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Por consiguiente, tras regresar Abraham desde Egipto al lugar de donde había venido, en ese momento Lot, el hijo de su hermano, se separó de él a la tierra de los sodomitas, quedando salvaguardado su afecto. Lo cierto es que se habían hecho ricos y empezaron a tener muchos pastores de sus rebaños y, al pelearse estos entre sí, evitaron de ese modo una encarnizada discordia entre sus familias. De ahí ciertamente, tal como son las relaciones humanas, podía haber surgido incluso entre ellos mismos alguna disputa. Por ello, estas son las palabras que dirige Abraham a Lot tratando de evitar ese mal: Que no haya disputa entre tú y yo, ni entre mis pastores y los tuyos, porque nosotros somos hermanos. ¿Acaso no tienes toda la tierra ante ti? Sepárate de mí, si tú vas a la izquierda yo a la derecha, o bien si tú a la derecha yo a la izquierda119. De ahí se origina tal vez la pacífica costumbre entre los seres humanos de que cuando se ha de repartir algún terreno, el mayor divida, el menor elija120.

La ciudad de Dios. Libros XVI-XXII

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