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2. NO EMPEZAR POR EL PRINCIPIO

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Puede parecer normal iniciar el desarrollo de un sistema judicial en línea centrándose en la facilidad para la presentación inicial de demandas. Después de todo, empezar por el principio parece algo intuitivo. Esto es ciertamente lo que ocurrió con el OCMC del Reino Unido, que pasó a la fase Beta pública, abierta a todos, cuando era poco más que un sistema para la presentación electrónica de demandas y solicitudes de defensa. El problema era que para aquellos casos que no se resolvían antes de la vista final y que tenían que hacer todo el recorrido judicial, tendrían que hacer frente a bloqueos más adelante, debido al aumento en el número de casos de este tipo, para los que el antiguo proceso tradicional fuera de línea era lo único que estaría entonces disponible. En la respuesta del Grupo Consultivo del Consejo de Justicia Civil sobre Resolución de Litigios en Línea al Informe Brigg, que siguió a la publicación del Informe Final del Grupo Consultivo, aconsejamos que tendría mucho más sentido comenzar por la modernización de las etapas finales del proceso judicial civil, es decir, por la determinación por parte de los jueces, para posteriormente ir retrocediendo hasta las etapas anteriores (Niveles 1 y 2, como se describe en nuestro Informe), en donde se podrían añadir herramientas para proporcionar apoyo en línea para el diagnóstico y la evaluación de los problemas en el centro de sus litigios y ayudar de este modo a las personas a identificar la mejor forma de resolverlos. Argumentábamos además que la etapa intermedia 2, en la que se encontraría orientación para buscar formas de resolver los litigios y alternativas que pudiesen solicitarse a un juez para que se pronunciase sobre el caso, además de distintas formas de mediación, garantizaría aún más que muchos de los pleitos no avanzasen hasta su resolución final a cargo de un juez. También se dispondría de algunas herramientas de negociación electrónica, como el caso de las ofertas ciegas. El problema es que, al igual que sucedía con LITEKO 1, al facilitar la presentación de los pleitos y hacer el trámite más accesible, el número de nuevos casos aumentaría muy rápidamente y debido a la ausencia de asistencia en materia de evaluación y facilitación, se producirían colas y atascos que durarían hasta que hubiese una resolución final dictada por parte de un juez. Por supuesto, la pandemia de Covid-19 y los consiguientes retrasos en las vistas presenciales han agravado seriamente esta situación.

Sin una evaluación que ayude a los litigantes (y principalmente, por supuesto, a aquellos no representados en las demandas de cuantía reducida) a comprender mejor su reclamación/defensa y a ser más capaces de resolver sus litigios, entonces, aunque el número de casos aumente, sufrirán un atasco al comienzo. Por lo tanto, tendría sentido proporcionar sistemas, especialmente para las vistas interlocutorias por parte de los jueces, así como para las vistas finales, que nos permitiesen sacar provecho de la tecnología y, una vez que se haya establecido, centrarse en las etapas intermedias.

Justicia digital, mercado y resolución de litigios de consumo

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