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ОглавлениеJacob es enviado por sus padres a Mesopotamia para que tome allí esposa. Estas son las palabras de su padre al enviarle: No tomarás esposa entre las hijas de los cananeos; levántate y huye a Mesopotamia, a casa de Batuel, el padre de tu madre. Y toma para ti de allí una esposa entre las hijas de Labán, hermano de tu madre. Y que mi Dios te bendiga, te haga prosperar y multiplicarte, y darás lugar a una asociación de naciones; y allí te dé la bendición de Abraham, tu padre, a ti y a tu descendencia después de ti, para que te conviertas en heredero de la tierra que habitas, que Dios entregó a Abraham210. Aquí ya entendemos que la descendencia de Abraham se disgregó de la otra descendencia de Isaac, que se originó a partir de Esaú. En efecto, cuando se dijo: En Isaac recibirá su nombre tu descendencia211, perteneciendo ciertamente la descendencia a la ciudad de Dios, de ahí se separó otra descendencia de Abraham, que se hallaba en el hijo de la esclava y que iba a encontrarse en los hijos de Cetura. Pero hasta el momento resultaba incierto respecto a los dos hijos gemelos de Isaac si aquella bendición pertenecía a ambos o a uno solo de ellos, y si a uno solo, cuál era de los dos. Esto fue declarado ahora cuando Jacob es bendecido proféticamente por su padre y se le dice: y darás lugar a una asociación de naciones; y allí te dé la bendición de Abraham, tu padre.
Por tanto, mientras se dirigía a Mesopotamia, Jacob recibió un oráculo en sueños, del que ha sido escrito así: Y Jacob salió del pozo del juramento y marchó a Jarán y llegó a un lugar y durmió allí, pues se había puesto el sol. Cogió una de las piedras del lugar, la colocó bajo su cabeza, se quedó dormido en aquel lugar y tuvo un sueño. Y he aquí una escalera fijada sobre la tierra cuya cima llegaba al cielo, y los ángeles de Dios subían y bajaban por ella, y el Señor se apoyaba sobre ella y dijo: Yo soy el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac, no temas; la tierra sobre la que estás durmiendo te la daré a ti y a tu descendencia; y tu descendencia será como la arena de la tierra, y se extenderá más allá del mar, hacia el Ábrego, hacia el Aquilón y hacia oriente. Y serán bendecidas en ti y en tu descendencia todas las tribus de la tierra. Y he aquí que yo estoy contigo, protegiéndote en todos los caminos por donde vayas, y te haré volver a esta tierra porque no te abandonaré hasta que haga todo lo que he hablado contigo. Y Jacob se despertó de su sueño y dijo: el Señor estaba aquí pero yo no lo sabía. Y sintió temor y dijo:¡qué terrible es este lugar! Pues no es sino la casa de Dios y esta es la puerta del cielo. Y Jacob se levantó y cogió la piedra que había colocado allí bajo su cabeza, la dispuso como monumento y derramó aceite sobre su cúspide; y Jacob dio como nombre a aquel lugar casa de Dios212. Esto pertenece a una profecía; y Jacob no derramó aceite sobre la piedra según la costumbre de la idolatría, como si la convirtiera en Dios; ni adoró aquella piedra ni le ofreció sacrificios, sino que, puesto que el nombre de Cristo procede de crisma, es decir, de unción, sin duda aquí está simbolizado algo tal que concierne a un gran misterio213. La escalera, por su parte, se entiende que el propio Salvador nos la trae a la memoria en el Evangelio, donde, tras haber dicho de Natanael: he aquí en verdad un israelita, en el que no hay engaño214, porque Israel había visto esta misma visión (pues él mismo es Jacob), en el mismo lugar dice: en verdad, en verdad os digo, veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el hijo del hombre215.
En consecuencia, Jacob se dirigió a Mesopotamia para tomar allí esposa. Y por qué motivo le aconteció tener allí cuatro mujeres, de las cuales procreó doce hijos y una hija, no habiendo deseado a ninguna de ellas ilícitamente, lo indica la escritura divina. Lo cierto es que había venido con la intención de tomar una sola216. Pero como le fue sustituida una <por otra>, y no abandonó a esa misma, de la que había disfrutado por la noche sin saberlo, para que no pareciera que la había poseído con la intención de ultrajarla, y en aquella época, en la que ninguna ley impedía tener muchas esposas por causa de la multiplicación de la descendencia, tomó también a aquella, única a la cual ya había dado su palabra de un futuro matrimonio. Y al ser esta estéril, le entregó su esclava a su esposo para que él pudiera tener hijos de ella misma. Y esto también lo hizo imitándola su hermana mayor aunque había dado a luz, puesto que deseaba multiplicar su prole. Se lee que Jacob no pidió más que una sola, y que no disfrutó de muchas excepto por el deber de engendrar descendencia, respetando el derecho conyugal hasta el punto de que no lo hubiera hecho si sus esposas no le hubieran reclamado que lo hiciera, las cuales tenían legítima potestad sobre el cuerpo de su marido217. Así pues, engendró doce hijos y una hija de cuatro mujeres. Después entró en Egipto por su hijo José, que fue llevado allí después que hubo sido vendido por sus hermanos envidiosos y allí elevado a lo más alto.