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Asimismo, puede producir inquietud cómo conviene que se interprete lo que aquí se ha dicho: Y el varón que no se circuncide la carne de su prepucio al octavo día, aquella alma se perderá de su linaje, porque rompió mi alianza152, porque no tiene ninguna culpa el niño, cuya alma dijo que perecería, y él mismo no rompería la alianza de Dios, sino los adultos, que no se preocuparon de circuncidarlo. A no ser porque también los niños pequeños, no por su particular forma de vida, sino por el origen común del género humano, rompieron todos la alianza de Dios en aquel único en el que todos pecaron153. Lo cierto es que muchas alianzas se llaman de Dios, aparte de aquellas dos grandes, la antigua y la nueva, que es lícito a cualquiera conocer mediante su lectura. Pero la primera alianza que se realizó con el primer hombre, es, efectivamente, aquella: el día en que comas, morirás por la muerte154. De donde está escrito en el libro que se titula Eclesiástico: toda carne envejece como un vestido. Y esta es la alianza desde el comienzo de los tiempos: morirás por la muerte155. En efecto, dado que después fue promulgada una ley más clara y el apóstol dice: donde no hay ley no hay transgresión156, ¿cómo puede ser verdad lo que se dice en el salmo: he juzgado transgresores a todos los pecadores de la tierra157, a no ser porque todos los que están encadenados a algún pecado son reos de transgredir alguna ley? Por lo cual, si incluso los niños pequeños, como sostiene la verdadera fe, nacen pecadores, no por ellos mismos, sino por su origen, de donde proclamamos que les es necesaria la gracia de la remisión de los pecados, ciertamente, del mismo modo en que son pecadores, también se les reconoce transgresores de aquella ley que fue promulgada en el paraíso. De ese modo, son ciertas ambas afirmaciones de las escrituras: he juzgado transgresores a todos los pecadores de la tierra, y donde no hay ley no hay transgresión. Y por esto, porque la circuncisión fue signo de regeneración y merecidamente al niño pequeño, a causa del pecado original por el que fue rota la primera alianza de Dios, lo habrá de destruir la generación si no lo libera la regeneración, así deben entenderse estas palabras divinas, como si dijera: «aquel que no haya sido regenerado, su alma desaparecerá de su linaje», porque rompió la alianza de Dios, cuando él mismo también pecó en Adán con todos. Pues si hubiese dicho: «porque rompió esta alianza mía» obligaría a que se entendiera exclusivamente respecto a esa circuncisión. Pero en realidad, puesto que no expresó que clase de alianza rompió el niño pequeño, se es libre de pensar qué se dijo respecto a aquella alianza cuya ruptura puede corresponder a un niño pequeño. Pero si alguien sostiene que esto se ha dicho exclusivamente respecto a esa circuncisión, porque el niño pequeño ha roto en esta la alianza de Dios, dado que no ha sido circuncidado, busque algún modo de expresión por el que pueda entenderse razonablemente que había roto la alianza, porque, aunque no fue rota por él, sin embargo fue rota en él. Pero así también debe advertirse que el alma de un niño pequeño no circuncidado no perece injustamente por ninguna falta suya propia, sino por la sujeción al pecado original.

La ciudad de Dios. Libros XVI-XXII

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