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Técnica clínica

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Haber puesto el acento en las defensas, la ansiedad y las estructuras psíquicas contribuyó a un cambio sutil pero significativo en la técnica. En lugar de interpretar directamente los impulsos instintivos, las fantasías o recuerdos reprimidos, como hizo Freud en sus primeros trabajos y Klein continuó haciendo, el analista debía trabajar a través de las defensas del paciente y las estructuras de carácter, incluyendo las ansiedades que las provocan. Las defensas darían paso a nuevos contenidos, pero también a nuevas defensas y ansiedades: tales secuencias podrían repetirse durante períodos prolongados. La transferencia siguió siendo central, pero entonces también se entendió como algo a lo que se puede resistir, así como una fuente de resistencia, ya que puede encubrir otras dinámicas, incluyendo otras transferencias. (Véase Greenson, 1967; y Sandler et al., 1991, para revisiones fidedignas de esta orientación).

Si los mecanismos de defensa no fueran adecuados, podría producirse un colapso psíquico. Freud clarificó lo que se convertiría en una distinción central entre la neurosis y la psicopatología característica más grave. Se consideró que las patologías más generalizadas reflejaban déficits en el desarrollo preedípico, mientras que las neurosis reflejaban una resolución edípica más satisfactoria, aunque defectuosa. En El yo y el ello, su exposición definitiva del modelo estructural, Freud (1923) escribió que «[Es] aconsejable, especialmente en lo que respecta a los neuróticos, asumir la existencia del complejo de Edipo por completo» (p. 33). La neurosis se organizaba en torno a las ansiedades más «avanzadas», como la castración y la culpa, mientras que las patologías «preedípicas» implicaban los temores más básicos y «primitivos» de la aniquilación, la separación y la falta de amor.

Se estandarizó un enfoque de dos niveles para la técnica analítica y la acción terapéutica: la interpretación de las defensas y los conflictos psíquicos debía ofrecerse a los pacientes neuróticos de «nivel edípico», mientras que a los pacientes caracterológicos preedípicos se les ofrecía un enfoque orientado al desarrollo. La nueva teoría clínica da una gran importancia al impacto del desarrollo incompleto o bloqueado, con términos como «retraso en el desarrollo», «déficit» y «fijación», que se están volviendo bastante comunes (A. Freud, 1965; Group for the Advancement of Psychiatry, 1966). Esto sugiere que la relación terapéutica y sus efectos en la estimulación del crecimiento y la crianza podrían producir un cambio real en la estructura psíquica, ya sea junto con la interpretación del conflicto psíquico o en lugar de ella: las fuerzas para el crecimiento psicológico podrían así nutrirse y, por lo tanto, reactivarse. Este enfoque seguía siendo controvertido, ya que algunos analistas han seguido sosteniendo que un «cambio estructural» profundo sólo podía lograrse mediante la interpretación de transferencias, resistencias, defensas y otros conflictos.

Las relaciones en el desarrollo

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