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SISTEMAS DE PROTECCIÓN FRENTE A LOS RADICALES LIBRES

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SISTEMA DE PROTECCIóN ENDóGENO

Con el fin de evitar la proliferación de radicales libres, todas las células vivas (animales y vegetales) poseen un potente dispositivo enzimático. Estas enzimas, que permiten la eliminación de los radicales, así como de sus otras formas reactivas (peróxidos) antes de que comiencen su acción destructora sobre los elementos celulares, son, por una parte, el superóxido dismutasa (SOD) y sus elementos catalizadores –SOD citoplasmática (Cu, Zn) y SOD mitocondrial (Mn)– y, por otra, la catalasa (Fe) y la glutatión peroxidasa (GPX-Se). Para lograr el correcto funcionamiento de estas vitales enzimas antioxidantes, es necesario asegurar el aporte de los catalizadores que las activan: Zn, Cu, Mn y Se, especialmente. El zinc, además, entre sus muchas actividades enzimáticas, actúa como protector de las proteínas y del glutatión.

La actividad óptima de la enzima glutatión peroxidasa (GPX) es inherente a la cantidad y calidad del glutatión, un aminoazufrado tripéptido (L-cisteína, L-glicina, ácido glutámico), especialmente en su forma activa, es decir, GSH o glutatión reducido. Para la formación y recuperación del glutatión (de glutatión oxidado a glutatión reducido) son necesarios, no sólo los tres aminoácidos que lo forman, sino también el selenio. Además las últimas investigaciones indican que la mejor manera de estimular los niveles de glutatión reducido es mediante la ingesta óptima de vitamina C. En la actualidad, el glutatión está considerado uno de los nutrientes más activos frente a diferentes formas de cáncer. Su acción beneficiosa proviene tanto de su implicación en el sistema de protección endógeno (GPX) frente a la peroxidación lipídica como de su función en las vías de detoxificación enzimática del hígado, y es un buen neutralizador de numerosos productos xenobióticos, obviamente tóxicos.

SISTEMA DE PROTECCIóN EXóGENO

Aunque a lo largo de la obra presentaré con mayor detenimiento los principales antioxidantes, ahora, a modo de «aperitivo», expongo algunos conceptos básicos.

Los antioxidantes son «cazadores» que intervienen al comienzo de los ciclos de peroxidación, tales como las vitaminas E, A, C, los flavonoides y los polifenoles de las vitaminas P. En biología radicalar, los déficit en estos nutrientes se consideran fundamentales, aunque suelen ser despreciados en la práctica clínica. Se trata de nutrientes que se combinan con el oxígeno con mayor facilidad que los componentes a los que deben proteger. Dicho de otro modo, son auténticos «mártires» que se sacrifican ante el oxígeno para «salvar la vida» de las delicadas membranas celulares y garantizar la integridad de las células. Contribuyen a que las reacciones deseadas del oxígeno se desarrollen con normalidad y bajo control.

El bioquímico Richard A. Passwater definió un concepto fundamental en el uso de antioxidantes, que algunos autores han denominado sinergia antioxidante. Mientras que D. Harman, como ya he señalado, fue el primero en postular que ciertos antioxidantes podían alargar la vida reduciendo el estrés oxidativo y centró sus estudios en la actividad que cada uno realizaba por separado, Passwater demostró que la sinergia de varios nutrientes antioxidantes resultaba más efectiva que la toma aislada de cada uno de ellos.

Éstos son los antioxidantes más importantes, también llamados antioxidantes mayores:

• La vitamina E es el principal antioxidante de la membrana celular. Se posiciona en dicha membrana protegiéndola de la peroxidación. Además estabiliza los radicales libres superóxido e hidroxilo, e inactiva el oxígeno simple (radical generado por las radiaciones solares en la piel). Junto con el selenio, protege contra las mutaciones celulares.

• La vitamina C es el principal antioxidante de la sangre, protegiendo los lípidos de la sangre del ataque de los peróxidos (es el único que puede realizar esta función). Asimismo, estabiliza los radicales superóxido e hidroxilo e inactiva el oxígeno simple. Por otro lado, el ácido ascórbico se sitúa cerca de la membrana celular, en el lado citoplasmático y permite economizar la vitamina E. Protege especialmente del monóxido de carbono, de las nitrosaminas, del cadmio y de los aldehídos.

• El betacaroteno es la provitamina A. Tras ser transformado en vitamina A por el organismo, completa la acción antioxidante de la vitamina E. Protege la epidermis de las agresiones solares, neutralizando el oxígeno simple (que ha sido transformado en radical por los rayos ultravioleta del sol). Su acción protectora es particularmente interesante en pulmón, tejidos respiratorios y epidermis.

• Las moléculas vegetales antioxidantes ayudan a eliminar radicales libres y protegen la pared venosa. Los bioflavonoides agrupan sustancias que presentan acción vitamínica P. Son pigmentos fitoquímicos que actúan como antioxidantes protegiendo a las plantas y a los animales que las consumen, incluido el hombre, contra el daño producido por los radicales libres. Mejoran la actividad de la vitamina C y fortalecen los vasos sanguíneos. Los antocianósidos del mirtilo, el resveratrol y la viniferina de la Vitis vinifera (uva) y la luteína del extracto de caléndula pertenecen a esta familia de moléculas vegetales antioxidantes. A continuación, se enumeran las principales características:

Los antocianósidos. Un estudio reciente ha demostrado que un concentrado de antocianósidos de mirtilo, rico en cianidina y delfinidina, tenía una actividad antioxidante muy superior a la de la quercitina, antioxidante de referencia (Morazzoni y Malandrino, 1995).

El resveratrol. Científicos de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) han confirmado la acción antioxidante, protectora cardiovascular y antitumoral del resveratrol, presente en cantidades importantes en el escobajo de la uva (revista Science, enero de 1997).

La luteína. Este pigmento, macular y potente antioxidante, asegura una mejor protección ocular. Investigaciones recientes han demostrado que podría reducir el riesgo de cataratas y de degeneración macular (Am. Journal. Of. Clin. Nut., octubre de 1999).

Aunque, hasta la fecha, no se ha descubierto una «molécula milagro», que sea capaz de frenar completamente la proliferación de radicales libres, lo que implicaría, en gran medida, detener el envejecimiento, sí es posible controlar y reducir al mínimo las agresiones oxidativas mediante el aporte combinado de los antioxidantes mayores y otros elementos nutricionales que estimulan una reacción enzimática global y optimizan las capacidades metabólicas. En la tercera parte de la obra se incluye una interesante lista de nutrientes antioxidantes.

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