Читать книгу Poesía - Juan Ariel Pullao - Страница 17

3

Оглавление

Odias el sabor de las legumbres y el color de la madera. No te gustan las remeras blancas ni los desordenados dibujos de los suéteres.

Antes prefieres las viejas camisas de otoñales colores, organizados en cuadros o rombos que se cortan en los dobleces,

o los rectángulos impresos sobre los sombreros que las tiendas exhiben.

Prefieres el aroma de las hojas y el color de los álamos. Prefieres la fragancia del bosque y el viento que asciende por las ramas.

Y cómo te gusta el aroma del café, o el brillo de las tazas cuando el té se encuentra en ellas difundiendo el sabor del boldo,

vas a las casas de té y allí esperas que la tarde pase mientras la ciudad acontece bulliciosa.

Oh, no te importa que el día termine sobre las horas de la lluvia, ni que el atardecer descienda por las calles colmadas de comercios.

No te importa que se detengan los camiones del sur, ni que se apaguen los faros que cuelgan del barrio.

Pero extrañas la brisa del viento alejando los aromas del día, y las medialunas color de oro y el grito de los pájaros en la noche.

Te gusta ver la lluvia salpicando los edificios y el sol que se enciende en el otoño amargo.

Y mientras los álamos miran la tarde y el cielo sobre ellos se aclara débilmente, tú tienes un silencio que crece como una sombra en el día.

Tú tienes los pensamientos de la aurora, y la boca cubierta de crepúsculos.

Oh, delante de los transeúntes los perros cruzan lentamente. Los niños juegan en el borde del camino. Las hamacas se mueven con la brisa.

Sobre ti pasan las nubes y pájaros y tristezas. Prefieres el sol y la soledad del día.

Prefieres la tarde quemándote los hombros, el estío ardiendo sobre tu frente.

Y mientras la lluvia cae contra las ventanas del barrio, tu adolescencia se desgaja en aromas y silencio.

Poesía

Подняться наверх