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TRIAS FARGAS Y LA ECONOMÍA REGIONAL

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Una vez licenciado, en febrero de 1962, Ernest experimentó la alegría de ver publicado el número monográfico de la revista del Ministerio de Comercio, Información Comercial Española, sobre la economía catalana a cuya creación había contribuido. En 1959, la revista había inaugurado una nueva etapa bajo la dirección de Enrique Fuentes Quintana, director del Servicio de Estudios Económicos del Ministerio, dedicando el primer monográfico de una región española a Cataluña. El número, que tendría una repercusión notable en su ámbito, se tituló «Noticia económica de Cataluña», en referencia a la obra Noticia de Cataluña, de Vicens Vives.

Los artículos del monográfico eran fruto de la labor que en el último curso habían llevado a cabo los participantes del seminario de Estapé, en donde habían analizado el primer e importante libro que en otoño de 1960 la Sociedad de Estudios y Publicaciones (SEP) había editado a Ramon Trias Fargas, La balanza de pagos interior. Estudio relativo a la provincia de Barcelona.[109] Incluso habían encontrado errores en los cálculos que había hecho sobre la balanza comercial de 1944-1945, y en la balanza de pagos interior para 1955, que había efectuado con un cálculo metodológico innovador.

Ramon Trias Fargas, hijo del médico Antoni Trias, en 1961 acababa de conseguir la cátedra de Economía Política y Hacienda Pública en la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia. Hacía pocos años que había vuelto de su exilio familiar en Suiza y Colombia con un doctorado en Derecho en Bogotá y una licenciatura en Economía en la Universidad de Chicago. De nuevo en Barcelona, cuando aún no había cumplido la treintena, se asentó en dicha ciudad a comienzos de los años cincuenta, primero como profesor adjunto de Economía en la Facultad de Derecho.

Desde mediados de esa década, Trias Fargas se hallaba vinculado al Banco Urquijo, una entidad vasco-madrileña. En junio de 1956 publicó en Moneda y Crédito. Esta revista mensual, con una década a sus espaldas, pretendía presentar las últimas tendencias en los estudios económicos y constituirse en el altavoz de una economía abierta en el contexto de la autarquía franquista.

Sus directores, Agustín Viñuales y Julio Tejero, también estaban vinculados al Urquijo. Franco consideraba que estos círculos eran como una quinta columna. La revista publicaba trabajos de los mejores economistas del país. Trias Fargas presentó en ella «El espacio en el análisis económico», en el que explicaba que formaba parte de un estudio que pretendía determinar la balanza de pagos interregional española. Amparó el estudio la SEP, fundada a partir del acuerdo entre el Urquijo y una de sus filiales, la Compañía Financiera y Mercantil.

El artículo situó a Trias al frente de la divulgación de la economía regional en España. La idea de introducir el espacio en la economía la había iniciado, apenas comenzada la década de 1950, el norteamericano Walter Isard, que solo dos años antes, en 1954, había fundado la Regional Science Association. En el mundo académico se conocía como «ciencia regional» la aplicación de la variable espacio en los modelos económicos.

En Cataluña, la principal motivación consistía en estudiar la economía catalana con su propia entidad y compararla con unidades similares. Eso, que con el tiempo resultó ser una obviedad, en la España franquista había que hacerlo con un cierto disimulo porque era una osadía. No era tan sencillo explicar que, con datos desagregados, se podía hacer economía catalana y balanzas de pagos.

Entrar en estos cálculos era toda una revolución. Hasta entonces no había datos, ni tampoco se había prestado atención a los que no correspondían a España en su conjunto. No era extraño, sin embargo, que Lluch y el resto de los estudiantes del seminario de Política Económica se sintieran atraídos por el trabajo de Trias Fargas. Como decía Estapé, los alumnos más interesantes eran los más politizados porque querían trasladar lo que se explicaba en la facultad a la estructura del país.[110] Y, precisamente, eso es lo que permitía la economía regional.

Lluch participó en el monográfico «Noticia económica de Cataluña» con un artículo escrito junto con Jordi Petit Fontserè, que se licenció aquel año, sobre «La industria corcho-taponera».[111] Ernest también firmó «La balanza comercial interior de Cataluña» con Núria Bozzo, Martí Capdevila, Antoni Casahuga, Manuel Esteve, Jordi Estrada, Clemente Martínez del Campo y Guillem Sànchez Juliachs.[112]

El estudio presentaba una tabla de outputs y una balanza comercial de Cataluña correspondiente a 1957. Los autores, además, repasaban la tradición temática que provenía del siglo XIX y en las conclusiones se determinaba que el intercambio era ventajoso para la economía catalana. Además, se detectaba que las exportaciones de las industrias mecánicas habían desplazado a las del sector textil. También se exponía la necesidad de analizar otras sub-balanzas de la balanza de pagos y criticaba la falta de información estadística.

