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SECRETARIO DEL CÍRCULO DE ECONOMÍA
ОглавлениеAdemás del ámbito teórico y estrictamente académico, la conexión con Estapé pronto produciría unos frutos tangibles para Lluch. Gracias a aquel, Lluch se convirtió en el primer secretario del Círculo de Economía a principios de la década de los sesenta. El catedrático asesoraba a un grupo de jóvenes burgueses en la concreción de esta entidad, que debía completar la formación que les proporcionaban los estudios superiores y la práctica profesional en las empresas familiares.
El proyecto había surgido una década antes en una conversación entre el empresario y economista —con estudios de peritaje en la Escuela Industrial— Joan Mas Cantí y Carlos Ferrer Salat. Este último había cursado estudios de Comercio, y, como su familia tenía empresas químicas, había estudiado Ingeniería Química en el IQS (Instituto Químico de Sarrià). Asimismo, era licenciado en Filosofía y Letras y en Ciencias Económicas.[94]
Como el régimen solo permitía registrar asociaciones deportivas, Mas y Ferrer bautizaron su proyecto con el nombre de Club Comodín de Ajedrez. Su finalidad, sin embargo, no era la que constaba de manera oficial. Al principio, el Club se instaló en un local de la calle Laforja y después en su inmueble definitivo, en la Diagonal esquina con Tuset. Los que ya formaban parte de él elegían a aquellos que querían que se les unieran, y así sucesivamente. La financiación corría a cargo de los socios.
Al Comodín se invitaba a personas a dar conferencias y en él se organizaban conciertos y obras de teatro. El historiador Jaume Vicens Vives fue capital en la concreción del Club. El catedrático pensaba que tras la derrota de la guerra civil había que volver a enderezar la sociedad, y que esta tarea debía estar liderada por una nueva burguesía industrial emprendedora, moderna y europea.
Ferrer Salat contactó con Vicens Vives para que los orientara en sus lecturas y reflexiones, y enseguida este último estableció un contacto semanal con Ferrer y sus amigos —Mas Cantí, Carlos Güell de Sentmenat, Guillermo Casanovas, Artur Suqué, Joan Albert Valls y otros—. En aquellas tertulias el historiador insistió mucho en que la burguesía industrial, capital en el siglo XIX como motor del desarrollo económico, tenía que serlo de nuevo.
La relación con Vicens Vives facilitó que aquellos muchachos entraran en contacto con profesores universitarios e intelectuales como Josep Benet; el político, periodista y sobre todo catedrático de Historia contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid Jesús Pabón; el catedrático de Historia de la Filosofía española Rafael Calvo Serer, miembro destacado del Opus Dei opuesto al franquismo y miembro del consejo privado de don Juan; el filósofo y ensayista Josep Ferrater Mora cuando viajaba desde Estados Unidos; el político y escritor Maurici Serrahima; el historiador y divulgador del cine Miquel Porter Moix, y muchos otros.
Lluch había tenido a Vicens Vives como profesor en la facultad, donde impartía Historia económica de España.[95] De él recordaba que entraba en la clase «con paso firme y aire sobrado. Le acompañaban Frederic Rahola y Jordi Nadal. A veces Josep Fontana... El pelo blanco, acaso con luminex. Un micrófono pendiente de un magnetófono que grababa su futuro Manual de historia económica de España, en colaboración con Nadal, te hacía sentir protagonista de cómo se fabrica un libro que haría época [y que se publicó en 1959]. La economía de la calle, entraba, por primera vez, en el aula».
«Arrancaba con el tema preparado durante unos veinte minutos con un ritmo de locomotora. De improviso distendía el ambiente con una anécdota trivial... de la que nos volvía a tirar hacia la sólida argumentación. Dibujaba bien con el yeso asaltando la pizarra hasta acabar unos segundos veinte minutos, al final de los cuales resumía lo que había dicho y lo que diría. El anochecer sumía ya la plaza de la Universitat y esperábamos que pasado mañana llegara», constataba Lluch admirado.[96]
Ernest recordaba que Vicens Vives «no tenía aspecto de rata de biblioteca» y que «empezaba siempre con un hecho corriente que tuviese raíces históricas». «Él estudiaba y lo mostraba». Consideraba, además, que tenía tanta aura porque había escrito libros innovadores y bien titulados. Fue una figura insustituible. También, sin duda, por la transformación del Comodín en un proyecto serio.
