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LAS RELACIONES DE OBJETOS Y EL MUNDO INTERPERSONAL
ОглавлениеMientras que muchos usan el término «relaciones de objetos» para referirse a las relaciones con otras personas, Freud lo usó intencionalmente para referirse a la predisposición de los instintos para usar lo que tuviesen disponible para la descarga, incluyendo, como dije, objetos inanimados, ideas y otras imágenes mentales, partes o contenidos del cuerpo, así como personas. La teoría central de la sexualidad infantil se construye en torno a los orificios corporales, orientados a través de su contenido particular (comida-boca; heces-ano), no a las personas como tales: la etapa oral de Freud no es una metáfora de la dependencia global del niño de su madre. Aunque la fase de Edipo marca un cambio en la dirección social, la satisfacción y las ansiedades genitales marcan su dinámica básica. Estas complejidades se convirtieron en una dimensión central de las diversas controversias y desarrollos que se produjeron en el siglo siguiente a las propuestas originales de Freud.
Es en este contexto donde las «teorías de relaciones de objetos» se denominaron así, ya que formulan tales relaciones de una manera más cercana a los intercambios entre personas. Incluso las teorías que consideran esas relaciones como sustancialmente construidas sobre fantasías, como la de Melanie Klein, apuntan a los tipos de necesidades y amenazas que son normalmente parte de las relaciones interpersonales: bienestar, hambre, desamparo, aniquilación y similares, incluso cuando éstas son apenas reconocidas en las principales corrientes de las teorías. En su magistral e influyente exégesis de las relaciones de objeto en el psicoanálisis clínico, Jay Greenberg y Stephen Mitchell (1983, p. 4) escribieron:
Manifestar la enorme importancia clínica de las relaciones de objetos ha sido el problema conceptual central dentro de la historia de las ideas psicoanalíticas. Todos los principales autores psicoanalíticos han tenido que abordar esta cuestión, y su manera de resolverla determina el enfoque básico y sienta las bases para la posterior teorización.
(cursiva en el original)
Los psicólogos del yo trataron de resolver el dilema dando cada vez más peso al papel de las realidades y relaciones reales, al tiempo que mantenían los instintos y procesos primarios en su modelo (estimulados, de hecho, por las revisiones de Freud de sus primeros modelos a la mitad de su carrera profesional). El Middle Group británico y los psicólogos del self americanos argumentaron que los motivos sociales y las relaciones reales de cuidado eran más importantes que los impulsos de vida o muerte, lo que se extendía a su interés en los efectos directos de las relaciones analista-paciente. Los analistas interpersonales y relacionales presentaron argumentos similares, llevándolos aún más lejos para abarcar el intercambio mutuamente influyente entre la subjetividad personal del analista y la del paciente como parte de la acción terapéutica analítica. Las diversas maneras de resolver estos conflictos a través de diferentes transacciones clínico-teóricas es lo fundamental en este libro. Cuando me han presionado para responder a la incómoda pregunta sobre mi propia «orientación psicoanalítica», me he descrito a mí mismo como «un freudiano de las relaciones intersubjetivas-objetuales». Aunque estas diferentes perspectivas no siempre son explícitas en mi trabajo clínico o en mis teorías, normalmente están cerca.