, ellos se liberarán del castigo que les amenaza.

2, 5. “Porque su madre se prostituyó…”. yKiÛ, (porque) y los sufijos de ~t'_r"Ah) o~M'êai ('immâm, su madre, y hōrâthâm, les desnudaré), aparecen como una cláusula puramente explicativa y confirmativa de la frase final de 2, 4; pero si miramos el desarrollo general del pensamiento es obvio que Os 2, 5 no se limita a presentar la expresión “hijos de prostituta”, sino que explica el pensamiento fundamental del pasaje, es decir, que los hijos de la prostituta, que son los israelitas idólatras, no encontrarán misericordia.

Pues bien, dado que la madre y los hijos son los mismos, si aplicamos esta imagen figurativa a su fundamento básico, el castigo de los hijos se aplica también a la madre. De esa manera, la descripción de la prostitución de la madre sirve para explicar la razón del castigo por la que se ha amenazado a la madre en 2, 3. Y esto nos vale para introducir también la palabra que sigue en 2, 5: “Pues su madre se prostituyó…”.

El hifil hv'ybiÞh, en 2, 5, que en cuanto a su forma proviene de yâbhēsh, tiene un significado que deriva de בּושׁ, y aquí no se utiliza en el sentido ordinario de “ser avergonzado”, sino en el sentido transitivo de actuar de un modo vergonzoso, como en 2 Sam 19, 5. Para explicar el sentido de esta palabra en el segundo hemistiquio se describe de manera más minuciosa el sentido de coquetear con los ídolos.

La idea de engaño expresada por la mujer (אמרה, en perfecto, indica una forma de hablar o de pensar que se extiende del pasado al presente), suponiendo que son los ídolos los que le dan comida (pan y agua), vestido (lana y lino) y las otras delicias de la vida (aceite y vino, es decir, mosto y licores que embriagan), es decir, todo aquello que conduce al lujo y a las cosas que son superfluas (algo que encontramos también en Jer 44, 17-18). Esto es algo que surgió de la visión de las naciones paganas del entorno, que eran ricas y poderosas, de manera que los israelitas lo atribuyeron a los dioses de los paganos.

Un pensamiento como ese solo pudo surgir en un momento en que el corazón de los israelitas se había alejado ya del Dios vivo. Porque, mientras un hombre se mantiene en unión vital auténtica con Dios “él contempla con los ojos de la fe la mano de las nubes de Dios, de las que él recibe el agua, la mano del Dios que le guía y de la que depende todo, incluso aquello que aparentemente es más independiente y poderoso” (Hengstenberg).

2, 6. El hecho de vallar el camino, reforzado por la figura similar de edificar un muro para cortar el paso, nos está poniendo ante una situación en la que la mujer no podrá seguir realizando su adulterio con los ídolos. El tema nos sitúa ante un contexto de penuria y tribulación (comparar Os 5, 15 con Dt 4, 30; Job 3, 23; 19, 8 y Lam 3, 7), especialmente ante la penuria y angustia del exilio en el que, a pesar de que Israel se hallaba rodeado de unas naciones idolátricas y tenía por tanto más oportunidades externas para practicar la idolatría, el pueblo aprendió la falta de sentido de todo tipo de confianza en los ídolos, pues ellos eran incapaces de ayudar; en ese contexto, los israelitas aprendieron a volverse al Señor, que hiere y cura (6, 1).

Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores

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