Читать книгу Poesía - Juan Ariel Pullao - Страница 7

3

Оглавление

Sobre las copas de los árboles el sol acaricia, suavemente, las altas ramas del nogal. El viento desciende por el camino como un caballo que corre cuesta abajo.

Parece que la claridad crece con el paso del día. Parece que las sombras se proyectan en los caminos del bosque.

Una leve luz muestra las casas viejas que dan hacia el sur. Y mientras en las retamas se abren pequeñas flores amarillas,

las amapolas del sendero fulguran, tenuemente, ocultas entre pastos y hierbas polvorientas.

Oh, pequeña, tus trenzas son rubias y suaves y por ellas se eleva, nuevamente, el aroma del día.

Tus ojos miran las nubes iluminadas por la luz.

Tus manos rozan las puntas de los pastos.

Y con tu vestido blanco recorres el camino donde crecen los lupinos y los dientes de león.

Oh, cuántas veces la aurora ha descendido sobre estas cosas sin ser más que luz y estación.

Cuántas veces los campos se cubrieron de rocío sin que nadie en los establos lo supiera.

Cuántas veces las ascuas se apagaron, después de haber brillado en la noche, dejando brasas y cenizas que el viento del alba deshizo.

Pero la soledad aquí es amplia y profunda y los pinos están cargados de aroma y musicalidad. La soledad aquí tiene una tranquilidad que crece ocupando la floresta.

Y como nadie sabe lo que sucede en los campos, nadie ha visto el día amontonándose en el silencio, ni las enredaderas que avanzan sobre los techos mojados,

ni las ramas que se quiebran en el suelo de agosto, ni el alba que desciende, como una paloma, sobre el bosque andino.

Poesía

Подняться наверх