Ese mismo febrero de 1962, Ernest publicó su primer artículo sobre economía en Destino, donde colaboró de manera esporádica.[113] Continuó, además, escribiendo artículos relacionados con la economía regional.[114] Incluso intentó concebir todas las políticas de la desaparecida Mancomunidad de Cataluña en términos de regionalismo económico, y justificar que el ente se hubiera endeudado para asegurar unos servicios públicos nuevos sin contar con el traspaso correspondiente de impuestos.[115]

Entretanto, aquel mismo año se quebró el periodo de calma que se había vivido entre 1959 y 1961 impuesto en el mundo del trabajo por la dureza de las primeras consecuencias en el plan de Estabilización y en la universidad por la consolidación interna de nuevas organizaciones. El Comité de Coordinación Universitaria promovió una campaña de agitación para reclamar las libertades nacionales y culturales de Cataluña, las libertades políticas democráticas, la democratización del sindicato universitario, la amnistía de presos y exiliados, etcétera.[116]

En primavera, los estudiantes de la Universidad de Barcelona se movilizaron en solidaridad con las huelgas de trabajadores que tenían lugar en Asturias. Un grupo de afiliados al PSUC fueron detenidos, entre ellos la futura historiadora Anna Sallés y su pareja, el escritor Manuel Vázquez Montalbán, al que la policía golpeó en la cabeza en el patio de Letras hasta dejarlo ensangrentado.

Tras pasar por los interrogatorios de los hermanos Creix en la temida comisaría de Via Laietana, fueron llevados a la cárcel. Vázquez Montalbán y otros, como Salvador Clotas o el compañero de seminario Martí Capdevila, fueron trasladados a la cárcel de Lleida, donde estuvieron más de medio año. A pesar de estar muy ajetreado, Lluch fue algún domingo a visitarlos. Y eso no lo hacía todo el mundo.[117]

El día de San Jorge nació Edicions 62, el proyecto impulsado por Cahner y Bastardes, con Nosaltres, els valencians («Nosotros, los valencianos») de Joan Fuster, que para Lluch era «una mezcla perfecta de historia, literatura, política y cultura, pero también de economía, lo que todavía me admiraba más».[118] De entrada, la editorial se centraba en el ensayo y en libros sobre la cultura popular catalana, y tenía su sede en la Gran Via de les Corts Catalanes, pero pronto se convertiría en una editorial generalista.

En su proceso de creación, los dos directores conectaron con varios intelectuales para concretar la orientación de la nueva empresa. Intervinieron algunos como el mismo Fuster, Joaquim Molas, Alexandre Cirici-Pellicer y Josep Benet, pero también con los hermanos Lluch.

Ernest fue el que tuvo la idea de que la primera colección se llamara Llibres a l’Abast («Libros al alcance»), en la que apareció el libro, que se convertiría en mítico, del intelectual de Sueca. De este modo pasó a ser asesor no retribuido de la editorial, que a la larga le publicaría una buena parte de sus trabajos.

Aquel verano, cinco años después de haber tenido la idea de la necesidad de crearlo, Trias Fargas fue nombrado director del Servicio de Estudios del Banco Urquijo en Barcelona.[119] Dicho servicio enseguida adquirió una gran influencia, además de ser un motor de la economía catalana y de formación de economistas, vinculado al mundo cultural e intelectual barcelonés. Juan Lladó era el presidente del Banco Urquijo, mientras que el financiero y político mallorquín Félix Escalas Chamení estaba al frente del patronato del Servicio de Estudios. También formaban parte, entre otros, Pere Duran Farell, Carlos Ferrer Salat y Fabián Estapé.

La conexión con el catedrático, la labor del Círculo de Economía y el hecho de haber participado en el estudio «La balanza comercial interior de Cataluña» propiciaron que Lluch entrara en contacto con Trias Fargas. Este le dio trabajo en el Servicio de Estudios, el primer trabajo «decente» que tuvo y que podía compaginar con el de secretario de la junta del Círculo. Tenía veinticinco años.

En septiembre de aquel 1962 firmó con el propio Trias Fargas la comunicación «Balance of payments studies for the Region of Catalonia», que presentaron en el coloquio de la Asociación de Ciencia Regional celebrado en Zúrich.[120] Se trataba de un análisis sobre las diferentes balanzas comerciales de Cataluña con el resto del Estado desde el siglo XIX en adelante.

Esa incursión en la economía regional también influiría en los artículos que publicaba en Promos. Hasta entonces se habían centrado en el ámbito internacional, pero a partir de ese momento sus artículos pasarían a abordar temas de economía catalana y española, desde las balanzas de pagos hasta cuestiones relacionadas con la vivienda. Aunque en esa etapa sus colaboraciones fueron espaciándose.[121]

Ernest Lluch

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