A medida que los jóvenes burgueses asesorados por Jaume Vicens Vives pasaron a ocupar responsabilidades en las empresas familiares o de amigos, se optó por dejar atrás el aire estudiantil del Club y darle otro más británico. En los años cincuenta no se podía fundar una asociación que tuviera como objetivo hacer política, pero la economía era un foco de atención cada vez más importante e implicaba una transversalidad que permitía tocar temas muy vinculados con aquella.
Se trataba de crear un espacio para conversar mediante coloquios y encuentros. Sin embargo, había quien quería que dicho espacio fuera recreativo y quien prefería que fuera más formativo. Entre sus integrantes, quienes querían limitarse al aspecto lúdico terminaron afiliándose sobre todo al Círculo Ecuestre, y los segundos transformaron el Comodín, aunque muchos pertenecían a ambos.[97]
A finales de la década de los cincuenta, el Comodín pasó a llamarse Círculo de Economía, aunque no estuviera registrado como tal. El Círculo, pues, se fundó propiamente en la fase de transición entre la autarquía económica y el plan de Estabilización de 1959, que sentaba las bases del inicio de la liberalización económica y del desarrollismo.[98]
En el Círculo estaban representadas tanto la vieja burguesía como la burguesía emprendedora. Las actividades se centraban en conferencias a cargo de personalidades que permitieran el diálogo entre la empresa privada, la universidad y el sector público. Naturalmente, siempre autorizadas de manera previa por el Gobierno Civil.
Sin embargo, en junio de 1960, Vicens Vives, la figura central sin la que la entidad no se habría fundado en los términos en que lo hizo, murió de cáncer. Tenía solo cincuenta años.
A medida que el Círculo, ya sin su mejor guía, fue ampliando el número de asistentes, el perfil de la institución se fue haciendo más heterogéneo —dentro de ciertos límites— y empezaron a asistir economistas procedentes de la universidad y de la empresa, así como técnicos de la Administración. Eso permitió que Casanovas presentara a Estapé, primero aún en Zaragoza, al resto del grupo. El catedrático pronto pasó a ejercer como asesor económico del Círculo.
Tras unos primeros meses sin tener uno, se escogió a Ferrer Salat como primer presidente de la nueva etapa. La transformación del club de amigos en un proyecto serio hizo que pronto la junta necesitara un secretario. Fue entonces cuando Estapé le propuso a Ferrer Salat el nombre de Lluch para ocupar este puesto.[99]
Más adelante el cargo se transformaría en el de secretario general. Así fue como Ernest entró en contacto con un mundo de conocimientos a los que no habría tenido acceso de ninguna otra manera, con aquellos a quienes llamaba los «jóvenes patronos» y también con sus invitados.[100]
Por el Círculo pasaron Joan Sardà, entonces director del Servicio de Estudios del Banco de España; Enrique Fuentes Quintana; José Luis Sampedro; Manuel Jiménez de Parga; Josep Lluís Sureda; Josep Vilarasau; Jordi Nadal; Manuel Sacristán, y muchos más.[101] Algunos de estos nombres habían participado en las conferencias que Lluch había organizado con ocasión del paso del ecuador de la licenciatura. Esta era, precisamente, la segunda consecuencia derivada de dicha acción: su nombre ya no era el de un desconocido en ese nuevo ámbito que se escapaba del estricto mundo estudiantil.
Posteriormente, a mediados de mayo de 1961 se organizó la primera reunión Costa Brava con el título «Problemática del desarrollo económico español». En ella se pretendía poner en relación a técnicos de la Administración, profesores universitarios, empresarios y economistas preocupados por la modernización económica y social del país. Ello hizo que jóvenes de las aulas de Económicas asistieran a las conferencias coloquios del Círculo. En 1962, Ernest pasaría a ser al mismo tiempo vocal de la junta del Círculo, hasta que en abril de 1964 Fortunato Frías lo sustituyó como secretario general.