Читать книгу Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores - C. F. Keil - Страница 29

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1 Me dijo otra vez Yahvé: Ve y ama a una mujer amada de su compañero y adúltera; así ama Yahvé a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a dioses ajenos y aman las tortas de pasas.

El carácter puramente simbólico de esta mandamiento divino resulta evidente por la naturaleza del mismo mandamiento, pero de un modo más especial por el epíteto peculiar aplicado a la mujer.

עוד no está conectado con ויּאמר, pues eso va en contra de los acentos, sino que pertenece a לך, y se coloca antes a causa del énfasis. Amar a la mujer, como muestra claramente el cumplimiento del mandato divino en 3, 2, equivale de hecho a tomar una mujer. Y en este caso se escoge bh;a/, 'âhabh, en vez de lâqach, simplemente para indicar desde el comienzo el tipo de unión que se le pide al profeta.

A la mujer se la presenta como amada por su compañero (amigo), como una persona que está cometiendo adulterio. רע tiene el sentido de amigo o compañero, con el que alguien mantiene un tipo de vinculación y relación. No suele indicar simplemente un compañero sin más, sino un compañero con el que uno mantiene relación de intimidad muy profunda (cf. Ex 20, 17-18; 22, 25, etc.). El רע (compañero) de una mujer a la que ama solo puede ser el marido o amante. Esa palabra se utiliza sin duda en Jer 3, 1.20 y en Cantar con referencia a un marido, pero nunca a un fornicador o a un amante adúltero.

Por su parte, el segundo calificativo que se emplea aquí, “cometiendo adulterio”, que forma una antítesis clara respecto a אהבת רע, requiere que en este caso se entienda en relación a un marido. Porque una mujer solo se vuelve adúltera cuando es infiel a su amante marido, y va con otros hombres, pero no cuando abandona a los que son sin más sus amantes para vivir solo con su marido. Si el epíteto se refiere al amor que muestra un amante, de manera que la mujer rompe su matrimonio yendo con él, esto debería haberse expresado con un perfecto o con un pluscuamperfecto.

Por los participios אהבת y מנאפת, el texto supone que el amor del compañero y el adulterio de la mujer son continuos, siendo contemporáneos con el amor que el profeta ha de manifestar hacia la mujer. Esto se opone a la afirmación hecha por Kurtz según la cual tenemos ante nosotros a una mujer que estaba ya casada en el momento en que al profeta se le mandó que la amara, pues esa afirmación va en contra de la construcción gramatical y hace que tenga que cambiarse el participio en un pluscuamperfecto, y porque durante el tiempo en que el profeta amaba a la mujer que había tomado, el רע que desplegaba su amor hacia ella podría haber sido solo su marido, es decir, el mismo profeta, con el cual ella mantuvo la más honda intimidad, fundada sobre el amor, es decir, a través de una relación de matrimonio.

La certeza de esta visión, según la cual ese רע es el mismo profeta adquiere una certeza total por la explicación del mandato divino que sigue. Así como Yahvé ama a los hijos de Israel a pesar de que (o mientras) ellos se inclinan hacia otros dioses, es decir, rompen su matrimonio, así tiene que amar el profeta a la mujer que comete (o cometerá) adulterio, a pesar de su amor, porque el adulterio solo podía darse cuando el profeta había mostrado hacia la mujer el amor que se le había mandado, es decir, cuando se había vinculado con ella por matrimonio.

El epíteto particular que aquí se aplica a la mujer solo puede explicarse por el hecho que se quiere poner de relieve a través de la misma acción simbólica, algo que, como he destacado en la introducción, resulta irreconciliable con la afirmación de que el mandato de Dios se refiere a un matrimonio que debe consumarse de un modo real y externo.

Las palabras כּאהבת יי remiten a Dt 7, 8 y והם פּנים וגו a Dt. 31, 18. La última frase (y aman las tortas de pasas) no se aplica a los ídolos que deberían aparecer así como amantes de tortas de pasas que se les ofrecían pasas (Hitzig), sino que es una continuación de פּנים, indicando la razón por la que Israel se volvía hacia otros dioses. Uvas y tortas de uvas pasas (sobre yveîyvia], de 'ăshīshâh, cf. comentario a 2 Sam 6, 19) son una comida muy delicada, y representa de un modo figurado aquella adoración idolátrica que atrae a los sentidos y que sacia los impulsos y deseos carnales de los hombres. Compárese el tema con Job 20, 12, donde el pecado se describe de un modo figurado como una comida que es hd<F'h; tY:Üx; dulce, como miel nueva en la boca, pero que se convierte luego en hiel y veneno en el vientre. Amar tortas de pasas significa entregarse en manos de la sensualidad. Porque Israel ama eso, se vuelve hacia los dioses. “La religión solemne y austera de Yahvé aparece como comida simple, pero saludable; por el contrario, la idolatría es una comida atrayente, que solo buscan un tipo de epicúreos y personas de gusto depravado” (Hengstenberg).

Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento - Profetas Menores

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